La persona favorita del rey dragón | Vol. 2

EXTRA (3) - Compañero

Un día, después de cenar, Tierra comenzó a mirar con atención la botella que le habían llevado.

—¿Esto es Sake?

Se dice que una vez al año, una tribu lejana manda botellas de licor dedicadas al Templo de Recatovia como un gesto de su eterno agradecimiento al Rey Dragón... Mientras recibía la explicación y le hablaban de las tradiciones que tenían, Kou le llevó otra botella delgada, una bandeja y dos copas.

—Aquí tienes...

Sora, que estaba sobre la cabeza de Kou, revoloteó y extendió las manos para que Tierra la pudiera sostener. Era el momento de comer y ni siquiera era necesario que hablara para que la entendiera.

Riku la cargó, le acarició suavemente el estómago y la acomodó de inmediato contra su pecho.

Sora creció bastante malcriada, probablemente porque había sido muy amada durante estos seis meses y medio. Cuando lloraba, la sostenían de inmediato, cuando quería escuchar una historia, la tenía. Nunca había sentido hambre por más de un minuto y jamás dormía sin compañía. Los mimos de los, ahora dos reyes, y los sirvientes rana, parecen haberle provocado que incluso no quiera utilizar las alas para desplazarse.

—Ven aquí, Sora. Intenta tomar una siesta mientras tanto...

—Mi amor, ¿bebemos una copa?

Riku se acomodó contra la pared y comenzó a negar con la cabeza:

—Oh, no creo que sea buena idea tomar ahora... Soy un poco débil con el alcohol.

—¿Es verdad? ¿Con esto? También sería mi primera vez. ¿Qué tipo de sabor tiene el Sake?

La emoción de la curiosidad hace que sea difícil para Ryuo escuchar las palabras de Riku. La tapa de la botella estaba bien cerrada, pero el Rey Dragón la abrió con mucha facilidad. Sus movimientos hicieron que la botella se quejara con un sonido de "clic" y luego, el corcho fue expulsado por el dióxido de carbono sellado. Riku gritó: "Guau", sorprendido por el sonido. En respuesta, Sora también gritó.

Cuando el contenido de la botella se vertió en su copa, Riku descubrió que era un licor bastante espeso.

—Pensé que iba a verse como el champán...

Riku mira fijamente la copa, parpadeando. ¿Qué es el champán? Piensa Ryuo. Puede que sea una bebida típica de la Tierra.

—¿De dónde dijiste que era esto?

—De la tribu Yurin. —Acercó el vaso a su propia nariz y olió la bebida. La espuma sube suavemente por la superficie y el aroma fragante de pronto parece llenarlo todo—. Si es una tribu, podría ser de arroz.

—¿Arroz? —Su esposo se volvió hacia adelante y gritó ante su especulación—. ¿Tienen arroz?

—Claro. ¿Te gustaría comerlo? Son granos que no se cosechan en Lütbya, pero... Puedo traerlo para ti. Cuando bajes, puedes decirles en la cocina la manera de prepararlo para que lo pongan en el altar el próximo fin de semana. ¿Te parece bien?

Riku asintió muchas veces con los ojos bien abiertos. Luego, bajó la mirada suavemente para decir:

—Es que... Pensé que no había arroz en este mundo. En mi ciudad natal, el arroz es el alimento básico. Lo extraño... Si puedo comerlo, quiero comerlo.

Cuando ve a su esposo recordando su ciudad natal, le duele un poco el pecho. La nostalgia es un mal que ataca siempre a los humanos, los vuelve tristes y apagados... Le gustaría darle lo que pueda y siempre que se lo pida. Aún más, si es algo que extraña tanto. En un futuro cercano, cuando la niña cumpla un año y adopte una figura humana, aprovechará al máximo su tiempo libre y llevará a su familia al área donde las tribus viven a base de arroz. En lugar de dejar que la gente de Lütbya cocine, ellos podrán comer una comida echa por ellos mismos. Algo al aire libre, dónde también puedan pescar.