Cuando vuelvo a entrar en casa no hay rastro alguno de la sangre, ni del cadáver.
Aún así, mis ojos se posan en la sangre del suelo. Sangre, que aún puedo ver en mis manos, pese a haberme lavado y frotado, hasta el punto en el que mi piel ha quedado roja.
–Tenemos que irnos–. Murmura Cole, mientras me sujeta de la mano y me guía hacia fuera.
Yo, por mi parte, no soy capaz de articular palabra alguna. Él aprieta mi mano antes de besarla.
–Todo va a estar bien–. Promete pese a que ambos sepamos que es mentira.
Me subo a la parte de atrás del coche, mientras él se sienta en el asiento del conductor.
No arranca, en su lugar, siento su mirada desde en espejo retrovisor. Al mirar el cristal, nuestros ojos chocan, no digo nada, esperando que le ponga voz a sus pensamientos, entonces, sin formular palabra alguna, arranca.
No dice nada, tan solo conduce, poso mi mirada en un punto fijo, mientras mi mente está lejos de aquí. No soy consciente del tiempo que pasa, ni de la dirección que hemos tomado, solo sé que en un punto del camino, abrazo mis rodillas y rompo a llorar.
~Ery🗝
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Hasta que la muerte nos separe
Short StoryAmnesia. Un crimen olvidado. Una única salida.