𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰: 𝑩𝒓𝒊𝒔𝒂

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12 de mayo de 2023
Marco

   El lugar estaba igual que la última vez, podría afirmar que prácticamente nos veía sentados en la orilla observando el atardecer acompañados de la brisa del mar.
   Oficialmente hacían cinco años desde que nos habíamos separado por sus estudios, dos desde que habíamos perdido por completo el contacto y no había vuelto a saber de ella.
   A pesar de eso guardaba la esperanza de que ella llegara hoy antes de que oscureciera, hasta donde yo había entendiendo era nuestro acuerdo...Pero no fue así, claramente no podía see así para mi. Llevaba más de dos horas sentado en la espera de su llegada, algo que claramente no sucedió. Perdí por completo la esperanza de que volviera. Pensé que incluso llegaría antes que yo, solía ser muy puntual así que no me iba a sorprender si lo hiciera, pero simplemente deje que el tiempo pasara mientras me quedaba sentado allí, perdido en mis pensamientos, tratando de razonar todo lo que estaba pasando en ese momento.   Entendería que se retrasara o algo por el estilo aunque Mara no era de ese tipo de personas.
   Un ruido me sacó de mis pensamientos y me alerta de que ya no me encontraba solo, eran pasos, específicamente de tacón. Doy lo que sea para que sea Mara. Al voltearme fue todo lo contrario, era una chica pero no la chica de cabellos azabache y hermosos ojos que esperaba. La desconocida a la que vamos a apodar Berta era algo bajita y delgada, con un cabello bastante largo de color rubio y muy blanca ¿Tal vez era albina? Bueno le reste importancia a través de un suspiro y volví a observar el atardecer. Berta era bonita pero no era ELLA.
      —Hola emm...me llamo Elisabeth—Observo a la chica nuevamente la cual ahora está parada a mi lado, creo que está nerviosa... Digamos que parpadear a esa velocidad no es normal. Lo bueno es que Berta ya tiene nombre— Yo bueno...quería saber ¿si podía sentarme aquí para ver el atardecer?
   Mantengo mi vista en ella algo atónito por lo que pide, es un lugar público claro que puede.
      —Es gusto Bert- Elizabeth, soy Marco y claro, es un lugar público después de todo.
   La chica se sienta a mi lado y saca de su bolso lo que a simple vista parece ser un libro porque bueno, hay dibujos. ¿No venía a ver el atardecer? Es extraño que se ponga a leer aunque viendo como muerde su labio me da curiosidad saber que tipo de lecturas lleva. Espero no me denuncie o salga huyendo, la pregunta es algo rara teniendo en cuenta que no nos conocemos.
      —Si no te molesta ¿puedo hacerte una pregunta?
   Elizabeth me observa...¿extrañada? Y asiente lentamente con su cabeza, vale es un paso, no nos denunció. Y sí, dije nos, si yo caigo ustedes lo hacen conmigo.
      —¿Qué lees?
   Su cara es un total espectáculo, está completamente roja, con los ojos muy abiertos y la boca entreabierta. ¿El porno se puede leer acaso? Porque su reacción solo da entender que lee eso.
      —V-vaya no esperaba esa pregunta —se queda pensando por un momento— pues ahora mismo un... libro de romance. Sí, eso, romance.
      —¿No sería mejor experimentar el amor que leerlo?
   A ver no soy el más experimentado en relaciones, apenas y tuve esa con Mara, pero creo que leer el amor de otras personas puede llegar a ser aburrida.
      —Bueno, no todo el mundo es un FuckBoy andante. Algunos debemos buscar otras vías para vivir el amor.
   Si el arrepentimiento instantáneo fuera una persona, ahora mismo sería ella, su rostro es digno de un meme.
      —Qui-quiero decir q-que no todo el mundo consigue pareja o es correspondido por la persona que le gusta. En mi caso es el segundo.
   Ok, no es Afrodita, pero no es fea, ni en mil vidas lo sería. Es rubia,con unos ojos azules hermosos y unos labios igual de bellos, a pesar de que su enorme abrigo no me permite verlo apuesto lo que sea a que tiene buen cuerpo, y como bonus es culta ¿Enserio no le gusta a su crush? Estoy en verdad sorprendido, hasta a mi me esta gustando y llevo apenas minutos hablando con ella.
     —Disculpa el atrevimiento pero no entiendo porque tu caso sería el segundo.
      —Ser lectora te hace crear estándares que nadie puede alcanzar y ¿Por qué crees que la mayoría de escritores y autores están solteros, divorciados o enamorados de alguien al que nunca se le declararán? Es lo malo de leer, nadie podra comprenderte por completo nunca y por ende, tú no dejaras que te comprendan. Es un ciclo extraño de miedos en resumen.
