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De la mano de ese dulce niño, habían recorrido las instalaciones del lugar y a Taehyung le había gustado mucho observar cómo producían ese vino que por voz de terceros sabía que era delicioso. Las personas del lugar lo reconocían y saludaban con una reverencia de noventa grados, y él les respondía con una sonrisa amable.

Fingió no notar los murmullos bajos y alguna que otra mirada desaprovatoria, porque no quería problemas ni arruinar el recorrido que Hoseok le estaba dando.

—Aquí es donde se guarda el vino luego de que es fermentado y preparado —dijo Hoseok apuntando
con su mano libre las filas de los grandes barriles de madera que habían por doquier en el sub piso del
lugar—. Algunos de ellos están aquí hace años, porque papá dice que mientras más tiempo tengan, más
delicioso sabrá.

—Hay vinos que tienen un mejor sabor cuando son recientes, ¿Y quieres saber por qué algunos si y algunos no? —preguntó el omega llamando la atención del menor.

—¿Por qué? —preguntó mirándolo con ojitos curiosos.

—La fermentación en una reacción química que muchas veces mejora el sabor con el paso del tiempo,
porque contiene compuestos fenólicos que modifican su textura y acidez, y eso cambia su sabor y olor— respondió orgulloso de si mismo al haber recordado algo como eso tan fácil.

—¡Wow! Sabe mucho de vinos, alteza —dijo el pequeño mirando con ojos brillantes al omega.

—No tanto, solo lo que leí en un libro —respondió algo cohibido. —¿Le gusta leer, alteza? —preguntó mientras guiaba al omega hacia fuera.

—Sí, mucho —respondió sonriendole en grande—. En el castillo no tengo mucho que hacer, y aprovecho los múltiples libros de la biblioteca para pasar el tiempo.

—¡A mi también me gusta mucho leer! —dijo con una sonrisa, que luego comenzó a decaer y se convirtió en un leve puchero—. Pero aún no leo muy bien y papá no tiene tantos libros aquí.

Taehyung lo observó durante unos segundos, y antes de cruzar una puerta grande se detuvo para acariciar el cabello del menor.

—Hoseok, si Jungkook da permiso, ¿Qué te parece si el mes que viene vuelvo a acompañarlo, traigo algunos libros y te ayudo con tu lectura? —preguntó con el tono más dulce, que solo aparecía con los niños.

El pequeño tardó en reaccionar a sus palabras, y cuando lo hizo, solo alcanzó a abrazar la cintura
contraria mientras gritaba emocionado.

—¿¡En serio!? ¿¡Haría eso por mí, alteza!? —preguntó sin poder creerlo, muy feliz.

—Claro que sí —llevó una mano al cabello del pequeño, sin dejar de acariciarlo—. Pero solo si Jungkook acepta, ¿De acuerdo?

Aún no asimilaba la idea de que podía tomar decisiones y actuar sin el permiso del alfa. No pueden culparlo, el creció obedeciendo a la realeza, y aún no caía en cuenta del poder que poseía. Jungkook jamás le ha negado ni prohibido nada, pero no sabe cuál es su límite y no quiere conocerlo por las malas.

—¡Sí! —Hoseok lo miró desde abajo, y luego se alejó colocando sus manos detrás de su espalda, avergonzado por haberse comportado de forma tan confiada—. Lo siento, alteza.

Taehyung negó con la cabeza y le sonrió.

—Está bien, no te preocupes —volvió a tomar su mano—. ¿Me sigues mostrando el lugar? Tengo muchas ganas de ver los campos.

—¡Sí, vamos, alteza!

Hoseok abrió una de las grandes puertas frente a ellos, y la luz del sol los cegó por unos segundos.
Cuando la vista de Taehyung se adaptó, abrió los ojos y la boca maravillado por el extenso y precioso campo de uvas frente a ellos.

Reino Zafiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora