Capítulo 06

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          Tenía la pipa apretada entre los dientes y miraba distraído las dos escrituras que tenía delante

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          Tenía la pipa apretada entre los dientes y miraba distraído las dos escrituras que tenía delante. El despacho olía a sudor, a pies, a tabaco malo. Una tarde más como aquella, y terminaría en el cementerio. Desde bien temprano entregando escrituras y aún quedaban aquellas dos. Distraído leyó: «Yoongi Min». «Taehyung Kim». Sonrió entre dientes.

—Taehyung —repitió—. ¿Dónde estará el otro Taehyung?

Era un pasaje delicioso. Lástima no haberlo conocido antes como era en realidad.

El pasante tocó en la puerta y entreabrió esta. Dijo que un señorito deseaba recoger dos escrituras, si podía pasar.

—Que pase.

Vació la ceniza de la pipa en el cenicero. Golpeó la cazoleta, despidiendo esta un olor penetrante. A él le gustaba aquel olor. Era fuerte como su temperamento. Sonrió y volvió a llenarla. La metió entre los dientes y la encendió. Así estaba cuando el señorito en cuestión pasó y cerró tras de sí. No debió verle inmediatamente, porque avanzó hacia la mesa diciendo:

—Siento haberme retrasado.

Jungkook recibió como un golpetazo en las sienes. ¡Taehyung! Estaba allí, ante él, sin gabardina, pero con la misma horquilla de siempre, con sus ojos inmensamente azules y sus dientes nítidos e iguales. ¡Taehyung!

Había quedado un segundo con el fósforo en la mano sobre la cazoleta de la pipa. Sintió el fuego en los dedos y soltó el fósforo con una maldición. Inmediatamente se puso en pie.

Taehyung le miraba como espantado. Fue retrocediendo paso a paso, de espaldas a la pared. Pero él salió tras de la mesa, le atravesó el camino y lo empujó de nuevo hacia delante.

—¡Tú! —murmuró él—. ¡Tú…!

Taehyung hinchó el pecho. Hubo una oscilación en sus semblante. Un aleteo en su naricilla y un convulso temblor en sus labios. Pero al instante se serenó. Quedó ante él, erguido y desafiante.

—Sí, yo soy. ¿Qué pasa?

—Vaya, vaya —rio, mirándolo de arriba abajo, como si lo poseyera en aquel instante, ofendiéndolo, humillándolo con su mirada—. ¡Quién me lo iba a decir! —Se situó de nuevo tras la mesa y golpeó con el dedo las escrituras—. Así que dueño de un piso.

—Vengo a recoger las dos escrituras —replicó él retador, tirando sobre la mesa la autorización.

Jungkook recogió el papel con ademán maquinal. Lo leyó alzando una ceja.

—¿Tu… nuevo amigo?

Sintió como si le clavaran algo en el pecho. Pero en su rostro no se manifestó alteración alguna.

—¿Te importa?

Estuvo a punto de ponerse de nuevo en pie, asirlo por el cuello, pegarle y decirle muy cerca de su rostro que sí, que le importaba como nada le había importado en la vida. Pero no. Sería tanto como poner su hombría a sus pies. Desdeñoso comentó:

𝐎𝐝𝐢𝐨𝐬𝐚 𝐄𝐬𝐜𝐥𝐚𝐯𝐢𝐭𝐮𝐝 ✿𝆬кσσктαєDonde viven las historias. Descúbrelo ahora