   Sonaba sincera, como si en verdad fuera así aunque ahora que lo dice, cuando nos obligaban en la escuela por una tarea a investigar sobre algún autor de x libro famoso siempre estaban en alguna de esas situaciones.
   Debe ser bastante frustrante, no lo sé, escribir cualquier libro de romance y nunca encontrar el amor, el hecho de tener que crearlo y no poder experimentarlo tiene que doler.
      —Es un poco tonto, por muchos estándares que vosotros creéis no quiere decir que tengan que quedarse solos. Mírate a ti misma, eres bonita y culta, perfectamente puedes estar con cualquiera.
      —Nadie se fijaría en mi y los pocos que lo han hecho son unos totales imbéciles. Además, no quiero fijarme en cualquiera Marco, me gustaría estar con alguien que más o menos tuviera los mismos gustos que yo o bueno...a veces con que sean guapos basta.
   Se me escapa una pequeña risa. En cierto punto tiene razón debe ser difícil y extraño leer a hombres casi perfectos para luego tener que chocar con la realidad y notar que el 99.9% son imbéciles y que solo afortunados como yo no lo somos. Por otro lado ¿dijo que nadie se fijaría en ella? ¿Acaso se a visto en un espejo?
      —Tiene su punto, y como dato solo hombres especiales como yo no somos imbéciles, el resto si lo es.
   Ella ríe por lo que le digo y guarda su libro en su bolsa.
      —A ver ¿Y qué te hace menos imbécil a ti?— Dice con una sonrisa en su rostro que podría deslumbrar a cualquiera.
     —Emm...bueno ¿Todo yo? Soy perfecto, así que imbécil no soy y sobre todo, mi gusto musical no es de imbéciles.
   Enarca una ceja y se ve en sus labios que trata de ocultar una sonrisa ¿De verdad este angelito no le gusta al resto del mundo? Si es así ¿Me la puedo quedar?
      —Bueno, demuéstralo, dime tu canción favorita.
   ¿Cuál era? Tengo muchas pero debe estar entre Måneskin y Melendi...¿Gossip, tal vez? Si, esa, es la que más escucho en la playlist gigante que tengo. Aunque no estoy muy seguro, Mírame de Melendi también es una buena y gran opción.
      —¿Marco? ¿Sigues en la tierra?
      —Si si —No puedo creer que me haya quedado un rato en silencio como idiota— Estoy entre Gossip, de Måneskin y Mírame, de Melendi.
      —Vaya —Dice asombrada— no lo esperaba, pero bueno, tienes un punto menos de idiota.
   Saca su libro, de nuevo, y busca en su bolso lo que descubro poco después es un marcapáginas.
      —Siempre he pensado que la lectura es aburrida.
   Creo que la ofendí y lo dije sin pensar. Claramente lo dije sin pensar. En mi defensa, me obligaron mucho a leer de pequeño cosas para la escuela y que no me gustaban, traumas y sus cosas. Se quedó inmóvil con el marcapáginas dónde lo estaba poniendo, cerró de golpe el libro y me miró como si hubiera cometido un asesinato o algo de ese calibre. No es por nada, pero parecía a punto de apuñalarme con uno de los pines que tenía su bolsa.
      —¿La lectura? ¿¡Aburrida!?
      —Si bueno...no le veo sentido ha estar horas con un libro leyendo palabras ¿No te aburre?
      —Obviamente no y no quería pensarlo pero creo que eres igual de imbécil que el resto. El punto que te dí, lo acabas de perder
   Guarda de vuelta el libro y me mira de mala gana, mientras yo me limito a desear que la tierra me trague vivo. Iba demasiado bien como para no haberla cagado antes.
      —¿Solo porque no me guste la lectura?
      —No, es porque no le das una oportunidad que no es lo mismo, es hermoso leer...¡lo que sea! Hay un mundo de posibilidades. Fantasia, romance, ciencia ficción, misterio, simplemente lo que quieras puede estar en un libro. Y no es leer simples palabras, a no ser que te sobre cargues y termines con bloqueo lector, siempre tendrás una imagen de lo que lees en la cabeza.
   Me caía bien, he de confesarlo, así que no iba a dejar escapar la oportunidad que me estaba dando el mundo de tener una nueva amistad. Era sencillo, le pido el número o algo así y listo, no te complicas la vida.
      —Hagamos algo, porque me pareces interesante y yo vivo a base de retos —Ella centro su atención en mi flexionando sus rodillas hasta que quedaron a la altura de su pecho— Si logras que yo lea un libro y me guste, te prometo que...¿Qué quisieras?
      —Vale, será premio fácil y creo que obvio, quiero un libro.
     —Que directa.
   Un sonido nos interrumpió y resultó ser su teléfono, por lo que no me sorprendió en cuanto se levantó para responder.
      —Dame un momento.
   En cuanto asentí con la cabeza se aparto para hablar. No sé cómo la habrán educado, pero demasiado bien como para esperar el permiso de alguien que apenas conoces para responder una llamada.
   Estaba inquieta o tal vez nerviosa, no sabría decirlo con certeza, dejémoslo en ambas. No estaba quieta mientras hablaba, caminaba de un lado a otro y suspiraba además de hacer gestos con sus brazos que yo hago cuando estoy nervioso. Lo sé, mala lógica pero es que si lo parecía. En cuanto colgó se agachó y empezó a recoger sus cosas.
      —Marco, me pareces interesante también si es tu forma de decir que te caigo bien. Así que ten mi número para que podamos hablar luego, yo tengo que irme porque...—Pareció pensarlo por un momento, cómo si buscara las palabras correctas— Tengo una urgencia y por ende no me puedo demorar mucho.
   Había escrito a la velocidad de la luz en un papel su número y me lo había dejado al lado. Lo tomé y me levanté para no darle la espalda en cuanto se fuera.
      —Vale, pero no tendrás algún libro que yo pueda ir leyendo. De alguna manera me tiene que gustar leer.
   Ya estaba de pie e iba a empezar a caminar pero se detuvo para buscar en su bolsa y sacar un libro distinto al otro. Vale, biblioteca andante al rescate. Caminó de vuelta para dármelo.
      —Se lo iba a dar a mi mejor amiga que venía a buscarlo hoy para leerlo pero bueno, ella no me da un libro como recompensa y no llegó a su hora.
   Empezó a caminar algo apurada y bastante rápido lo que me hizo reaccionar enseguida.
      —¡Nunca dije que sí! —Grite para que pudiera oírme desde donde estaba.
      —¡Tampoco dijiste que no!—Respondió en el mismo tono y siguió su camino.
   Sonriendo como un bobo, me quedé un rato más allí sentado observando lo poco que quedaba de atardecer. No sé cómo lo haría pero tenía que leerme ese libro ¿Tardaré meses? Dios, apenas y leía los de la escuela como para decir tan a la ligera que leería estos por placer.
   Al final me decidí por empezar desde ahora con lo que me tomaría varios meses de mi corta y sexy vida: Leer un libro.
   No era tan aburrido en sí, el chico del libro me estaba callendo bien y por la descripción, la chica era un bombón pero el caso, es como tener una tele en la cabeza. Todo lo que voy leyendo se hace una imágen y es la hostia porque nunca me había pasado. Al final ella va a tener razón, no es tan aburrido pero no siempre hay imagenes, son demasiado salteadas
   No es por sonar machista, pero teniendo en cuenta que el libro me lo dió una chica, no sé porque no esperé que me diera un libro de romance. Cómo dije me está gustando, pero a la vez costando porque no soy el mayor fan al romance más bien prefiero superhéroes, dragones y sangre.
      —Media ahora y aún estoy en el primer capítulo...media puta hora.
   Ya no veía, ya casi no había Sol y esta no era la zona más católica de Barcelona por lo que este era el momento de irse. Me relajaba salir y pasar horas dando vueltas, ya fuera caminando o en moto, mi mini terapia se resumía a detallar el camino, notar las pequeñas cosas y cambios para luego, ir y dibujarlos en mis cuadernos.
   ¿Por qué lo cuento ahora? Porque eso hacia, mirar los árboles que ya habían adquirido el tono verdoso en sus hojas y en el caso de los cerezos, ya estaban completamente rosas por sus flores, a esta hora ya era normal que nadie estuviera en las calles a no ser algún que otra persona recién salida de trabajar o alguna pareja dando un paseo.
   Mi mente se había relajado y se dividía en dos pensamientos: Mara y la chica de los libros. Por un lado estaba la decepción y la tristeza que estaba sintiendo por no haberme reencontrado con Mara, siempre fuimos Mara y Marco, no había nada más siempre hemos sido nosotros y el hecho de que ni si quiera me enviara un mensaje para decirme que no vendría que ya no quería nada, me hubiera bastado. En el otro extremo estaba ella, la chica rubia de los libros, me había quedado loco con ella y por muy tímida que fuera al inicio el como y todo lo que había hablado conmigo apenas y conociéndome, su comportamiento y sobretodo pónganse y piensen, acaba de hacer que acepte leerme un libro y es que encima lo propuse yo como si lo hiciera a diario.
   Joder, es que incluso sus ojos son una puta locura, no logro sacarme de la cabeza ese tono de azul tan apagado pero a la vez tan vivo, parecía una galaxia con todas las estrellas del universo en ellos rodeando un enorme agujero negro.
      —Marco, céntrate la acabas de conocer y deja de hablar solo— Me reprendí a mi mismo, era un completo loco que hablaba solo en plena calle.
   Ya estaba a menos de una cuadra de mi casa y con un poco de suerte Emma -Mi bella madre- estaría en casa y no tendría que hacerme la cena. Mis habilidades culinarias no son las mejores por decirlo así. Incerto la llave, aún con el peso de la pena y el dolor en mi cuello pero en cuanto escucho el canto de mi madre siguiendo una canción de Morat me olvido de ello, no vale la pena estar así por alguien que se fue de forma voluntaria. Era obvio que mi cambio de humor era momentáneo, fueron muchos años, pero si seguía con ese pensamiento lo iba a superar rápido, así funcionaba mi mente. Lo ignoro, lo olvido.
      —Espero que sea mi hijo más sexyyy.
   Rio por la bajo y la abrazo por la espalda hundiendo mi cabeza en el hueco de su cuello, conociendola, con esta simple acción ya ella debe de haber activado todas sus alarmas de madre psicóloga y sobreprotectora.
      —Soy tu único hijo. —Dije por lo bajo abrazándola un poco más antes de separarme e ir hasta la nevera para sacar una botella con agua— Tenías razón —Bebí un poco del contenido y la dejé de nuevo en su sitio— Ni siquiera me mandó un mensaje es lo mínimo que podía hacer después de...todo lo que vivimos. —Me dejo caer con desdén en una de las sillas de la isla de la cocina mirando hacia los platos que estaba preparando.
   Ella deja lo que estaba haciendo y se sienta a mi lado dejando un suspiro bastante pesado en el proceso.
      —Mi amor, lo primero que dije es que no me iba a entrometer en tus cosas porque mientras más te dijera que no, más lo harías ¿Recuerdas? —Asiento con la cabeza y ella sonrie con ternura— Sé que Mara ha sido el amor de tu vida desde que tienes doce años pero desde el primer día que la trajiste te advertí como iba a terminar, que siguieras con ello pero que no me daba buena espina, obviamente no te lo iba a prohibir porque lo harías el doble como buen adolescente pero por algo los padres somos los encargados de velar por ustedes. —Hizo una pausa para tomar una chocolatina y darmela, la cual tome encantado— La edad no es un adorno, excepto en tu padre.
   Lo admito, eso me hace reír y esa expresión que usó de nuevo, me hizo recordar lo que me estaba martillando la cabeza.
   La chica de los libros.
      —La experiencia que vamos guardando es por algo, por todo lo que hemos vivido aunque a algunas no se nos note —En acto vanidoso, acomoda su cabello y sonríe con orgullo antes de seguir— en resumen, mamá siempre tiene la razón y mamá, te lo dijo.
      —Ya lo sé, pero soy terco. En eso me parezco a tí.
   No tenía mucho que decir, tenía razón y desde el momento cero en el que le hablé de Mara me dijo que no me convenía ¿Qué pensaría de Elizabeth? ¿Le caería igual de bien que a mí?  
   Nunca está de más intentar y sobretodo porque mi madre, como ella dijo, siempre tiene la razón.
      —No todo fue malo —Hice una pausa para buscar las palabras correctas— Conocí a una chica.
   Su rostro se ilumina en cuento escucha eso. Nunca hemos tenido este tipo de conversaciones, mayormente porque solo le presenté a Mara y fue después cuando hablamos sobre el tema. ¿Nervios? Todos los existentes ¿Sabía el motivo? Si, pero vamos a decir que no porque me da mala imágen.
      —Soprendeme. —Dijo ella con un poco de emoción en la voz y completamente atenta a mis palabras
   No era para menos, hasta yo estaba emocionado con la situación.
      —Se llama Elizabeth, es un poco rara pero lo más probable es que me regañes en cuando te diga el porque me parece rara —Me gano una mala mirada de su parte— tampoco me mires así, es que me pareció raro que leyera —Asiente con la cabeza ocultando una leve sonrisa como puede— el caso es que...si la vieras mamá tiene unos ojos hermosos que no me los he sacado de la cabeza en todo el camino ¿Sabes? Tienen un color azul como si fueran miles y miles de rayos juntos pero a la vez están apagados que no se cómo explicarlo para que los admires bien y su cabello es súper largo, te lo juro mamá que siempre he estado enamorado del cabello marrón pero es que ese color rubio me tiene mal, es natural eso seguro me fije en sus cejas y también son rubias y...
      —Marco, respira cariño —dijo mi madre riendo ante mis miles de palabras en menos de un minuto.
   No me había dado cuenta de que me había parado mientras le contaba la situación a mi madre. Buena manera de no parecer un loco.
      —Estoy demasiado loco la acabo de conocer y no logro sacarme esos ojos de la cabeza es que incluso ahora los tengo ahí — Señalo con mi dedo mi cabeza. El recuerdo del libro viene junto al recuerdo bello de sus ojos— ¿Lo más hermoso sabe qué es? Cómo quería seguir hablando con ella le pedí un libro y le dije que si me gustaba le compraría uno. Hizo que leyera cuando yo apenas he leído las primeras páginas de Fuego y Sangre y lo dejé porque me aburría.
   Riendo, mi madre vuelve a su posición inicial en la cocina y saca del horno una pizza.
   Dios por darle a mi madre familia italiana y hacerla fanática de la pizza.
      —Cariño, si es un poco raro que no te saques de la cabeza sus ojos pero conociéndote sé que es algo bueno. Voy a confiar en que no es una mala versión de Mara para usarla como reemplazo.
      —Por Dios no, son polos opuestos completamente.
      —¿Bebe nunca has pensado en qué tal vez lo que sientes ahora por Mara fuera una especie de cariño por la promesa que se hicieron y lo que vivieron solamente? Tú te empeñas en guardar fielmente las promesas al punto de que te olvidas de buscar tu propio beneficio y de lo que sientes de verdad.
   Era un buen punto. Llevaba casi cinco años sin verla desde que se fue a los dieciocho a pasar la universidad en Estados Unidos pero teníamos una promesa. Nos habíamos prometido querernos, a pesar de todo lo que se pusiera en nuestro camino. Pero al parecer a ella se le olvidó, tengo que agradecerle si algún día la veo el hecho de que se le olvidara.
Elizabeth y sus ojitos haciendo de las suyas.
      —Quiza tengas razón pero es que me jode dejar de lado una promesa mamá. —Sentnadome de nuevo, juego con el vaso de agua mientras la veo preparar los platos.
      —No todo el mundo tiene palabra mi amor y por suerte, yo a tí si te crié para que supieras mantenerla pero a veces es necesario pensar en uno mismo y luego, en una promesa que solo uno está cumpliendo.
     —Mamá ¿Crees que debería intentar algo con Elizabeth? No quisiera joderlo por no estar claro con lo que siento por Mara o usarla como un pañuelo.
   Con suspiro mi madre me mira, juzgandome sin temor y niega con la cabeza. Si la estreso que se aguante, es psicóloga, tiene que escucharme.
      —Marco cariño, tu corazón no te permite usar a una persona porque luego te machaca mentalmente hasta que te obliga a arreglarlo como cuando te copiaste de Axel en un exámen y lo dijiste a la hora de haberlo hecho porque habías sacado mejor nota que él y te daba pena. —Eso nos hizo reír a ambos— Puedo poner la mano en el fuego en ese aspecto por ti. Sobre lo de Elizabeth, date tiempo a conocerla, interectua con ella y no te guíes simplemente por como se ve, permitete enamorarte y enamorarla. De eso se trata el amor, de eso se trata el tener una relación que dure milenios y que te dé el amor que tu quieres, el que buscas desde que eras un niño.
      —Mamá, tu hijo no se enamora y el amor no existe. Ya me dí cuenta de eso.
      —Ya veremos, tengo un buen presentimiento de todo esto y recuerda, mamá siempre tiene la razón.
   Con toda la arrogancia posible en el mundo ella da por terminada la conversación entregandome mi plato con mi pizza. Me levanto luego de haberlo tomado y voy hasta mi cuarto dejándome caer sobre la puerta en cuento entro, haciendo que la misma quede cerrada.
      —Ojitos lindos sal de mi mente de una vez.
   Con una risa baja, saca el papel con su número y lo registro en mi teléfono con ese apodo. Ojitos lindos, se veía bastante bien. ¿Qué le escribo? Un simple hola me parece precisamente eso, simple y bastante básico. Arrastrandome, llego a mi cama y me dejó caer atrapando a mi gato en el proceso.
   No es por presumir, pero mi gato era un verdadero modelo, el amor platónico de muchas gatas. 
   Completamente negro y con unos ojos verdes que podían dejar sin aliento y cargado de envidia a cualquiera, Aegon se había convertido en mi compañero no solo de cama sino también de vida.
      —¿Qué le puedo escribir Aegon? — el mencionado se voltea y acaricio su panza mientras escucho sus ronroneos— Un hola me parece aburrido, pero es que es lo más lógico.
   El libro
   Aún tenía el libro, podía enviarle una foto y así iniciar una conversación con ella que al menos no empiece como una típica. Sacó mi móvil y bajo para buscar el libro, lo había dejado en la entrada cuando llegue junto a mis cosas.
   No me toma mucho tiempo bajar y buscarlo, lo pongo sobre mi escritorio y tomo la foto. De vuelta en mi cama, entro a su chat y veo que está en línea.
      Vamos, es solo una foto de un libro no te pongas así de nervioso.
   Ya había salido tres veces del chat y había dado una vuelta por Whatsapp antes de entrar y enviar la foto

Ojitos Lindos
En línea

-Foto Adjunta-
Sano y salvo.

Ojitos lindos:
Ayyy es mi bebe :"3
Más te vale estar cuidandole bien

Lo hago, pudiste resolver tu emergencia?

Ojitos lindos:
Por suerte sí, por cierto, casi te bloqueo Marco ;) me diste un buen susto.

Perdona, aunque sabía que reconocerias tu libro.
Me está gustando, aunque estuve leyendo media hora y solo llegué a la mitad del primer capítulo.

Ojitos lindos:
Es normal, hasta que no leas más tiempo te vas a demorar así.
Una pregunta.

Claro dime.

Ojitos lindos:
Eso es una oreja...Gatuna?

   Curioso reviso de nuevo la foto y no solo se ve a oreja, se ve la mitad de la cabeza de Aegon. Traidor roba protagonismo.

Ojitos Lindos
En línea

Si es mi gato, como siempre de infiltrado dónde no lo llaman.

Ojitos lindos:
Es precioso.
Aunque siguiendo el dicho que los animales se parecen a sus dueños, ya el lo debe saber

Obviamente que lo sabe, Aegon es el gato más sexy del mundo y su dueño, es el humano más sexy.
;) detalles quería Elizabeth

Ojitos lindos:
Permiteme decir lo contrario, pero cualquier hombre literario siempre será más sexy que tú.
Eso sí, más sexy que tú gato lo dudo.

   Eso me hace reír, el muy traidor de Aegon llega a dónde estaba acostado y se me acuesta encima del pecho
      —Niño mimado.
   Recibo de su parte un maullido prácticamente de aburrimiento y ahí se queda, casi que dormido.

Ojitos lindos
En línea

Más sexy que mi gato soy yo.
Por cierto ¿por qué tienes de foto de perfil a un Husky?

Ojitos lindos
Son mis perros favoritos, aunque podría hacerte la misma pregunta.

Mi piedra con ojos es muy normal.

Ojitos lindos
Si si, muy normal.
Marco me encantaría seguir hablando contigo pero enserio el sueño me está matando.

Eran las nueve de la noche, créanme, no pienso dormir a esta hora porque luego, a eso de las tres de la mañana voy a estar despierto cambiando toda la organización de mi cuarto.

Ojitos lindos
En línea

Tranquila, ve y duerme yo voy a seguir leyendo la enciclopedia que me diste.

Ojitos lindos:
Si te refieres a su tamaño, creeme Antes de diciembre es de los más pequeños que podría darte.

Ten buena noche Elizabeth.

Ojitos lindos:
Dime Eli cómo todo el mundo o Lisa como prefieras y ten buena noche Marco.

Ojitos Lindos
Última vez a las 9:37pm

Apago mi celular y lo pongo a cargar para buscar el libro y seguir leyendo mientras comía la pizza. Me esperaba una larga noche en la que no tenía sueño y estaba decidido a avanzar al menos al cuarto capítulo.

Entre Páginas[En Proceso][LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora