Capítulo 14

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Pov Beatriz.

Aterrizamos en Bogotá, temprano en la mañana. Me siento demasiado nerviosa, iremos a casa de los padres de Armando, don Roberto insistió demasiado, hasta nos mandó su chofer para que nos recogiera, después de dejar en casa a mi mamá, nos dirigimos a la casa de los Mendoza. Armando me preguntó mil veces si estaba segura, pero son parte de nuestra familia, de la familia de Luz, aunque todavía temo por la reacción de doña Margarita estoy dispuesta a poner todo de mí para que podamos construir una relación desde cero, dejando de lado todo lo que pasó entre nosotras.

El apartamento de Armando está en venta, lo que significa que durante varias horas al día debe estar disponible para visitas de los posibles compradores, en la noche iremos a dormir allí, pero mañana trataremos de encontrar un apartamento para rentar temporalmente, al menos hasta que decidamos dónde queremos vivir, no quiero estar con una niña tan pequeña en un lugar donde circula tanta gente a diario.

Nicolás decidió quedarse en Panamá, no solo porque es sitio donde se siente más cómodo con su profesión, si no por Rebeca, su relación comienza a ser algo más serio, y es normal que haya decidido quedarse, pero será la primera que nos distanciemos tanto, será duro no tenerlo a la vuelta de mi casa para contarle todo lo que me pasó en el día, sé que Armando cumplirá un rol importante, porque a pesar de ser mi pareja, es un buen amigo, pero Nicolás es parte de mi.

Nunca había transitado por las calles de esta zona de Bogotá, estoy acostumbrada a moverme por barrios atestados de edificaciones, con poco espacio verde, pero aquí, es todo lo contrario, las casas son enormes, adentradas en grandes terrenos, con jardines y arboledas que brindan privacidad a las viviendas.

Un portón negro se abre delante de nosotros, el carro recorre unos metros más, hasta detenerse frente a la imponente casa.

Armando me ayuda a bajar, tomo a Luz en mis brazos para que él pueda encargarse del bolso, es hora de su biberón y luego, el cambio de pañal. Inmediatamente la puerta principal de la casa se abre, don Roberto se acerca rápidamente con una sonrisa en el rostro, doña Margarita se mantiene unos pasos detrás.

-Bienvenidos- don Roberto le da un corto abrazo a Armando y se vuelve de inmediato hacia nosotros- buenos días Beatriz- se acerca lentamente, como pidiendo permiso.

-Buenos días don Roberto, aquí hay alguien que quiere conocerlo- trato de levantar un poquitico a Luz para que pueda verla bien, don Roberto le toma la mano, acaricia sus dedos, mientras su nieta comienza a despertar de la siesta que le provocó el viaje en carro, tiene los ojos vidriados, no puede dejar de mirarla.

-Es preciosa- dice bastante emocionado, Armando se acerca a su mamá para saludarla con un abrazo, pero se mantienen en su lugar, tendremos que ir poco a poco, Armando sonríe al ver la dulzura con la que su papá la trata.

-Pasemos, no nos quedemos aquí afuera con la niña- propone ya que hay un poco de brisa, camino junto a don Roberto hacia la casa, a medida que nos acercamos a Armando y su mamá, los nervios se vuelven un poco más intensos.

-Buenos días doña Margarita- digo bastante nerviosa, no quiero tener que pasar con ella algo similar a lo que viví con mi papá.

-Buenos días, entremos, hace un poco de frío aquí fuera- no se detiene a mirarnos demasiado, entramos a la sala, la casa es mucho más imponente dentro que lo que podía percibir desde fuera. El juego de sillones son el centro de atención, confeccionados en cuero oscuro con detalles en dorado.

-Mamá quiero presentarte a Luz- Armando apresura el momento, creo que es lo correcto, podemos hacer de cuenta que ella no está aquí. Rodea uno de sus brazos por mis hombros, y me ayuda a dar los pasos que me distancian de su mamá.

LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora