Capítulo III: Investigación de biblioteca(Sin corregir)

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15 de mayo del 2023
Marco

Los nervios me consumen. Demasiado.

Llevo desde las 6 de la mañana despierto, pensando en cómo será el día de hoy. En si se aburrirá conmigo, en si tendré la mayor cara de imbécil en este mundo cuando entre a la biblioteca. En si me veré bien después de cambiarme 300 veces.

En fin, cosas sencillas y minúsculas del día a día. Ya eran las 9:30am y estaba terminado de desayunar. Al final tuve que pedirle ayuda a mi madre y me ayudo bastante escogiendo que ponerme ¿Qué chico normal en este mundo se preocupa a tal punto por gustarle a una chica, que termina pidiendole ayuda a su madre? Lo sé, solo yo.

Mamá Emma al rescate había decidido que una sudadera holgada negra que tenía el dibujo de un dragón japonés blanco en el centro era la solución a todos mis problemas, unos jeans del mismo color y unos Nike Air Force blancos con los detalles en negro, ah y resaltar el collar con el logo del álbum de Pink Floyd que mi madre tenía de su época dorada que si, es fácil descubrir que se lo tome prestado aunque no lo volverá a ver.

El timbre de la puerta sono y al levantarme, obviamente por los nervios no es que sea torpe ni nada de eso, casi rompo media vajilla. Mamá me dió una mala mirada pero por suerte no se había roto nada, me dirigí a la puerta y al abrirla ahí estaba, la chica que me a mantenido despierto hasta las 2 de la mañana.

—Buenos días abuela.

Ella me dió una mala mirada y luego levanto la barbilla, en claro gesto de orgullo.

—Te diría buenos días pero ya que estamos, perdón por llegar algo temprano.

—No te preocupes, yo me desperté temprano y feliz cumpleaños de nuevo —Un leve sonrojo surcó sus mejillas, estaba amando ese color cada vez más.

—Gracias, fuiste el primero en felicitarme.

—Bueno ya que estaba despierto podía hacer algo productivo. Dame un minuto.

Fuí hasta la cocina, y me despedí de mi madre, que retoco un poco de mi cabello y según ella "arreglo" mi sudadera. Al salir cerré la puerta y me quedé observandola, aprovechando que estaba mirando hacia la costa que había delante de nuestra casa.

Díos, tenía una falda puesta que se ajustaba en su cintura combinada con un top y una chaqueta como la que usan los jugadores de baloncesto, creo, digamos que no se mucho de deportes. Tomando una larga respiración, le logré hablar.

—Ya..ya podemos irnos.

Ella se volteo al instante y me miró, como este sonrojado me meto un tiro en la cabeza.

—Vale y ¿Estás bien? Tienes la cara algo roja.

Que alguien me de una escopeta que yo acabo pronto.

—Si estoy bien, es por el Sol.

Ambos comenzamos a caminar, claramente ella nos guiaba porque aquí el lumbreras que yo era no tenía ni la más mínima idea de dónde encontrar libros. Tenía una idea aunque dudo que la fuera a aceptar.

—Oye ¿quieres ir en mi moto? —Señale el vehículo que estaba aparcado en frente de la casa.

—Nunca he montado una moto, Marco.

—Pues puede ser la primera vez.

Ella pareció pensarlo y una sonrisa se dibujó en su rostro, una sonrisa que no era de buenas intenciones.

—Mmm vale pero solo si a la vuelta me dejas manejar a mi al menos una cuadra.

¿¡QUÉ DIJO!? Mi bebé iba a sufrir un accidente y no llevaba ni un año con ella, dios protegela que es mi único medio de transporte. Porque si, íbamos en la moto. Ni muerto iba a caminar hasta sabe Dios dónde.

Entre Páginas[En Proceso][LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora