"¿Qué sería de la vida sino tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?
—Van Gogh."
🌈
3 de julio, 2019.
Cocinar nunca ha sido mi gran pasión. Siempre me consideré un desastre en esto, principalmente porque no sabía y porque le tengo un gran respeto al fogón que me mantengo lejos de él cada vez que paso por aquí.
Pero este no es el caso.
Mis padres y mi hermanita han ido a visitar a la tía Patricia que vive a una hora de aquí, así que regresan mañana en la noche. Y cómo yo soy una antisocial que no me relaciono con la familia y que prefiero la soledad de las cuatro paredes de mi cuarto, me he quedado aquí.
Obviamente, mamá ha dejado a la abuela a cargo de mí. No confía mucho en mis habilidades culinarias como para que me alimente de buena manera yo misma.
La abuela ha ido a su casa —a una calle de aquí— a ducharse, bueno, eso creo. Y cómo he estado toda la tarde encerrada en casa, he indagado en Youtube y he visto variedades de comidas que hicieron que mi estómago rugiera. Así que he decidido buscar alguna receta de galletas y he querido hacerlo.
¿Qué podría salir mal?
🌈
—No, no, no. Apagate. Apagate.
Desesperada, pulso una y mil veces el botón del horno. He visto a mamá preparar pollo asado ahí, y sé que el botón que presiono tanto es el de apagar, pero al parecer no me hace caso en estos momentos.
Soy una combinación de harina, chispas de chocolate y azúcar que persona. Al parecer esto de hacer galletas no es lo mío.
O cocinar en general, no es lo tuyo.
Bueno si, como sea. Lo que ahora importa es apagar esa mierda.
Había puesto las galletas en una bandeja y lo metí en el horno a esperar a que se hiciera, pero al parecer pulsé algún botón por equivocación y terminé haciendo que la puerta del horno se bloqueara. En las cosas que yo me meto.
Suelto un suspiro. Según el manual de este horno, debe haber algún botón por aquí que lo desbloquee. Paso alrededor de veinte minutos buscando el dichoso botón hasta que doy con él. Vuelvo a soltar otro suspiro, esta vez de alivio, cuando saco la bandeja con las galletas.
Oh no, están casi quemadas. Desprenden un extraño olor que hace que mi apetito se vaya volando y su forma eh...no es el círculo que había hecho, parece más una vagina. Las cosas que hago.
Sacudo la cabeza y la harina que tengo en el cabello —no sé cómo acabó ahí, la verdad— se esparce por todo el suelo. Realmente no me preocupo mucho, si estoy sucia de pies a cabeza, el suelo también.
Ya que las galletas no me salieron bien, y no pienso botarlas porque me costó trabajo hacerlas, así que no me queda de otra que comerlas. Si, saben asqueroso, me pasé con la azúcar y al parecer había que agregarle leche, así que podéis imaginaros lo mal que sabe. Hago tripas corazón y me las termino.
Observo a mi alrededor. Todo está hecho un desastre y no creo poder terminar por mí misma, así que llamo a Melody —una amiga que es casi como mi hermana— a que me ayude. Obviamente lo hace, después de que le prometa que le debo unas hamburguesas del McDonald's. Nos toma alrededor de dos horas dejar la cocina como estaba antes. Mamá es una maniática del orden y de la limpieza, así que nos encargamos de que todo esté bien ordenado y limpio.
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La versión de un nosotros © (LIBRO 1)
Romansa(Primer libro de la Trilogía: Inefable. Espero y lo disfrutéis, carepapas💋) ★★★ Él... Él lo era todo para mí. Con él podía ser yo misma. Con él me sentía completa, me sentía en paz, me sentía enamorada. Con él quise experimentar todo, pero el tie...