Capítulo 13

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Pov Armando

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Pov Armando

Doblo el pequeño papel y lo guardo en mi cartera, no sé en qué momento Betty logró esconderlo en el bolsillo de mi saco. El avión despega de Panamá mientras el sol asoma en el horizonte, viajo con pesar, con una sensación totalmente nueva para mí, dejar a Betty y a Luz es muy difícil, temo despertar en mi apartamento y descubrir que ha sido solo un sueño, pasé de no tener nada, a tenerlo todo, es dolorosamente agotador tener que dejarlas, aunque sea por unas horas. Por primera vez en la vida siento que soy completamente feliz, no me hace falta nada, voy a casarme con la mujer que amo, la madre de mi hija.

Casi dan las diez de la mañana, en media hora comenzará la junta, es demasiado extraño estar aquí, como si ya no perteneciera a este lugar. Saludo a Wilson. Freddy y Aura María tontean en recepción, aunque siempre he tenido que llamarles la atención, me causa demasiada ternura ver el modo en el que él la corteja.

Me informan que mi papá y mi mamá están en presidencia, Mario y Marcela se encuentran en sus oficinas, solo falta Daniel para comenzar con la junta.

-Buenos días- entro a presidencia, mi mamá se levanta apenas verme, mi papá se acerca detrás de ella.

-Armando, mi amor, ¿cuándo regresaste?- pregunta sin soltar el abrazo. Mi papá observa la situación con tranquilidad, sabe que hay muchas cosas por decir, por aclarar.

-Acabo de aterrizar mamá- y en lo posible, volveré a montarme en un avión en las últimas horas del día.

–¿Dónde estabas?- insiste, agradezco que mi papá haya tomado en cuenta mis palabras, dándome la oportunidad de ser yo quien le cuente todo a mi mamá.

-De viaje, después de la junta necesito hablar contigo- tiene que ser fuera de aquí, es importante que tengamos la suficiente intimidad para hacerlo.

-No me asustes hijo- se preocupa, lo veo en su semblante.

-No tienes que asustarte, me siento muy bien ¿acaso no se me nota?- digo con una sonrisa mientras me acerco a mi papá para saludarlo.

-Hola papá- le doy un abrazo, creo que ambos hemos sanado aquellas heridas que nos separaban.

-Hola Armando- puedo notar que poco a poco la situación comienza a mejorar, parece ser el de siempre y no aquel hombre afectado por la casi destrucción de su empresa.

-Tengo que darte la razón, te veo mucho mejor, estás sonriente, aunque las ojeras no han desaparecido- mi mamá se toma un momento para inspeccionarme y obtener un detalle más exhaustivo de mi estado.

-Todo tiene una razón mamá, pronto lo sabrás- mi papá no puede evitar reírse, mis ojeras oscuras tienen un nombre: Luz Mendoza y sus cólicos, sus pañales a medianoche y sus deseos de ser mecida antes de dormir.

-Tú sabes algo Roberto- mi mamá se molesta al ver la complicidad entre mi papá y yo.

-Mamá, yo le pedí que no te dijera nada, quiero ser yo quien te lo cuente ¿será que puedes esperar hasta después de la junta?- no quiero hacerlo aquí, cuando no sé cuál será la reacción al saberlo todo.

LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora