Capítulo 10

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Pov Beatriz

Jamás me habían regalado un ramo tan hermoso, me emociona imaginarlo eligiendo las flores para mí y me reconfortan demasiado las palabras que escribió con su puño y letra en la tarjeta, significa mucho que él quiera acompañarme en este camino, que pretenda estar a mi lado pese a todo.

-Gracias doctor, son preciosas- le digo apenas lo veo regresar a la habitación, se encarga de colocar el ramo en el jarrón, cuidadosamente, tratando de no maltratar las flores, las deja sobre la mesa de noche, el perfume de las rosas invade el cuarto.

-¿Doctor?- sonríe al darse cuenta que será demasiado difícil dejar de llamarlo de esa forma.

-Armando, me llevará un poco de tiempo perder la costumbre de decirle doctor- aunque no sea mi jefe, aunque estemos a miles de kilómetros de aquellos días.

-¿Le cuento algo? cuando usted estaba en coma, el médico nos dijo que le habláramos, y le hablé mucho, no sé por qué, pero no la trataba de usted y cuando despertó me costó demasiado no tutearla, así que entiendo que le cueste cambiar la forma de dirigirse hacía mí- soy capaz de de notar que se avergüenza un poco al contármelo, aunque los sueños que tengo de esos momentos son muy vívidos, no he recordado nada de lo que me dijo, ojalá pudiera hacerlo, escuchar sus íntimos pensamientos en aquel duro momento.

-Puede volver a tutearme- jamás lo escuché tutearme, me encantaría que lo haga. Se sienta al borde de mi cama y me observa seriamente.

-Ahora no sé si podré hacerlo, usted me inspira demasiado respeto- suspiro con tranquilidad al darme cuenta que está jugando conmigo, la relación que tenemos ahora es perfecta, espero no hacer nada que lo arruine o cambie algo de lo que hemos logrado.

-¡Doctor!- no supero esto.

-Vio Betty, a usted le pasa lo mismo.

-Poco a poco entonces- propongo, no hay prisas.

Pasamos el resto del día entre pañales y biberones, apenas Nicolás llegó de la oficina, él y Armando trajeron de regreso la cuna a mi habitación, no es demasiado espaciosa, pero lo suficiente para estar cómodos los tres.

Por suerte Armando y Nicolás me permitieron caminar hasta el comedor para cenar con ellos, me alegra que se lleven tan bien, charlamos sobre lo que estamos haciendo con Terramoda, nos hemos convertido en una empresa muy estable. Tenemos una cartera importante de clientes, de los cuales estoy muy orgullosa, he puesto mucho empeño para conseguirlos.

No hablamos de Ecomoda ni de nada que nos lleve al pasado, de forma implícita, los tres hemos optado por centrarnos en el presente, de lo contrario sería imposible compartir una mesa con tanta tranquilidad.

Nicolás ha resuelto todos los pendientes que dejé con la ayuda de Rebeca, creo que entre esos dos hay algo más que una simple relación laboral, no voy a atosigarlo con preguntas, esperaré hasta que decida contarme lo que sea que hay entre ellos, solo espero que haya decidido dar el paso.

Después de la cena, Armando y Nico se encargan de levantar la mesa y dejar todo limpio en la cocina, mientras me tomo un momento para hablar con mi mamá, pongo el altavoz porque en mis brazos, una pequeña succiona su biberón sin tregua.

-Hola mamá- escucho a mi papá decir algo detrás de ella, no sé si preguntarle por él, debo pensar en la oferta de Armando, tal vez no sea tan mala idea que él hable con mi papá, quisiera que sepa que Luz fue creada con amor.

-Hola Betty, estaba esperando su llamada ¿Cómo está? ¿y la niña?- se apresura a preguntar, ansiosa por obtener las respuestas.

-Muy bien mamá, estoy feliz por estar en el apartamento otra vez, ella está perfecta, está comiendo ahora- no puedo dejar de mirarla, no quiero perderme ni un segundo de su vida.

LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora