POV. Narrador externo
Mucho tiempo antes...
Era un 31 de diciembre cualquiera, para un Leo de apenas 8 años. Su madre y él se encontraban preparando la cena para sus (aún no llegados) invitados. La mesa en el salón ya estaba lista y el asado terminándose en el horno, pero aún quedaban los detalles finales. De repente empezó a sonar el telefonillo, lo que pareció tomar por sorpresa a la madre de Leo.
—Han llegado antes de lo que pensaba —murmuró la mujer—. Ve a abrirles la puerta Leo —dijo a continuación dirigiéndose a su hijo.
Él hizo lo pedido. Ella mientras tanto, terminó lo que estaba haciendo, se limpió las manos y fue a recibir a sus invitados.
Carmen, su marido y su hijo aparecieron en escena con una botella de vino como regalo y felicitando la navidad. Pronto los dos niños se encontraban jugando en el salón, mientras sus padres hablaban en la cocina.
—Alec —llamó Leo a su amigo
—¿Qué quieres? —respondió el otro.
—¿Te has traído la 3Ds? —preguntó en un susurro Leo. Su amigo simplemente asintió y le lanzó una mirada cómplice.
—Cuando la tita se quede dormida la sacamos. Que como mi madre se entere, me castiga para siempre —le explicó Alec.
Esa noche Alec iba a dormir en casa de su amigo y como era un día especial, los iban a dejar quedarse con los mayores hasta tarde. Además, a Alec le habían regalado el nuevo Pokémon por navidad y Leo se moría por probarlo. Para ello, ambos habían trazado un plan muy elaborado, para que Leo pudiese jugar tranquilamente sin limitación tiempo. Porque les parecía injusto que sus padres solo les dejaran estar una hora seguida con la consola.
—¡Niños! ¡A la mesa! —ordenó pasados unos minutos amablemente el padre de Alec. Para no levantar ningún tipo de sospecha, siguieron las instrucciones de inmediato.
Así continuaron toda lo noche, obedeciendo y portándose lo mejor posible para que sus padres estuviesen contentos y no se centrasen en ellos. En cuanto los dos niños terminaron su cena, se fueron a la habitación de Leo con la excusa de enseñarle a Alec su nuevo pijama de superhéroes.
—Estos dos están tramando algo —dijo María cuando los niños ya no estaban presentes; y Carmen pareció estar de acuerdo.
—Dejadlos, es Nochevieja —intervino el padre de Alec.
—Como se nota que no duermen en tu casa —le recriminó la anfitriona.
—María, sabes que antes de que te des cuenta estarán dormidos. No se si quiera si van a aguantar hasta las uvas... —explicó el hombre.
—Pues también tienes razón —asintió María.
Los niños, entretanto, completamente ignorantes a la conversación, estaban siguiendo el primer paso de su plan.
—Bien, ahora tenemos que esconder la Nintendo —enunció bajito Leo.
—Ya lo sé, no hace falta que me lo recuerdes —respondió el rubio—. Toma —dijo después de rebuscar en su mochila y sacar la 3Ds. Leo la cogió.
La puso debajo de la almohada de una de las camas, que previamente habían unido su madre y él, para que los dos niños pudiesen dormir juntos.
—Perfecto —celebró el moreno y Alec le chocó la mano.
—Chicos, ¿qué estáis tramando? Estáis demasiado callados —interrumpió el padre de Alec
—Nada papá —respondió a la defensiva su hijo.
—Ya, ya... Anda y veniros para el salón —los reprendió él.
Los niños asintieron y se miraron cómplices. Primera fase de su plan superada con éxito.
Estuvieron aguardando pacientemente a la media noche. Esa era la segunda fase de su plan, esperar a que todos se durmiesen. Mientras sus padres miraban una película navideña de Netflix; ellos jugaban y charlaban. Finalmente, aburridos se sentaron en el sofá, completamente callados superados por el cansancio.
—Alec, tengo mucho sueño —dijo el moreno mientras bostezaba.
—No te puedes quedar dormido ahora —reclamó su amigo, a la vez que imitaba el gesto de Leo.
—Mira, tengo un plan. Ahora tomamos una siesta y después nos despertamos justo para año nuevo. Y así tenemos energía para toda la noche. Cómo mamá no va a hacer siesta se irá a la cama mientras nosotros estamos muy despiertos. ¿A qué es una súper idea? —propuso el rubio mientras posicionaba su cabeza en el hombro de su amigo.
—¡Sí! No lo había pensado... Sí es que por eso la profe dice que eres muy listo... —fue diciendo Alec cada vez más bajito
Y con las mismas, ambos niños cerraron los ojos, sentados en el sofá apoyándose uno sobre el otro. Solo hicieron falta unos minutos para que ambos estuviesen dormidos.
—¿Ves? Te dije que no aguantarían hasta año nuevo —dijo susurrando el padre de Alec a María, intentando no despertarlos.
María asintió y fue a por una manta. Tapó a su hijo y a su amigo con ella. Se veían muy cómodos el uno abrazado al otro. Carmen por su parte sacó una cámara y les hizo una foto.
Estaban tan profundamente dormidos que no se despertaron cuando sus padres se felicitaron el año nuevo; y tampoco cuando los cargaron hasta sus camas. Y así su plan súper meditado fracasó.
...
NA: ¡Feliz navidad y año nuevo! Los Reyes Magos han dejado un regalito por aquí este año...
ESTÁS LEYENDO
The Art Of Forgiveness
RomansaHay heridas que nunca sanan. Algunas consiguen hacerlo tras un largo y doloroso proceso. Otras simplemente dejan cicatrices enormes, que nos recuerdan que estuvieron ahí. Ellos se conocían desde pequeños, habían sido la persona más importante del o...