κεφάλαιο δώδεκα

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Con el telón descendiendo y los aplausos resonando, Harry y Louis se distanciaron con una risa cómplice, compartiendo bromas mientras ajustaban sus pantalones.

Al abandonar discretamente el palco, suspiraron en sincronía, pero la risa juguetona persistía. Se intercambiaron miradas traviesas, como dos cómplices que habían logrado su cometido.

Aparentemente sin testigos, pero...su clandestinidad se vio amenazada cuando un joven camarero, siguiendo las órdenes de James Corden, el dueño del lugar, ingresó al palco con una botella de champán destinada a Harry.

La sorpresa iluminó el rostro de Evan, el camarero beta, al descubrir a Louis sobre las piernas de Harry, con los pantalones en un estado poco convencional. Sin desear presenciar más, Evan salió rápidamente del lugar, mirando al cielo con desesperación.

"Trágame, tierra", rogó el adolescente, deseando fervientemente escapar de la situación incómoda que acababa de presenciar.

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Días más tarde, en casa.

"¡Basta ya!" Louis ordena, conteniendo la risa. "¡Tú, ve a tu habitación!" señala a Miles. "Y tú, déjalo en paz." apunta a Harry.

Ambos alfas bajan la cabeza. "Καλός/bien".

"No me hablen en idiomas que no entiendo." Louis los reprende, mientras dos alfas que subían las escaleras lo miran sorprendidos. "Y no me miren así."

"¡No hicimos nada!" Harry prácticamente chilló.

"No chilles, eres un adulto... y deja de regañar a nuestro hijo por conseguir una cita", acusa Louis, manteniendo la seriedad.

La situación era esta: esta tarde, Harry, Louis y los mellizos, Miles y Audrey, fueron al parque. Miles conoció a un niño omega encantador de cuatro años y lo invitó a una cita, desencadenando el modo "papá celoso" de Harry, quien se llevó a su pequeño alfa de ahí con una mezcla de ternura y protección desmedida.

Miles se enfadó tiernamente y le señaló a Harry que dejara de ser celoso, argumentando que no era su culpa ser tan encantador.

Ante la retórica infantil pero certera, Harry se quedó sin palabras, mientras Louis intervino con una risa cómplice, compartida con Audrey.

"Sin duda eres mi hijo, niño encantador y arrogante." Harry cargó a Miles y pinchó su mejilla cariñosamente.

El niño rió y se abrazó al cuello de papi. "Te amo."

Las hormonas del embarazo de Louis también afectaban a Harry, quien, sumido en un estado sentimental, no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas al escuchar las tiernas palabras de su pequeño, abrazándolo con fuerza.

Mientras tanto, Louis y Audrey rodaron los ojos ante el dramatismo de su alfa y padre.

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Con el paso de los días, Audrey y Miles comenzaron a preocuparse por Harry, notando que el alfa había estado comportándose de manera extraña.

Su aroma ya no solo llevaba la dulce combinación de vainilla de su madre, sino que ahora también tenían un toque de chocolate amargo. Además, Harry había estado más sensible de lo normal, sorprendiendo a todos con sus antojos inusuales, como oreos y jarabe de arce.

La situación se complicaba cuando ciertos olores le causaban náuseas y terminaba vomitando sin previo aviso.

Lo más intrigante para los mellizos era el misterio de las noches. Harry salía por las noches y regresaba horas más tarde, alimentando la imaginación de los pequeños con sus propias teorías.

GentlemanWhere stories live. Discover now