capitulo 10

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era irritante sin embargo su manera autoritaria de ser me fatigaba, aunque su narcisismo me hacía suya mental y físicamente, lo detesto. Cómo puedo ser tan débil ante un tipo tan egocéntrico?. Viaje forzado, ya es costumbre, no hay variante donde unas vez más me dejó sin otra salida. 
Sabía q lo íbamos hacer, a la larga o la corta al final siempre consigue lo q quiere de mí, pero en un avión ? No me lo esperaba; todo iba bien en el viaje yo marcando la ley del hielo y él..; bueno él es él; de pronto me miró de esa manera que él suele mirarme y ya sabía que algo sucedería con ese ser conocido como " mi esposo". Me hizo un gesto con el dedo y su ojo, señalando el baño del avión y yo sólo podía refunfuñar, volvió hacerlo y yo intenté fingir q lo ignoraba; de pronto él se dirigió a mí y me agarró por la mano y de un jalón me llevo a empujones hacia el baño. Todos nos miraron de forma muy extraña, pero claro...esoa el no le importa. Una vez en el baño no me dio chance ni a discutir mi posición, se lanzó hacia a mí y me calló todos los berrinches a besos forzados, agarrándome por él y metiendo la mano en donde él se cree dueño por el simple hecho de ser mi esposo es que yo odio a este tío. Bajo mi shorts de solo un tirón, bragas en el suelo y pantalón desabrochado; lo hizo otra vez y tal parece q tendré q adaptarme a que mi vida será así, a qué me tiren del pelo en un avión y a la fuerza, a que me obliguen, y lo que más roña me da es q se mojan mis bragas y no finjo orgasmo, qué más quisiera yo, él se cree con derecho y mi cuerpo parece que aceptó tener dueño, otra razón más por la que lo odio.
Cuando terminó todo, salió del baño, yo en cambio me quede un rato dentro lave mi cara y me mire al espejo, acomode mi ropa de forma correcta y arregle la coleta que me habían zafado. Volví al asiento y trate de concentrarme en el libro que estaba leyendo, en cambio sentía sus ojos encima de mi, gire mi rostro hacia el solo para comprobar que me estaba mirando.
- que tanto me miras imbécil
- eso no es forma de hablarle a tu esposo
- te hablo como me de la gana
- tendré que educarte a las malas
- soy indomable - le dije guiñando un ojo y volví a centrarme en el libro. Al cabo de un buen tiempo me quedé dormida y para cuando volví a abrir los ojos ya estábamos aterrizando.

 

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