28 de septiembre de 2022
Una chica se encontraba boxeando en una sala únicamente alumbrada por una bombilla desnuda. Estaba empapada en sudor, y el cansancio se apoderaba de ella por cada golpe que daba. Sus músculos desprendían calor y se contraían y estiraban al dar los puñetazos. Estaba liberando toda la ira y la tensión que había acumulado estos últimos años, que habían sido difíciles. De pronto, escuchó el crujido de una puerta, y la chica se giró hacia ella en forma defensiva. Pero una cabeza rubia y una cabellera negra aparecieron con una pequeña tarta.
-¡Sorpresa!- vociferaron alegremente Chris y Daphne. Llevaban unos ridículos gorritos de fiesta junto con una bolsa y la tarta, que las velas indicaban que era el cumpleaños número 18.
-¡Feliz cumpleaños, Libi! ¡Ahora puedes beber de forma legal!- dijo Chris sacando una botella de licor de la bolsa. Daphne le pegó un codazo y dejó la tarta en un banquillo. Agarró una toalla y empezó a secarle el sudor de la frente.
-Felicidades. ¿A que no te esperabas esta sorpresa?- preguntó Daphne ilusionada. Libi sonrió dulcemente, todos los años hacían lo mismo, pero no quería quitarles la ilusión.
-Muchas gracias a las dos. No hacía falta traer nada, enserio.
-¡Tonterías! ¡Es tu cumpleaños y hay que celebrarlo!- Chris le puso un gorrito a Libi, y la grabaron cuando sopló las velas. Libi tenía ganas de llorar, cada vez que era su cumpleaños Chris y Daphne eran las únicas personas que se preocupaban por ella y le hacían una mini fiesta. Las quería mucho, las podría considerar como sus hermanas mayores. Todas brindaron con el licor y Libi hizo los honores de cortar la tarta. Pasaron un buen rato entre risas, cotilleos y diversión, hasta que la aparición de Gabriella Bianco hizo que el ambiente de fiesta se esfumara.
-Feliz cumpleaños, Libitina.- comentó. Su expresión era difícil de descifrar. Aquella mujer alta, delgada y con una mirada de águila tras sus gafas rectangulares era todo un acertijo. No podías saber si estaba triste, contenta, asustada... Excepto enfadada, eso sí que se notaba. Siempre iba con su pelo castaño envuelto en un moño y con una impecable camisa blanca.- Necesito que vengas, Isak y yo tenemos que hablar contigo.
La espalda de Libi se enderezó como un palo y se quitó el gorrito con rapidez. Cada vez que Gabriella llamaba a alguien era porque había cometido un grave error, o si nos ponemos en peor situación, para matarlo. Daphne y Chris se miraron preocupadas entre sí, y luego cómo la puerta se cerraba tras la salida de Libi y Gabriella. Ambas caminaron por los pasillos oscuros del almacén en completo silencio, que con el paso de los años se habían deteriorado. Al llegar al despacho del jefe, respiró hondo y rezó por su vida. La mujer abrió la puerta tras llamar dos veces, y el hombre las estaba esperando con un par de carpetas.
Libi se sentía muy intimidada por Isak y por el despacho tan ostentoso que tenía, con vistas al mar, y muebles muy caros de materiales lujosos. Era injusto que toda la nave estuviera en condiciones desastrosas pero que ese despacho fuera la excepción. Se sentó en un comodísimo sillón de cuero negro y mantuvo la cabeza gacha hasta que Isak habló.
-Libitina Arrubal Sorní.
Libi se estremeció al escuchar su nombre completo.
-Lo primero de todo, felicidades por tu cumpleaños, la etapa de los 18 nunca se olvida.-Libi asintió con la cabeza.
-Gracias, señor.- murmuró.
-Hace unos años Daphne te trajo aquí porque tu padre asesinó a tu madre, y desde entonces has estado entrenando muy duro para manejar distintos tipos de armas y mejorar tus habilidades físicas y mentales. Estamos muy orgullosos de ti.- Libi sintió como su corazón latía con fuerza al escuchar esas últimas palabras, casi nunca las había escuchado. Pero por mucho que le alegrara recibir felicitaciones del jefe de la mafia, no tenía ni idea de a dónde quería llegar con ese discurso.- El caso es que Gabriella y yo hemos preparado un "regalo" de cumpleaños, si se le puede llamar así.
Isak le tendió una carpeta a Libi con muchos documentos, no entendía a qué se referían. El hombre, al ver la expresión confusa de Libi, decidió explicarle en qué consistía su "regalo".
-Te ofrezco una gran suma de dinero, concretamente 545.000.000 de cosmons, si cumples esta misión. Tienes que infiltrarte en el cuerpo de policía y mantenernos informados de todos sus movimientos, para así llevarles ventaja y que no nos fastidien los planes. ¿Qué te parece?
Libi no estaba segura, muchas dudas estaban asaltando su cabeza en ese momento ya que había muchos riesgos, pero tenía clara una cosa: con ese dinero podría escapar de vivir en condiciones infrahumanas y empezar de cero una nueva vida, lejos de los peligros de la mafia.
-Señor, tengo un par de dudas con respecto a la propuesta. ¿Podría explicarme los detalles?
-Por supuesto. Para infiltrarte te crearemos una identidad falsa, conservarás tu mismo nombre pero te cambiaremos tus apellidos y tu historia familiar. Te llamarás Libitina Rinaldi, tus padres falsos viven en Italia y te han enviado a vivir aquí en Barnbour. Vivirás en el número 15 de la Avenida Principal. Ya hemos hecho todos los trámites para que tu identidad sea creíble, solo nos queda que nos autorices a mandar tu solicitud al cuerpo de policía. Y bien... ¿Qué dices?
-¿Podría dejarme unos días para pensármelo?
-No. Ahora.- la voz de Isak se tornó oscura de un momento a otro. -¿Aceptas o no?
-De acuerdo.- La mano de Libi firmaba los documentos temblando, no tenía ni idea de dónde se estaba metiendo. De todas formas, no tenía nada que perder, así que si todo iba bien podría convertirse en millonaria.
Si todo iba bien.
-Es un placer que hayas aceptado nuestro regalo, Libitina. Ya puedes irte.- concluyó Gabriella recogiendo los papeles con su característica seriedad.
Libi inclinó la cabeza como despedida antes de salir, y cuando cerró la puerta soltó un gran suspiro, su cuerpo seguía temblando debido al momento tan estresante que acababa de vivir. No sabía si había sido una buena decisión, pero ya era tarde para arrepentirse, así que suplicó para todo saliera bien. Se dirigió al gimnasio rápidamente, tenía que comentarle a Daphne y a Chris lo que había ocurrido. Cuando apareció, las dos se abalanzaron sobre ella y empezaron a hacerle preguntas atropelladamente. "¿Cómo te ha ido? ¿Te han reñido? ¿Te han hecho daño?"
-Estoy bien, estoy bien, no os preocupéis.
Chris y Daphne suspiraron a la vez. Cuando Libi salió por la puerta tenían el estómago revuelto, si le pasara algo malo a nunca se lo perdonarían, ya que habían desarrollado un vínculo muy profundo con ella. Las tres se sentaron en un banco y Libi empezó a contarles todos los detalles de su reunión mientras Daphne y Chris escuchaban con la boca abierta.
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La Víbora
DragosteTras un incidente en su familia, Libi se verá obligada a sobrevivir por sus propios medios. Por ello acabará en una de las mafias más peligrosas de su país, las Escamas Negras. Unos años después, será enviada a una misión arriesgada: infiltrarse en...