Antes de que amanezca || ISAMIL

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✧  A 10 meses del final

Villamil 

¿En qué momento comencé a ver a Isaza de manera diferente? 

Tengo dos teorías: la primera es que fue algo tan gradual que no me di cuenta. Solo pasó de manera natural como cuando un río corre tranquilamente  hacia el mar, siguiendo su cauce sin ser capaz de cambiar su destino. Mi otra teoría dice que fue desde el primer momento en que lo vi en aquella recepción del campus, pero no fui consciente  de eso por lo abrumado que me encontraba con mi duelo, después simplemente fui desenterrando de a poco mis propios latidos. Pero hacerle caso a esta teoría significa creer en la existencia del amor a primera vista.

El hombre que se quitó la vida frente a él dejó una huella en los dos. Evitabamos la piscina aun cuándo era de día. A veces nos costaba también nuestras horas de sueño. Isaza llegó a escribirme a las tres de la mañana diciéndome que no podía conciliar el sueño, que cada vez que lo intentaba volvía a ver a ese hombre disparándose a sí mismo una y otra vez. En un bucle interminable. 

— ¿Alguna vez has temido a tus sueños?—me preguntó una noche a través de una llamada telefónica a mitad de la madrugada. Yo estaba ya en mi cama aunque tampoco podía dormir.

Pensé en esa pregunta aunque la respuesta es bastante sencilla.

— Sí —respondí—. Varias veces he soñado con personas que ya no están.

— Supongo que no pueden ser peores que la realidad — comentó él. 

Mi habitación estaba en completa oscuridad. Incluso tenía las cortinas cerradas. Mi apartamento daba hacia el parque, hacia la piscina vacía. Verla desde mi ventana perjudicaba más mi descanso. La única luz en la habitación era la escasa luz blanca emitida por la pantalla de mi celular. 

— Por supuesto que no pueden ser peores. Estamos en el fin del mundo —murmuré.

—No me gusta que lo llames así —le escuché decir—. Me inquieta. ¿Por qué mejor no le llamamos “Amanecer”?

Me llamó la atención esa curiosa forma de llamarlo

— ¿Por qué ese nombre?—pregunté.

— Será como despertar. Como si ahora mismo todo lo que pasa, nuestros miedos, nuestro  insomnios, nuestras clases de música… las salidas al bar; todo eso no se tratara más que de un sueño y ese día simplemente despertemos a la realidad. 

Sonreí y asentí como si él de verdad pudiera verme a través del teléfono.

— Entonces tenemos mucho que soñar antes de que amanezca —señalé riendo, pero encontrando verdadero sentido a sus palabras.

— Tal vez pueda soñar que duermo —dijo Isaza. 

Yo sabía que llevaba ya algunas noches durmiendo demasiado mal y yo también porque aunque no tenía pesadillas siempre le acompañaba con conversaciones de madrugada. Ambos estábamos cansados gran parte del día.  Así que tal vez, solo tal vez…

— ¿Por qué no vienes aquí vemos si podrías intentar dormir? Tal vez algo de compañía te haga bien.

Hubo un silencio en la línea y yo me sentí un idiota por haberlo propuesto.

— ¿Quieres que yo vaya a tu habitación justo ahora?  

— Lo dices como si estuvieras del otro lado del campus. Solo tienes que recorrer el pasillo.

— Ok. Sí, voy para allá.

Él dijo que sí y el pecho comenzó a golpearme fuerte. Me incorporé y le di un vistazo a mi alrededor. Por suerte no estaba demasiado desordenado, solo algunos abrigos fuera de su lugar y demás.