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✧  A 9 meses del final

Isaza

Es imposible fingir que el miedo no se había apoderado de cada uno de nosotros. Mis ojos se encontraron con los de Villa, sin decir palabra sabíamos lo que el otro pensaba: sea lo que sea que empujaba la puerta, estaba venciendonos. Nuestros hombros dolían, se escuchaba el crujir de la madera de la puerta. En cualquier momento lo que fuera que estaba del otro  lado entraría.

Martín y Simón habían hecho bien en prepararse. Estábamos por apartarnos para enfrentarnos a esa cosa cuando la alarma de emergencia del edificio comenzó a sonar. El estridente sonido aturdió mis oídos,nmientras las lucecitas naranjas de emergencia se encendían intermitentemente sobre la puerta.

Entonces los golpes sobre la puerta cesaron sin más. Escuchamos algo del otro lado de la puerta.  El sonido parecido al de las garras de un animal grande corriendo sobre el piso. Villa me miró y sin que yo tuviera oportunidad de impedírselo, él abrió la puerta y se asomó por el pasillo.

— ¿Qué carajo estás-? —salí junto con él y los dos pudimos ver una enorme figura oscura, con apariencia antropomorfa pero de dimensiones bastante más grandes que las de un humano. Esa cosa corría con rapidez como si el sonido de la alarma lo hubiera alertado. Daba la vuelta por el corredor y desapareció de nuestra visita.

— ¿Deberíamos evacuar? —preguntó Simón bajando el cuchillo.

Ellos no habían visto lo que nosotros pues seguían en el interior de la habitación.

— No sé…

Pero antes de que yo terminara de decirlo, las puertas de los otros habitantes del piso se abrieron. La chica que vivía sola frente al departamento de Villa parecía más aterrada que nosotros, estaba llorando y temblando.

— ¿Qué fue eso? ¿También lo escucharon? —preguntó ella.

Solo asentí. Los demás estudiantes comenzaron a salir de las habitaciones para bajar  al lobby. Martín se acercó a Claudia y abrazó sus hombros, Simón lo dudó, pero finalmente decidió llevar el cuchillo con él. Tomó una de las chaquetas de Villa del perchero y se la puso para ocultar el cuchillo entre la tela.

Bajamos al lobby dónde todos los estudiantes estaban reunidos. Las puertas del edificio estaban abiertas de par en par cuando llegamos pero nadie se atrevía a salir. Me acerqué a Villa y pasé mi brazo por sus hombros.

Durante un tiempo nadie habló, todos nos quedamos a la expectativa de recibir instrucciones de alguien, quién fuera que nos diera al menos un indicio de qué hacer o cómo actuar, pero al parecer todos estábamos en la misma incertidumbre. No había un líder que nos guiará y consolara nuestros miedos alarmantes.

— Había algo afuera —dijo Villa en voz alta, una voz que atrapó la atención de todos—. Primero vimos aves extrañas…

— También las vi —coincidió otro joven que iba vestido con una pijama azul. Me parece haberlo visto en la facultad de psicología—. Atacaron a las palomas. Pero ¿Crees que eso…?

— Vi otra cosa cuando se fue la luz —prosiguió Villamil y en ese momento hubo murmullos entre los reunidos. Incluso yo lo miré sorprendido, fruncí el ceño pero esperé pacientemente a que él hablara y así lo hizo—. Había algo en el parque, cerca de la piscina vacía. Algo parecido a un perro o un lobo, pero gigantesco. No estaba solo, era una jauría.

Admito que escuchar eso me provocó un nudo en la garganta y la sensación de miedo creció. Simón  le preguntó en voz baja por qué no había dicho nada pero Villa solo lo miró con una expresión hostil, ya me había dado cuenta de que él no era especialmente paciente.

Antes de que amanezca || ISAMILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora