Capítulo 2: Su aroma

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Decidimos bajar al cuarto, solo para llevarnos otra sorpresa; no solo mis sábanas habían pasado de azul oscuro a un tono de rosa claro, si no que también toda mi ropa había pasado a ser ropa de chica, habían blusas, faldas, vestidos, camisas con encaje, y ya ni hablemos de la lencería, bragas de todos los tipos.

—Entiendo lo de la topa, ¿Pero la sábana era necesaria? ¿Una chica no puede tener sábanas azules? — dije enojada.
—Tranquila, al menos cada quien sigue teniendo su cama — dijo en un intento de calmarme.
—Ah… Supongo que tienes razón —
—Si, dormir en una misma cama sería…— dijo mientras cruzaba miradas conmigo.

Creo que ambos pensamos lo mismo “No me desagradaría hacerlo” pero ninguno se atrevió a decirlo, en cambio solo nos sonrojamos mientras seguíamos viéndonos fijamente.

—Ah, yo… Iré por unas bebidas calientes, todavía debes tener algo de frio, no parece que tengas buenas chompas para este frio, puedes usar una de las mías si quieres — dijo, antes de salir torpemente del cuarto.
—Ah, sí, gracias — dije mientras apartaba mi mirada de él.

Pero qué estás pensando, ¿Por qué la idea de dormir con él te emociona de esta manera?, me sentía confundida, mis emociones estaban descontroladas dando vueltas en mi cabeza y podía sentir mi corazón latiendo sin control.

Traté de calmarme respirando profundamente, primero que nada, debía abrigarme, me quité la casaca jean que tenía y me puse una de sus chompas. Me quedaba algo grande, pero abrigaba bien, era cómoda. De hecho, podía sentir un leve aroma corporal, ¿Era el de él? Era agradable, no podía dejar de olerlo, aún si era leve, estaba sobre toda la chompa, era como tenerlo cerca, como si me calentara con su abrazo.

—Ya volví, preparé un poco de café con lech…che—

Me vio, me dejé llevar por la agradable sensación y no lo escuché acercarse, vio como me estremecía con el aroma que su chompa desprendía. Mi cara debió parecer la de un tomate por la vergüenza que sentía.

—Ah… No… No es lo que parece, yo… Yo solo estaba…— no sabía que decir. Entre el olor y la vergüenza no podía pensar claramente. Tampoco sabía cómo iba a reaccionar, que tu antiguo amigo olfatee tu chompa de esta manera, mientras está convertido en mujer, no debe ser muy agradable.

Él solo dejó las bebidas a un costado y empezó a acercarse a mi.
—Es-Espera, yo solo…— No sabía qué estaba pensando, o si estaba molesto o que. El miedo y la vergüenza combinados estaban apunto de hacerme llorar. Pero lo que hizo no me lo esperé para nada.

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