*31: JUNGKOOK*

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—Soy bastante feliz estos días, ¿sabes?— digo mientras Seokjin y yo caminamos por la calle, tomados de la mano. Evan y Oliver caminan unos pasos delante de nosotros, disfrutando de sus cucuruchos de helado.

Hemos parado en nuestra heladería casera favorita, y es una tarde calurosa, así que bajamos al gimnasio para saludar a Nam antes de volver a casa. Mierda, me encantan los fines de semana con mi familia.

Estuve perdido durante mucho tiempo. Enfadado con el mundo por haber perdido a Seokjin y por la mierda de mano que creía que me había tocado. Quería ganar mucho dinero y hacer que el sistema pagara.

Pero ahora, no sé. Soy más feliz. Establecido.

Tengo todo lo que puedo desear, y es gracias al hombre cuya mano tengo. Él me hace tan feliz, y no importa lo culpable que se sienta por haberme alejado hace tantos años, yo sostengo que todo sucedió como tenía que suceder.

Sigo trabajando para idiotas ricos, pero puedo equilibrar mi carga de trabajo más a menudo con clientes pro bono. Me siento bien trabajando para gente como yo, que nunca pensó que el sistema pudiera funcionar para ellos.

Cuando llegamos al gimnasio, veo que Seokjin frunce el ceño. Deja de lamer su cucurucho de helado y se da cuenta de que todos sus amigos más íntimos están en la puerta del gimnasio. Esperando.

Tal y como les pedí que hicieran.

Caleb y Hazel corretean excitados, y Hazel chilla cuando ve a Evan, que es su persona favorita. Se agacha y la agarra en brazos. Ella le roba el helado, pero a mi niño no le importa.

Jimin y Nam están aquí con Jimin apoyando la cabeza en el hombro de Nam. Roman y Brooks también han llegado, luciendo el bronceado de su último viaje pero con sonrisas cómplices en sus caras. Ethan y Knox intentan evitar que su perro lama el cucurucho de helado de Oliver, y Felix y Henry se ríen a carcajadas del caos frenético que es nuestra hermosa vida.

Seokjin los asimila a todos y, cuando vuelve la vista hacia mí, estoy arrodillado ante él con un anillo levantado en su dirección. Me salté el helado por esta misma razón.

Parece atónito y temo que se le caiga el cucurucho, pero no lo hace. —Jungkook. ¿Qué estás haciendo?

El corazón me retumba en el pecho y exhalo un suspiro nervioso. —Eres el mejor humano que he conocido y quiero pasar mi vida contigo. ¿Quieres ser mi marido, por favor?

Asiente, con lágrimas en los ojos mientras se arrodilla y me mira a los ojos mientras me acaricia la mejilla con la mano. —¿Seguro que quieres esto?

—Mierda, hombre. ¿Aún no sabes lo increíble que eres?—. Respiro, mirándolo a sus preciosos ojos, adorando que lleve sus gafas esta noche, es tan perfectamente él en este momento.

—Me casaré contigo.

Todo el mundo a nuestro alrededor grita y yo suelto un suspiro de alivio antes de apretar mis labios contra los suyos y dar gracias a cualquier dios que haya hecho posible que tenga a este hombre para el resto de mi vida.

Me aseguraré de hacerlo todo lo feliz que se merece.

Seokjin y yo para siempre. Nada volverá a interponerse en nuestro camino.

*Nunca me Fui*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora