VI

267 21 54
                                    

Tal vez fue mala idea acostarme con él...

No, corrección, fue mala idea acostarme con él en pleno inicio de semana.

Mis caderas dolían y mis nalgas ardian como nunca antes. Desperté con él a mi lado en una posición de cucharita a lo que mis mejillas se tiñeron de un carmesí.

Intenté levantarme, pero fue en vano, mis piernas se encontraban como gelatina sin cuajar.

Solté un grito de desesperación que lo puso alerta y se sonrojó al verme desnudo a su lado como si literalmente no hubiéramos hecho entre nosotros los la acción del coito el día anterior.

—Joder, no lo soñé... —dijo mientras se llevaba las manos a la cabeza.

—No, no lo hizo, profesor Carreón... —conteste con una voz medio temblorosa mientras tapaba mi entrepierna con una sábana, con algo de pena, como si él no me hubiera "ajam", y buscaba mis lentes con la mano en la mesita de noche.

Carreón parpadeo repetidas veces y luego simplemente alzó las cejas y abrió los ojos como platos con sorpresa.

—Ay...

Yep...

Nos miramos fijamente a los ojos por un rato y luego tomé aire para finalmente decir:

—¡Cuánto lo siento! ¿Se encuentra usted bien? —le pregunte casi que con lágrimas en los ojos.

—Debería de ser yo quien estuviera preguntándole eso a usted... —dijo rascándose la nuca— después de todo no fue a mi a quien... Bueno, ya lo ha de saber de sobra...

Sentí mis mejillas ardiendo y me tape la cara con ambas manos.

Hubo un rato de silencio antes de que el ambiente lo inundaran unas carcajadas, sabrá Dios si eran sarcásticas o no, simplemente eran eso, risas.

—Así que... ¿Qué somos exactamente? —pregunté jugando con mis manos. ¿Era una pregunta demasiado repentina? ¿Y si solamente me veía como un amigo y nada más? o peor aún ¿y si solamente me veía como un idiota desesperado? O si... O tal vez... Oh mierda, no quería agobiarlo con cosas así pero la curiosidad esta carcomiendo cada maldito centímetro de mi ser.

—Supongo que —mierda, aquí viene— amigos... —Mi corazón dio un vuelco y él hizo una pausa en la que juraba que iba a morir si no empezaba a hablar pronto— A menos que —oh, mierda ¿lo va a decir?— aceptes salir conmigo en... —maldita sea, Carreón, moriré de un pinche ataque al corazón antes de que tú termines tu pinche frase.

—¿Una cita? —le complete en una voz que disimulaba por completo mi entusiasmo. Perdón, mijito, pero era más probable que los días tuvieran veinticinco horas a que tú terminaras la oración.

—Sí, dime, si te pidiera una cita ¿aceptarías? —preguntó por fin y, oh por Dios, no es que estuviera desesperado, claro, pero si mis ojos brillaron y las comisuras de mis labios se alzaron en una sonrisa culpo totalmente al gobierno.

 —Me parecería algo excelente —conteste en el tono mas sereno que me podía salir aunque mi interior estuviera gritando "¡eso, mamona!" de manera desenfrenada.

—¿Después de clases? —cuestionó a lo que yo reí levemente— ¿Qué es tan gracioso? —me pregunto enarcando una ceja.

—Nada, nada —contesté aún riendo— es solo que, diciendo eso no parece que los profes seamos  nosotros...

Él solo parpadeo un poco antes de reír conmigo.

—Bueno, eso no importa.

Y después nos terminamos cambiando de manera apresurada porque ya eran las seis y cuarto e íbamos a llegar tarde.

El profe favorito [Danicna (Daniel Carreón x Icma)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora