La voluntad de Eywa

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Los días comenzaron a pasar más rápido de lo que Akira hubiera querido. No podía quejarse. Su desempeño en el entrenamiento estaba mejorando bastante, se había comenzado a ganar la confianza de varios Na'vi de la aldea. Hace poco había conocido a Saeyla y Ka'ani, ambos eran también estudiantes de Tsu'tey, pero ellos estaban mucho más avanzados que ella, solo por eso no tomaban clases juntos. Saeyla era bastante fría, pero con unas cuantas charlas y chistes malos logro sacarles unas cuantas sonrisas a la futura guerrera. Lo mismo con Ka'ani, el tampoco confío mucho en ella desde el principio, pero era mucho más expresivo que Saeyla, y fue el primero en mantener una conversación fluida con ella sin ningún tipo de incomodidad

Por otro lado, a menudo solía ver a Ar'vok. No hablaba mucho con el, ya que sus entrenamientos ocupaban casi todo su día. Pero aprovechaba cualquier momento libre que tuviera para poder ir con el y hablar, unos pocos minutos antes que Tsu'tey llegara y la jalara del brazo para que se concentrará

Hablando de Tsu'tey, cada día que pasaba se sentía más confundido. Había algo en Akira que lo hacía sentir extrañamente cómodo, incluso podía sentir como involuntariamente sus facciones se relajaban cada vez que la veía. No era algo que el pudiera controlar, pero no pudo dejar de repetir el momento en el que arriba de su Ikran y volando por los bellos cielos de Pandora, ella se aferro a él como si fuera lo único en ese momento, como si no quisiera soltarlo. Y volver a repetir esa sensación cuando se bajaron del animal y ella le dio un abrazo de forma más directa, no se sentía de esa manera desde hace muchos eclipses

Le molestaba el echo de estar sintiéndose tan cómodo con ella, porque eso significaría que estaba bajando la guardia, lo que lo volvería alguien vulnerable y propenso a sufrir nuevamente

De vez en cuando tenía sus momentos en los que parecía más seco que un baso vacío, pero Akira no podía culparlo; después de todo hací era su personalidad, y no podía cambiarla sabiendo que aun no bajaba por completo la guardia con ella. Pero le alegraba saber que cada día era un avance, no sólo para la relación de ellos, si no también por su progreso

De vez en cuando, solía ignorar el echo de que Tsu'tey estaba buscandola y terminaba por irse a explorar el bosque ella sola. Sabía que Tsu'tey jamás la dejaría, ya que según él "era demasiado incompetente para saber cómo sobrevivir a este sola". Pero realmente nunca le prestaba atención a esa clase de comentarios. Solía salir a caminar a zonas en las que no se encontraban los Na'vi, pero que aún así estaba lo suficientemente cerca de la aldea por cualquier cosa que pudiera pasar

Solo eran simples caminatas, y de vez en cuando escaladas a los árboles no tan altos, abusando del echo de que en pocas semanas ya había logrado dominar esa parte de su entrenamiento. Pero en general, solo trataba de no alejarse demasiado y evitar causar problemas en el bosque para no llamar la atención

Un día, estaba caminando entre los gigantes arboles de Pandora, a la vez que observaba las plantas que estaban en el lugar. A pesar de medir como tres metros, esas plantas y sus grandes hojas seguían revisándola en tamaño. Cuando pasó por debajo de una gran hoja que le cubría el sol, alzó ambos brazos rozándola con sus dedos, haciando que muchos pequeños insectos que estaban ahí salieran volando. Vio como uno se detuvo en una planta mas baja y cercana a sus tobillos, se agachó para tratar de verlo mejor, pero solo logro hacer que este saliera volando junto con sus otros amigos

Sus pies comenzaron a ir detrás del pequeño insecto, quién tenía una forma de volar que nunca había visto, era como si sus alas estuvieran dando vueltas y me sirvieran como un paracaídas, como una elize. Sin darse cuenta, había comenzado a alejarse de la aldea; más de lo que alguna vez había echo

No sabe en qué momento dejo de caminar para comenzar a correr, y no siquiera supo en qué momento había dejado de perseguir al animalito, si no que se encontraba corriendo como loca por todo el bosque sin nada que la detuviera