X

102 17 49
                                    

¿Cuánto había pasado que ya han solo nos quedaban dos semanas? Pero al menos ya teníamos un pequeño progreso, o al menos eso quería creer.

Era sábado, yo estaba de nuevo en la casa de Carreón siendo obligado a ver María de Todos los Ángeles, otra vez. No iba a admitirlo frente de Carreón, pero  me estaba a empezando a gustar la serie.

—Ahora... —dijo Carreón cuando el ultimo capitulo de la segunda temporada había acabado con un Albertano, muerto o inconsciente, no lo sé— vamos a tener una "seria" conversación sobre si Albertano murió o no...

—Pues yo supongo que no. Digo, sale en Nosotros los guapos... Incluso se hace millonario.

—Oh, cosa, ¿solo viste los episodios de los sábados que pasaban pos Las Estrellas? —asentí encogiéndome de hombros y Carreón solo río—. Oh, cariño, toca obligarte a verte las cuatro temporadas de Nosotros los guapos, también.

Fruncí el ceño y solté un muy largo quejido.

—¿No puedes estar hablando en serio, verdad? ¿No podemos ver mejor un resumen? —Carreón solo negó mientras sonreía.

Me acerqué hacia él, poniendo mis manos sobre su pecho, sintiendo como su corazón se aceleraba ante la repentina cercanía de nuestros cuerpos.

—¿Estas seguro de que no podríamos hacer una cosa mas... —hice una pausa para poder acercar mi boca a su oído y susurrarle— interesante?

Sonreí al escuchar como tragaba saliva. Y lo siguiente que supe es que ya me había lanzado a la cama.

Pronto nuestras ropas yacían en el suelo, y nuestros cuerpos se juntaban como nunca antes. Besos por aquí y allá, tal vez quejidos lejanos de los vecinos por el ruido constante que salia de nuestras bocas acompañado con el chocar de nuestras pieles sudorosas.

Después de el tiempo, que no sabíamos con exactitud cuanto había pasado, aún seguíamos desnudos, abrazados y tan solo tapados por una sabana, mientras yo era obligado a ver Nosotros los guapos, como Carreón había dicho.

...

Pronto el lunes volvió, irritado me levanté de mi cama, con un dolor en las caderas porque habíamos repetido lo mismo el domingo. Sabia que quien había decidido iniciar todo había sido yo, y no me arrepentía, ¿pero así como se suponía que tenia que fingir que lo odiaba? Reí para mis adentros.

Mi rutina siguió como de costumbre, solo que ahora desde la casa de Carreón, si es que eso era novedad, incluso ya tenia una que otra de mis mudas de ropa en su casa. 

Al llegar a la escuela y escuchar de chismoso uno que otro comentario de los rumores, un nudo en mi garganta se hizo presente.

Me reiteré a mi mismo en que si ninguno de los dos hacia algo, probablemente a quien despedirían seria a mí, y la idea egoísta de un pequeño sabotaje se me hizo presente en mi mente... Pero no, no seria capaz de hacerlo. Al menos no para mí.

Carreón

Una idea apareció en mi mente de manera repentina. Aunque no quisiera en considerarla en realidad podría sacarnos... o mejor dicho, sacarlo, de un gran apuro.

Ante mí estaba la idea de mandar el currículum de Icma a una escuela, obviamente falsificado porque no se lo iba a pedir, sabiendo que muy probablemente seria a él a quien despedirían si  el plan  no llegaba a funcionar. Era una ultima opción.

Pero ahora no quería preocupar a Icma con eso, quería que él se sintiera tranquilo. No quería que se alterara.

—Oye —le dije cuando se subió a mi camioneta después de clases.

El profe favorito [Danicna (Daniel Carreón x Icma)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora