κεφάλαιο ένα

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En el preciso instante en que Harry cruzó el umbral de su hogar, soltó un entusiasta grito y entregó las bolsas a los guardaespaldas que lo seguían.

"¡Είμαι εδώ, κουτάβια!/¡Ya estoy aquí, cachorritos!" Volteó y, como si estuvieran programados para ello, unos cuerpecitos aterrizaron sobre él. Los pequeños lo rodearon, y Harry los levantó con una sonrisa que disipó visible tensión de sus hombros. Los llenó de besos y risas, revelando el lado más tierno del carismático Harry Styles.

"Πατερούλης! Πατερούλης! Μας λείπεις!/¡Papi! ¡Papito! ¡Te extrañamos!" Los niños, con risas juguetonas, compartieron su afecto mientras disfrutaban de los besos de su querido "papi".

La palabra "papi" era un pequeño secreto entre Harry y los niños, una forma especial que encontraron para expresar su cariño. Harry, sin embargo, no había corregido esa ternura accidental, temiendo romper la magia del momento y se dejó llevar por su egoísmo al no querer renunciar a escuchar esas adorables vocecitas.

Louis, era ajeno a este pequeño detalle. Mientras Harry continuaba llenándolos de besos, besó sus mejillas una vez más y les dirigió una cálida sonrisa. "¡También los extrañé muchísimo, mis bebés! ¿Cuidaron a mami por mí?"

La razón de la breve ausencia de Harry era un viaje rápido a Mónaco para resolver asuntos de la empresa. Durante esos dos días, extrañó terriblemente a los niños y a Louis, quienes, como siempre hacían cuando Harry estaba fuera, cuidaron la casa en su ausencia.

"¡Sí, lo cuidamos de alfas feos en su trabajo!" Audrey contestó, alzando sus bracitos con orgullo.

"¡Mami se veía muy bonito en sus nuevas fotos!" Miles apoyó a su hermanita, y Harry no pudo evitar derretirse de amor por ellos.

"Eso suena genial. Por ser tan buenos niños, les traje regalos. Además, el abuelo Will les manda muchos, muchos, muchísimos besitos", recordó Harry y los colmó de más besos.

Pronto, el característico aroma de Louis llegó a las narices de Harry, quien agitó la cabeza como si quisiera preservar ese aroma vainilla en su memoria. Louis, al notar la llegada de Harry, se acercó corriendo y se unió al abrazo, completando así la feliz reunión familiar.

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Después de los saludos, todos tomaron asiento alrededor de la mesa para disfrutar de la deliciosa comida que el talentoso Louis había preparado con esmero para sus queridos alfas.

Harry compartió risas y charlas animadas con los niños. Cuando los pequeños, llenos de energía, terminaron su almuerzo, subieron al segundo piso para abrir los regalos bajo la atenta mirada de los guardaespaldas.

Una vez que la algarabía de los niños se desvaneció, Harry y Louis quedaron solos en la sala. Sin perder tiempo, Harry levantó a Louis sobre su hombro y lo arrojó con suavidad al sofá.

Louis rió sorprendido. "¡Harold!"

Harry respondió con una sonrisa y ocupó su lugar junto a él, pero Louis negó con la cabeza y se acomodó en su regazo.

"Tu regazo es más cómodo", afirmó Louis mientras Harry, con respeto y ternura, colocaba sus manos en la cintura de Louis.

"¿Cómo te la pasaste sin mí estos días? ¿Me extrañaste?" preguntó Harry con dulzura, acariciando la cintura de Louis con sus pulgares.

Louis suspiró, cómodamente se refugió en el pecho y cuello de Harry. "Fue duro y... te extrañé mucho."

La sonrisa de Harry creció, incapaz de contener su alegría. "¿Los niños estaban bien? ¿Cómo estuvo el trabajo?"

GentlemanWhere stories live. Discover now