Ernest Becker.
03 de septiembre.
Se suponía que había venido a Suiza a darle una sorpresa a la chica de la que llevo enamorado desde los 13 años, ahora tengo 23 y sigo enamorado de ella, pero en vez de darle una sorpresa a ella, el sorprendido fui yo.
Vine con mucha ilusión y felicidad a decirle que había decido terminar la universidad aquí para estar con ella y no tener una relación a distancia.
-Me enamoré de alguien más.
Esas palabras queman, duelen y siento que me dejan sin aire.
-Tu y yo solo debimos ser hermanos, solo como eso debimos querernos.
Sus ojos café me miran con lástima, no me gusta esa mirada en ella, me gustaba el brillo que siempre daban sus ojos café cada que me miraban, me miraban con cariño.
-¿Me engañaste con el?
Porque distancia o no, ella era mi novia, me debe fidelidad y si ya no estaba feliz conmigo desde hace tiempo debió decírmelo.
-Solo lo bese una vez hace unos meses.
-¿Hace cuántos meses?
-Tres, desde ese momento todo cambió, pasaba mucho tiempo con él antes de ese beso y después empecé a sentir más.
-Entonces he estado dos meses como un estúpido arreglando mi traslado para Londres y estar cerca de mi novia, pero descubro que dejo de quererme desde hace tres meses.
Sus ojos se empañan y esa mirada inocente ya no le creo nada.
-¿Te ibas a mudar? Oh Dios, lo siento tanto Er...
-No quiero tu lastima, Ada. Sabes, nunca me atreví a decirlo, pero una parte de mí se alegra de que esto terminara porque miro hacia lo que fue nuestra relación, yo siempre te puse como prioridad antes que a mi, pero tú nunca me pusiste en primer lugar sobre otras personas, siempre fueron primero tus amigos y luego fui yo, no te importaba si tenía celos de tus amigos ya que tú no tomabas un poco de distancia, pero si tú te ponías celosa de mis amigas siempre te daba tu lugar.
-Tu...tú nunca me pediste que tomara algo de distancia con mis amigos.
-Es que no tenía que pedírtelo, todos se daban cuenta de lo mucho que me afectaba, pero tú jamás te diste cuenta.
-Lo siento...pero aún podemos ser hermanos, querernos como los hermanos que siempre debimos ser.
-Ahora menos que nunca seremos hermanos, podremos compartir los mismos padres y hermanos, pero no compartimos la misma sangre y nunca más compartiremos el mismo cariño, porque desde este momento me encargaré de matar todo el amor que algún día te tuve.
-Er....
Me volteo y me alejo de ella.
-Ernest!!! Espera por favor.
Pero no me detengo, camino hasta donde dejé el auto que alquilé y subo. Recuesto mi frente contra el volante y el nudo en mi garganta se haga más grande, los sollozos apenas salen de mi boca y las lágrimas mojan mis mejillas, volteo a ver el asiento trasero y veo el ramo de girasoles que le traía.
Sonrió triste, la vida duele, pero la vida sigue con o sin ella.
Dicen que cuando hay amor verdadero la distancia nos es obstáculo, pero en mi caso no había amor verdadero, si no, no se hubiera desvanecido de la noche a la mañana.
Algunos dicen que el primer amor es para toda la vida, otros dicen que no, que solo te prepara para el verdadero amor de tu vida.
Ahora si denle la bienvenida a Ernest y Ada, también a una nueva personita que van amar en los siguientes capítulos, porque aunque lo duden la van amar.
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Quédate Conmigo.
RomanceEllos tienen los mismos padres, fueron adoptados por la misma pareja, convirtiéndose en hermanos, pero nunca pudieron verse así. El pensaba que ya no sentía amor por ella. Ella creyó haber olvidado el amor que sentía por él. Cuando uno de ellos de...