Veintidós

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Song recomendation: Nerves — DPR IAN

Minho cerró con cuidado la puerta de su casa cruzando los dedos para que no hubiera nadie dentro o poder pasar hasta su habitación desapercibido

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Minho cerró con cuidado la puerta de su casa cruzando los dedos para que no hubiera nadie dentro o poder pasar hasta su habitación desapercibido.

Había ignorado las llamadas y mensajes de sus padres toda la noche anterior, en realidad los ignoraba desde que su padre le dijo que sabían lo de Jisung. En su cabeza era el plan perfecto, si no hablaba con ellos, no tendrían oportunidad de decirle que estaba haciendo algo malo.

Falló al cruzarse de frente a su padre en las escaleras, Minho bajó marcha atrás, viendo como el hombre trataba de hablar.

— ¿Dónde has estado toda la noche? — Habló el hombre bajando las escaleras, tratando de acercarse a su hijo, se le escuchaba más preocupado que enfadado, Minho paró la marcha atrás, esta vez decidido a no huir.

— En casa de Jisung. — El chico suspiró, sintiéndose orgulloso de si mismo al decirle la verdad a su padre.

Un pesado silencio cayó entre ellos, el hombre trató de nuevo de acercarse, su hijo volvió a caminar hacia atrás, guardando las distancias, no confiaba en él.

— Minho, no podemos seguir evitando esta conversación.

— ¿Qué conversación? No tengo nada más que decirte, si no quieres escucharlo es tu maldito problema. — Minho trató de subir las escaleras, harto de ver esa expresión en su padre entre la decepción y la tristeza que no terminaba de entender, no quería verlo, no quería escuchar como era rechazado una vez más por el hombre que le dio la vida.

— No es eso, hay algo que no te he contado... — El hombre logró captar la curiosidad de su hijo. Minho dejó de intentar subir y volvió a su lugar seguro al pie de las escaleras.

— ¿El que?

— Deberíamos sentarnos en el salón. — Murmuró Seungho, escuchado a su hijo soltar un suspiro cansado, tomando la delantera en silencio, apurándolo.

Minho odiaba ese lugar, tenía algún recuerdo alegre allí, pocos en comparación a los malos, había pasado demasiado tiempo desde el último día en el que recordaba haber disfrutado jugar en aquella alfombra hortera.

— Ya estamos aquí ¿Qué es eso tan importante que no se?

— ¿Recuerdas preguntar por un chico que no reconocías en las fotos familiares? — Minho estaba confundido, no entendía a donde demonios quería llegar su padre, pero decidió simplemente seguirle la corriente para poder marcharse.

— No, la verdad, hace años que dejamos de hacer esas cosas de familia.

— Bueno, preguntabas mucho de pequeño por qué se parecía a ti, te mentí diciendo que era un antiguo amigo, pero era mi hermano. — Seungho no podía mirar a los ojos a su hijo, tenía la mirada clavada en sus manos, temía que Minho viera la culpa reflejada en sus ojos, aquella vieja herida aún dolía. — Era bailarín.

DLC - Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora