Kim Taehyung debe velar por el bienestar de sus dos hermanos, ante la presencia de una madrastra abusadora, no tanto por él, sino por sus propios hijos, sus hermanos.
Taehyung vende su cuerpo a un hombre poderoso después de mil amenazas.
¿Podrá hace...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se disponía ya a marchar cuando oyó el timbre.
Perezoso se puso en pie. La verdad es que ya no lo esperaba. Eran las once y media. Secretamente, aunque él no lo admitiera así, quizá lo esperaba. Pero no. Jungkook no era un sentimental, aunque el chico le hubiese impresionado.
Abrió la puerta y Taehyung pasó sin mirarle. Vestía como la noche anterior. El mismo peinado, la misma mirada patética. Jungkook pensó que no merecía la pena perder el tiempo con aquel muchacho. Había cientos de esos diferentes, más alegres, más divertidos. Aquel era como una esposa pudorosa. Claro que sería fácil envilecerlo. Era un niño y no estaba trillado en aquella vida.
—¿No te quitas la gabrdina?
Taehyung se la quitó.
El mismo pantalón ancho, el mismo jersey. El mismo frío en su cuerpo. Por un instante, Jungkook pensó despedirla. Namjoon no lo esperaba, pero se despidió de él gruñendo. Además, él no era hombre de una amante. Tenía varias y varios diferentes cada semana. Claro que bien podía perder una semana con aquel muchacho llamado… ¿Cómo se llamaba?
Lo miró un segundo sin quitarse la pipa de la boca.
—¿Cómo te llamas?
—Taehyung.
—Un bonito nombre. Como tú. ¿Dónde vives?
—Por ahí.
—¿No tienes hogar fijo?
—No.
—¿Has estado con algún hombre desde ayer?
—No.
—Pero estarás el día que yo te deje.
—Sí.
Hablaba sin mirarle, como si su voz saliera de muy lejos, no de su interior. Jungkook se sintió molesto.
—Siéntate. ¿Quieres una taza de café?
—No.
—¿Has venido caminando?
—Tomé el autobús.
—¿Dónde vives?
—Ya se lo dije. En cualquier parte.
—Bueno, mira, yo te voy a ser franco. Tengo dinero porque trabajo mucho. No puedo darte lo que me has pedido.
Taehyung puso una expresión desolada y al mismo tiempo se puso en pie.
Jungkook se mordió los labios.
—¿A dónde vas?
—Por ahí. Necesito ese dinero.
Jungkook mojó los labios con la lengua. El chico era muy guapo. Pero tanto dinero…
—Espera —gruñó—. ¿Para qué necesitas tanto dinero?
