Capítulo 4

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   Es como si hubieran pasado horas desde que me subí al coche, pero sé, que en realidad apenas han pasado unos pocos minutos.

   Cole detiene el coche y apoya su cabeza en el volante. A su lado, en el asiento del copiloto, mi cuerpo se sacude por los sollozos.

   Abro la puerta de golpe y vomito sobre el césped. Mi estómago se revuelve mientras las lágrimas caen.

   Entonces, siento las manos de Cole recoger mi pelo en una coleta que mantiene sujeta mientras dibuja círculos en mi espalda.

   Cuando no siento nada más en el estómago, lloro, volviendo a perder la fuerza. Cole reacciona al momento sosteniéndome.

   —Estoy aquí.

   Reparte besos a lo largo de mi cuerpo buscando reconfortarme.

   —Todo va a estar bien.

   Promete, pese a que ambos sabemos que no va a ser así.

Hasta que la muerte nos separe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora