13: feliz cumpleaños, Nolan

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Aviso: que en este período de tiempo, se hace presencia del covid y con ello, la cuarentena. Pero arremonos eso, y haremos como que nada pasó, porque realmente no quiero escribirlo. Así que, sin más, que continúe la historia. Espero que os guste :)


2020.

Había pasado tanto en fin de año que parecía que el tiempo iba a toda prisa.

Pasé más tiempo con Nolan de lo que pasé con mi familia en fin de año. Mamá se había encariñado tanto con él que lo invitaba cada vez que salíamos a comer afuera. Y visitamos el restaurante de su padre otras dos veces más; una de las ocasiones fue el día de Noche Buena con su familia, y la segunda vez fue en una cita.

Hemos salido muchísimas veces: al cine, al parque de diversiones, me llevó a comer al McDonald's, fuimos al mirador y a la playa. Las risas no faltaron en ningún momento y cada día me enamoraba más del chico de ojos verdes.

Los meses pasaban con rapidez y con ello, Nolan y yo nos veíamos a diario. A veces, no podíamos porque tenía planes con sus amigos, o yo con los míos. Me había alejado tanto de Phineas que ya no lo veía como antes —él lo entendía perfectamente, claro, era un amor de persona—.

Se acercaba su cumpleaños, veintiuno de marzo. Y tenía pensado hacerle un regalo especial, así que pasé horas y horas buscando algo en Pinterest qué me gustara, porque pensaba hacerlo yo misma, así sería significativo.

Con Lena, fuimos al centro comercial por los materiales para el dichoso regalo. Ella se perdió en las tiendas de ropa y me ayudó a escoger todo. Había gastado mis ahorros en ello, espero que valga la pena.

Dos semanas antes de su cumpleaños, comencé con el regalo. Había descubierto que era una persona muy impaciente y que, podía ser tan cabezota que quise empezar muchísimo antes para no perder la cabeza cuando el día se acercase.

Tuve que rehacer las cosas más de dos veces, porque era muy indecisa y no me gustaba nada. También aprendí que era perfeccionista cuando me lo proponía, así que me frustaba sino me salía bien.

Al final, una semana antes, ya tenía el regalo listo.

Nolan había llegado a mi casa hace unos minutos, lo sabía porque escuché como mamá hablaba con él. Me miré en el espejo por última vez, buscando alguna imperfección en lo que llevaba puesto, me encogí de hombros al no encontrar nada, tomé mi bolso y salí.

Estaba casi por el final de las escaleras cuando pude verlos. Mamá estaba sentada en su sillón, ese que usaba siempre que ojeaba alguna revista de moda —no las leía, eso no le gustaba, solo observaba— o cuando sus amigas venían y tomaban vino. Nolan, estaba en el sofá grande frente a ella, contuve la respiración al verlo tan perfecto. Había seguido mi consejo de cuidarse los rizos, y le quedaba de maravilla.

¿Qué cosa no le quedaba bien ante tus ojos?

Bueno si, eso era cierto. Porque Nolan era bastante sencillo a la hora de arreglarse. Pero para mí se veía perfecto. Llevaba unos vaqueros y una camisa azul oscura que hizo que las famosas mariposas revolotearan en mi estómago. Me miré a mí misma y al vestido azul oscuro que había elegido. Y no fue adrede, os juro.

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⏰ Última actualización: Jan 03 ⏰

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