Capítulo nueve

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Fiores

Mis dos primeras semanas en Saint Amaranth no habían sido tan desastrosas como pensaba, lo cierto es que en poco tiempo comencé a hacer amigos. Las clases no me iban demasiado mal, menos las prácticas, esas no eran mi fuerte, yo era más de estudiar y memorizar.
Respecto a relaciones... Saúl seguía siendo un capullo integral, Lucille era un cielo, las chicas y yo nos pasábamos el día juntas y a veces quedábamos con Luke y Tanner, cuando Trissia no rondaba por ahí mirándonos como si fuese a arrancarnos la cabeza.
Hoy teníamos clase con Saúl y tocaba otra vez la pruebecita del círculo de las narices.
El primero en salir fue Tanner, Saúl lo puso contra Nils y el pobre salió volando en cuestión de segundos, después lo mismo con otro chico llamado Sky y con una amiga de Trissia, Agatha.
Todos pensamos que ya había sido suficiente por hoy pero entonces mi adorado instructor barra tutor legal decidió arruinarme la noche.

—Angella, al centro.—

Venga ya. ¿Acababa de ponerme con Tanner? Iba a destrozarme, igual que con los anteriores.
Una cosa era caerle mal y otra que me odiase.
Entré al dichoso círculo y miré a Tanner a los ojos, me coloqué en la posición en la que Luke me había enseñado y comenzamos.
Tanner lanzó un puñetazo que esquivé por los pelos, agarré su brazo y lo lancé sobre mi espalda para dejarlo caer al suelo. Durante un instante pude ver las caras de preocupación de los demás. Como si fuera a matarlo, él era más fuerte que todos nosotros juntos.
Él se levantó y me agarró del brazo por detrás, tiraba bastante y empezaba a pensar que se me iba a salir el hombro en cualquier momento. No sabía bien qué hacer así que me incliné hacia delante con todas mis fuerzas y Tanner pasó sobre mí cayendo al suelo, no me gustó nada la mirada que me echó.

–Nada mal para ser una novata.—

—Las clases extra con Luke sirven de algo.—

—Por ahora.—

Él se movió casi a la velocidad de la luz y me agarró de las caderas para levantarme y tirarme hacia atrás, pensé que había perdido pero solo estaba al borde de la línea, el juego seguía.
Desde el suelo agarré la pierna de Tanner y me enganché a él de tal manera que tropezó y cayó encima mía, saliendo los dos del círculo rodando.

–Mierda.–

–¿Te encuentras bien Angella?–

—Creo que eso debería preguntártelo yo a ti. Te he dado una paliza.—

Ahí volvía su sonrisa de lado, me irritaba un montón. Aunque iba a desaparecer en cuanto Saúl le ordenase que se pusiera a recoger todas las cosas.

—Los dos, acercaros.–

Hicimos lo que él nos pidió y vimos cómo todo el mundo nos rodeaba curiosos. Ya me habían visto sacar a Trissia del círculo, por casualidad, pero lo habían visto. ¿Era tan raro que hubiese hecho lo mismo con Tanner?

—Los dos, a recoger. Toda la semana.—

Estaba de coña, estaba de puta coña.

—¿Los dos? Lo he sacado del círculo yo a él.–

–Y al hacerlo te has salido tú también.—

Lo miré rabiosa. Era injusto, yo era la que había ganado, no merecía que me castigasen. A los anteriores no les había dicho absolutamente nada, ¿por qué ellos se libraban?

—Venga ya, he sacado a Nils, Sky y Agatha, no es justo que me toque recoger porque ella haya ganado de chiripa.—

–¡De chiripa! ¿Cómo que de chiripa?—

—Angella vamos, ha sido suerte como con Trissia.-

—¿Suerte? ¡TANNER ERES MALÍSIMO!—

–¡ESO NO ES VERDAD!—

Saint AmaranthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora