Capítulo 09

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          Acababa de cerrar los ojos a su hermano, cuando oyó el timbre

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          Acababa de cerrar los ojos a su hermano, cuando oyó el timbre. Tenía los ojos enrojecidos de llorar. Yoongi y su esposa se habían ido a las seis de la mañana. A las siete abrían el café, y Yoongi tenía que encender la cafetera. Casi inmediatamente de marchar ellos, Jimin entró en un estado preagónico. Asió la mano de su hermano con fuerza, una fuerza muscular que nunca había tenido. Él comprendió que aquello se acababa. Inclinóse hacia él y lo cubrió de besos. Jimin emitió una mueca que parecía una sonrisa, como si agradeciera por última vez aquella inmensa ternura de su hermano, que hizo de su pobre vida infantil un paraíso.

Lo agitó una gran sacudida y falleció. Quedó con sus inmensos ojos deformes muy abiertos. Taehyung, sollozando, sin poder ya contener su desesperación, se los cerró. Lo amortajó y lo cubrió de besos. Iba quedándose frío. Era horrible aquella estampa pequeña, retorcida, deforme. A medida que enfriaba, el niño adquiría una belleza angelical. Él no se dio cuenta. Sollozaba a su lado.

Tenía que llamar a Yoongi y su esposa. Pero no podía moverse. Tendría que pedirle a una vecina que llamara por teléfono a la cafetería. Él no tenía teléfono. Entraba frío por la ventana abierta. Se puso en pie para cerrarla. Parecía un autómata. Fue entonces cuando sonó el timbre.

Sin darse cuenta, fue hacia la puerta. La abrió. Jungkook estaba allí, mirándolo retador.

—Me has engañado.

No se fijó en la alteración de su rostro, en sus ojos enrojecidos por el llanto, en la mueca de dolor que distendía su boca. Estaba furioso, no podía reparar en detalles.

—¡Me has engañado! —gritó exasperado, entrando y cerrando la puerta tras de sí, de un empellón.

Taehyung no dijo nada. Permaneció en pie, allí, en medio del pasillo, aún envuelto en la bata de casa, por cuyo borde asomaba el camisón. Tenía los cabellos atados detrás de la nuca. Su semblante palidísimo asombró de súbito a Jungkook. Pero no lo conmovió.

—Te ha dejado ese maldito anciano, ¿no? Y por eso lloras. Esta noche se enteró de que entre tú y yo…

—No grites.

—¿Y lloras? ¿Lloras por ese? ¡Si yo puedo cubrirte de oro!

Los sollozos de Taehyung se hicieron más angustiosos. Él, despiadado, lo asió por el hombro y lo sacudió.

—Eres una mal chico —gritó.

El cuerpo del joven se estremeció perceptiblemente, pero no pudo responder. Seguía sollozando, como si la vida le faltara por momentos. Llegó un instante en que Jungkook se sintió sobrecogido. ¿Un chico como Taehyung, llorar así por aquel hombre? ¿Cómo era posible?

—Esta noche ibas a buscarlo, ¿verdad? Ibas a su encuentro, y para deshacerte de mí… me prometiste… ¿Cómo es posible que tú… tú… seas de ese asqueroso viejo? Di —lo sacudió otra vez—. ¿Cómo es posible? ¡Contesta, deja ya de llorar!

𝐎𝐝𝐢𝐨𝐬𝐚 𝐄𝐬𝐜𝐥𝐚𝐯𝐢𝐭𝐮𝐝 ✿𝆬кσσктαєDonde viven las historias. Descúbrelo ahora