II

291 26 78
                                    

«Ay wey.»

Eran las únicas palabras que pasaban por mi maldita mente; o al menos las únicas palabras que quería aceptar que pasaban por mi mente, porque claro, para nada estaba pensando que estaba en un auto con un tipo guapo. Para nada, y quién diga lo contrario está en medio de una alucinación.

Estaba perdido en mis propios pensamientos, mis mejillas ardían un poco pero tenía la esperanza de que en realidad no estuviera sonrojado y si por azares del destino si lo estaba esperaba que mi poca barba lo disimulara.

—¿Todo bien? —Me estremecí al escuchar su voz, tal vez no me acordaba de que estaba en su auto; soy idiota por naturaleza.

Estaba mirando por la ventana, aún esperanzado de que el carmesí de mis mejillas no se notará, que la pregunta haya sido por alguna otra cosa; tal vez porque pasamos por un bache y salí volando hasta que ni cabeza se golpeara con el techo del auto y por andar hundido en el pensamiento de que estaba en un carro caro con un tipo guapo que a demás trabaja conmigo no me di cuenta… Mierda ¿qué acabo de pensar?

Abrí la boca pero de ella no salió ningún ruido, cerré los ojos y suspiré; abracé fuertemente mi mochila, la cuál tenía en el regazo, como si mi vida dependiera de ella. Volví a abrir la boca pero me quedé callado otra vez ¿Qué se suponía que tenía que decir? "—Sí, estoy bien, solo que estaba pensando en que eres guapo, eso es todo—" No quiero marcar mi sentencia de mi maldita muerte ahora mismo. Apreté los labios y volví a suspirar.

—Sí, solo que tengo algo de calor —La cagué, así de simple, la cagué y él se dió cuenta de que la había cagado.

—¿Bueno? —Ni el se creia semejante estupidez—. ¿Quieres que le suba al aire acondicionado? —Claro que iba a tener el aire acondicionado encendido, pero soy tan idiota para creer que voy en el maldito autobús o en un puto taxi que ya ni funcionar quiere.

No le iba a decir que tenía calor porque el me calentaba; nó, Obvio que no.

—Nó, nó, no quiero molestar —dije sin apartar la vista de la ventana.

—Tranquilo, insisto, no es molestia —Tenia una sonrisa empática.

—Bueno, si tanto insistes —solte otro suspiro—, me parece bien.

Subió el aire acondicionado un nivel más hasta el penúltimo nivel y ¡vaya mierda! Me estaba congelando, pero no lo podía demostrar, pues le había dicho que tenía calor. Lamentablemente soy una persona friolenta que con cualquier friesito ya me ando muriendo. Intentaba disimular el hecho de que estaba temblando.

—¿En verdad estás bien? —pregunto Carreón como si nada, al parecer no le afectaba el frío.

Tenia de dos: o decirle que estaba muy alto, o hacer como si nada.

—Nah, estoy totalmente bien —¡Qué estás diciendo, pendejo!— Solo, tal vez, hace un poco de frío —confese un poco sonrojado.

—¿Tienes frío? —pregunto Carreón mientras ponía su mano en mi pierna, creeré que inconscientemente, pues luego rápidamente la quito—. Si quieres le puedo bajar al aire.

Yo me quedé perdido desde que puso su mano en mi pierna, la puso más cerca de mi rodilla que de mi muslo, pero no podía evitar sonrojarme. Carreón solo se me quedó mirando con una ceja arqueada.  —Nó, no tengo tanto frío —dije haciendo énfasis en "tanto".

Él me miró con los ojos entrecerrados y solo le bajó un nivel al aire.

—Bueno, ponte cómodo, que parece que hay algo de tráfico —dijo mientras miraba por la ventana, analizando la situación allá afuera.

El profe favorito [Danicna (Daniel Carreón x Icma)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora