Decidí dejar la casa de Constantine y regresar a mi hogar, llevando conmigo las reflexiones sobre nuestra conversación y la advertencia de una presencia demoníaca inminente.
Una parte de mí anhelaba comprender y enfrentar los eventos sobrenaturales, mientras que otra temía lo desconocido que se avecinaba.
Al llegar a casa, me sumí en la tranquilidad momentánea. Duró poco ya que no pude dejar de pensar en lo sucedido, tenia un torbellino de pensamientos. ¿Cómo podría enfrentar lo que se avecinaba? ¿Podría controlar las fuerzas sobrenaturales que me rodeaban?
Por otro lado estava Constantine, el mundo sobrenatural que compartíamos crearon un vínculo inesperado, y no pude evitar sentir una atracción intrigante hacia él. Su presencia, llena de misterio y determinación, despertaba algo en mi que iba más allá de lo común.
Decidí poner fin a mis pensamientos y irme a la cama a descansar.
Me encuentro en un callejón oscuro y estrecho, donde las sombras danzan al ritmo de una luz parpadeante. El ambiente está cargado de una energía inusual. De repente, la figura de Constantine emerge de la oscuridad, su presencia imponente y su mirada llena de misterio.
Vestido con su traje y con el cigarrillo encendido entre los dedos, Constantine se acerca lentamente. Aunque el callejón está envuelto en sombras, su rostro se ilumina con una luz tenue y revela una mezcla de determinación y enigma.
De repente, el ambiente cambia y nos encontramos en una casa sencilla pero bonita. La atmósfera es tranquila. Constantine me guía a través de las habitaciones, donde las visiones se entrelazan con la realidad de una manera intrigante.
Constantine detiene nuestros pasos en medio de la casa. La mirada intensa que intercambiamos revela una conexión más allá de las palabras.
De repente, Constantine se acerca lentamente. El cigarrillo se apaga, y sus labios encuentran los míos en un beso cargado de pasión y significado. El ambiente se llena de una energía eléctrica.
Desperté con la sensación del beso de Constantine todavía presente en mi memoria. La habitación a mi alrededor estaba envuelta en la tranquilidad de la realidad, pero el recuerdo del sueño persistía.
Después de una refrescante ducha, me dispuse a enfrentar el día con determinación. Con la mente enfocada en las tareas diarias, me encaminé hacia la cafetería donde trabajo.
El día transcurrió de manera tranquila en la cafetería. Atendí a los clientes, serví café y mantenía la rutina habitual, tratando de despejar mi mente. Encontré cierta calma en la familiaridad de la rutina diaria.
A medida que la jornada avanzaba, no puedo parar de pensar en Constantine y mi sueño de esa noche, me pregunté cuándo volvería a encontrarme con el.
Sin embargo, mis preguntas fueron respuestas cuando un hombre trajeado fumando un cigarrillo entró a la cafetería, no puede evitar sonreír al ver a Constantine. Esta se esfumó al ver el estado con el que se encontraba, tenia un aspecto deplorable, sus ojos cansados revelaban una falta evidente de sueño. Su habitual aire de confianza se veía opacado por la fatiga, y la tensión en su expresión sugiere que algo le había ocurrido.
Dejé lo que estaba haciendo y me acerqué con preocupación.
-John, estas bien?- pregunté preocupada
El me lanzó de una mirada que me hizo estremecer.
-Para ti es Constantine- dijo con un tono enfadado- con respecto a tu pregunta, métete en tus asuntos
La abrupta respuesta me tomó por sorpresa, y la tensión en la cafetería aumentó.
-Yo... Lo siento-dije apenada-¿Que... vas a tomar?
Constantine me miró por un momento, su expresión era algo menos tensa. Pidió un café sin decir una palabra más. Mientras preparaba su café, me preguntaba qué eventos podrían haber desencadenado su reacción.
Se lo entregué sin decir nada y me fui, noté como me seguía con la mirada. Constantine tomó su café en silencio. Mientras observaba su expresión taciturna, sentí la necesidad de abordar la situación otra vez sin embargo no me atreví.
Cuando mi turno en la cafetería llegó a su fin, noté que Constantine todavía estaba sentado en el mismo lugar, sumido en sus pensamientos. Le miré unos segundos, tratando de descifrar la tormenta que parecía agitar su interior, para luego tomar la decisión de irme finalmente a casa.
-Genial Anna- me dije a mi misma sarcásticamente- acabas de perder a la única persona que te podia ayudar con todo esto
Los días pasaron con una rutina aparentemente normal en la cafetería, pero la inquietud persistía en mi mente. Los eventos sobrenaturales cada vez se hacían mas fuertes y mas aterradores.
Una tarde, cuando la cafetería estaba más tranquila, Constantine entró de nuevo sorprendiéndome. Su expresión parecía menos tensa. Me acerqué para pedirle que quería tomar sin decir nada mas.
Él me miró sin expresión y pidió un simple café negro. Mientras preparaba su pedido, la curiosidad seguía latente en mi mente, pero estaba demasiado enfadada con el como para ser amigable con el.
Después de entregarle su café, me quedé a su lado unos momentos, esperando a ver si decidía compartir algo más. Sin embargo, él solo asintió agradecido y se retiró a una mesa cercana.
Llegó el final de mi turno y sin siquiera mirar a Constantine abandoné la cafeteria camino a casa.
Sin embargo, no había dado ni dos pasos cuando noté cómo alguien tiraba de mi brazo. Me giré bruscamente, sorprendida por la repentina interrupción. Para mi sorpresa, era Constantine, con una expresión seria y determinada.
-Yo... solo quería decirte que lo siento- murmuró Constantine, su mirada buscando la mía con sinceridad.
La sorpresa se mezcló con la confusión, pero también con un destello de comprensión.
-¿Puedo preguntar que pasó?- Pregunté con cautela
-Las pesadillas no paran de atormentarme noche tras noche, apenas duermo y estoy con bastante mal humor- respondió Constantine con una franqueza que no esperaba.
Ante la falta de palabras y movida por la empatía, decidí abrazar a Constantine. Noté su sorpresa inicial tardando varios segundo corresponder al gesto. Sentí cómo su cuerpo se destensaba, como si la coraza que lo rodeaba comenzara a ceder.
-Estamos juntos en esto- le susurré, revelando que, a veces, la verdadera fuerza residía en la unión frente a las adversidades.
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Constantine Entre dimensiones
FanfictionDesde pequeña, he tenido el don de ver cosas, seres que yo no debería ver, que los demás no ven. Mi mundo está entrelazado con dimensiones que escapan a la percepción común. Los ángeles y demonios se manifiestan ante mis ojos, revelándome una realid...