capítulo V

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—¡Sí que sucede! No te hagas el que no sabe nada, porque sí que los has presenciado directamente —exclamó molesto ya que parecía como si su tío lo tratara por loco.

Su tío lo zarandeó un poco para propinarle una cachetada, no fue muy fuerte, pero lo dejó algo sorprendido al peli castaño.

—Lo que yo sé es que tu loca obsesión nos meterá en un lío algún día. Ahora ve a ayudar con la fiesta y vas a disfrutarla, porque después estarás castigado —Stan se fue a guardar la tarjeta en su habitación, dejando a Tyrone realmente enojado. Creía que su relación había mejorado y ahora pasaba esto.

El hombre se paró un momento en las escaleras, para mirar al peli castaño por encima del hombro.

—Ah, por cierto... —dijo su tío Stan, quien estaba a punto de ir a su habitación, tirándole un familiar diario a los pies.

Tyrone dio un gruñido ante la poca delicadeza del contrario mientras se agachaba para recoger su preciado diario.

—Ya he terminado con él, así que te lo puedes quedar, supongo...

Y con esas últimas palabras se marchó, dejando a Tyrone con un sabor amargo en la boca.

La fiesta ya había comenzado y mientras todos se divertían, Tyrone salió por la puerta trasera de la cabaña, listo para ir a ver a los agentes.

Si su tío Stan quería hacer la vista gorda ante los misterios que rodeaban Gravity Falls, pues bien por él, pero él no se quedaría de brazos cruzados ante la oportunidad de poder resolver los misterios de aquel pueblo.

—No es por molestar ni nada, pero creo que no debería ir, niño —dijo una voz a su lado, que sonaba bastante similar a la voz que solía hablarle en sus pensamientos. Sintió como algo tiraba de él para acercarlo a un ¿objeto?

Se volteó, liberándose del agarre que lo sostenía, topándose con una familiar forma triangular roja que se encontraba con lo que parecía ser una mirada burlona en su único ojo.

—¿Qué haces aquí? —preguntó extrañado. No recordaba haber invocado al demonio de forma triangular después de lo de Gideon.—Pensé que solo podías hablar conmigo si yo te invocaba y hacía un trato contigo.

Dijo, sacando aquel diario que encontró en el bosque, buscando la página en la que aparecía el triángulo por primera vez. Iluminó con la linterna de luz negra que le robó a Soos debido a la oscuridad del lugar, sorprendiéndose al notar que aparecían más anotaciones y que las páginas que en un principio él pensaba que estaban en blanco se llenaran de escritos y dibujos.

—Parece ser una especie de tinta invisible —se dijo a sí mismo, mientras se sentaba cerca de un árbol. Phill no había dicho nada y simplemente se encogió un poco para posarse en su hombro.

—¿Pero por qué alguien escribiría con tinta invisible? Al menos que intentara ocultarle este conocimiento a alguien —se preguntó y respondió a la vez en voz alta, como si alguien fuese a responder sus dudas.

El triángulo, que hasta ese momento no había dicho nada, se rió un poco. Los Pines parecían ser curiosos por naturaleza o al menos los inteligentes de la familia. Ciertamente, ese chico le había recordado a su "amigo" Stanford.

—¿Qué tal si hacemos un trato tú y yo? —preguntó seguro de que la respuesta sería sí inmediatamente.

Pronto Phill escuchó los miles de pensamientos que habían aparecido en la cabeza del chico. Hasta cierto punto, era desagradable ver cómo gritaba todos sus pensamientos a los cuatro vientos, sin estar consciente de que él podía leer su mente en cualquier momento. Pero luego de unos minutos, el chico pareció percatarse de aquello, ya que los pensamientos disminuyeron y las cosas que este llegaba a pensar solo podía escucharlas a medio terminar.

𝐕𝐄𝐍 𝐀 𝐋𝐀 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐏𝐎𝐑 𝐌𝐈 || 𝐏𝐇𝐈𝐋𝐋𝐃𝐈𝐏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora