Después de un rato hablando con el doctor, me puedo ir de una vez a casa. No me gustan los hospitales, nunca traen nada bueno, y he aquí por qué.
Viene una enfermera con una silla de ruedas y ropa.
-Buenos días Kayla, por favor cámbiate y cuando estés lista pulsa el botón.- me dice señalando el botón rojo. Asiento y se va. ¿Por qué todos los médicos son jóvenes?
Me pongo la hortera ropa que me ha traído la joven enfermera. Es de mi talla, seguramente se lo haya dicho mi hermano. Me termino de poner los zapatos y pulso el botón. No quiero ir en silla de ruedas, me niego en rotundo.
-Kayla, el doctor dice que tiene que ir en silla de ruedas, por precaución, has sufrido una contusión muy fuerte. Podrías desmallarte de repente.- resoplo y me siento de mala gana en la puñetera silla.
La enfermera me lleva fuera de la habitación y veo que en la sala están sentados Tyler y Kevin. Les sonrío ampliamente, me devuelven la sonrisa y se pelean para ver quién de ellos dos me llevará.
-Oh vamos, no seáis infantiles, puedo ir sola.- les digo rodando los ojos. Es obvio que el instinto de mi hermano no dejará que vaya yo sola, pero tampoco dejará que me lleve Kevin, porque le conozco.
Al final, es Tyler quien me lleva en la silla, y la verdad, hubiese preferido que fuese Kevin, es un patoso y no para de chocar contra las puertas y pilla a la gente. Me hace mucha gracia lo nervioso que se pone cuando no puede pasar por una puerta. O cuando intentaba pedir disculpas a alguna ancianita que no le daba con el bolso de puro milagro.
-Tyler, creo que tienes que darle una oportunidad a Kevin, a lo mejor el no se choca.- le digo mientras hacemos una pequeña parada para comprar una Coca-Cola.
-Vale, pero a la minima que se choque...- comienza a decir.
-Tu te has chocado como 20 veces.- le reprocho. Es increíble que su ego sea tan grande, ya no es por ser protector, sino por quedar mejor que él.
Al final, acaba cediendo, cosa que le agradezco inmensamente. Kevin me lleva con delicadeza, sin prisa pero sin pausa. No se ha chocado ni una sola vez y encima ha sido mas delicado que Tyler.
-Gracias Kevin.- le dice mi hermano. Típica indirecta que suele mandar mi hermano para que un chico se vaya y me deje sola.- Ya puedes irte.- y zas, rematado.
-Puede venir a casa, el pobre ha estado esperando dos días contigo. Que menos que invitarle a casa, a una merienda o algo, no se. Por favor.- no se por qué le suplico, nunca lo he echo. Tanto mi Tyler como Kevin, están sorprendidos por lo que acabo de decir.
-Vale, ya de paso que se quede a cenar.- me dice en tono sarcástico. Pero bueno, le tomo la palabra.
-Perfecto. Vamos Kevin.- digo levantándome con ímpetu, pero me mareo y me tengo que sentar al instante. Tyler me levanta cuidadosamente y me tumba en los asientos de atrás. Kevin se sube en el asiento donde tenia la cabeza, y la coloca sobre sus piernas.
Me acaricia el pelo con delicadeza y de vez en cuando abro un poco el ojo y le pillo mirándome con una mirada que me resulta familiar, pero desgraciadamente no puedo recordar de qué. Eso me frustra. Juro por Dios que esa tal Samira me las pagará.
En un momento, las caricias de Kevin pasan del pelo a la cara. Me acaricia la mejilla mucho mas delicadamente. Abro los ojos exageradamente y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa y me pongo roja.
Si, yo, Kayla Collins colorada. Impresionante.
-Ya hemos llegado.- dice mi hermano el corta rollos. ¿Tenia que ser mas inoportuno? Yo creo que no.
Kevin retira la mano inmediatamente y, me fijo en que todo el equipo de futbol, a los que algunos recuerdo y a otros no, nos espera con una pancarta de 'BIENVENIDA KAYLA'. Todo muy película americana.
La mirada de Kevin ahora es fría y distante. Que cambio mas brusco. Ahora parece el típico gilipollas de instituto que es el mas guapo y se liga a cualquier chica, sin importarle si ella se enamora o no...
-¡BIENVENIDA!- gritan todos al unísono. Les sonrío ampliamente y espero a que Tyler saque la silla de ruedas. Me rio de la expresión que todos ponen al verme en la silla de ruedas.
-Tranquilos, es por precaución.- yo siempre tan delicada.
-Mi princesita.- me dice un chico moreno, altísimo, de una gran forma física con unos ojos café que literalmente son impresionantes, para ser los típicos ojos marrones.
-¿Quién eres?- la intensa mirada del chico se va apagando poco a poco, y la preciosa sonrisa que traía ha desaparecido por completo.
-Soy Brook, por favor Kayla, ¿no me recuerdas?- me dice apenado. Hago un gran esfuerzo por recordarle y acabo negando con la cabeza. Se le humedecen los ojos y se va corriendo dentro de casa.
¿Sería mi novio? No creo, no es mi tipo.
-¿He dicho algo malo?-le pregunto a Kevin.
-Yo que se, tu sabrás lo que haces.- me contesta seco. Vaya, ahora se ha convertido en un completo gilipollas. En el gilipollas que has aparentado ser.
-Kayla, Brook ha sido como un hermano para ti, ha sido él el que siempre ha estado ahí cuando llorabas y necesitabas ayuda, él siempre ha estado ahí, nunca te ha fallado. Perdió a su hermana pequeña en mi accidente de coche y tu has sido para él como la persona que perdió en su día.- me explica mi hermano, que también se ha quedado perplejo ante la respuesta de Kevin.
Asiento y a duras penas, me dirijo dentro de casa con la silla de ruedas. Tengo que hablar con él. Pedirle disculpas por no poder acordarme de él.
Está sentado en el sofá color crema carísimo que en su día compró mi madre, con la cabeza colocada entre las rodillas.
-Brook... Lo siento.- se sobresalta al oír mi voz.- Siento no poder acordarme de ti, siento no poder recordar los momentos juntos que hacen que ahora te sientas asi. De veras que lo siento.- le digo sincera.
Se levanta y veo sus ojos llorosos, me mata. Se acerca lentamente hacia mi y me abraza. Ese abrazo me trae recuerdos y me desmayo.
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HOOOLU, bueno pues aquí os dejo un nuevo capitulo. Espero que os guste, decidme que opináis y compartid. Ya sabeis que es muy importante para mi.
Besitos, Debby. :)
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Kayla.
Ficção AdolescenteEsta es la historia de Kayla Collins y Kevin Parker, dos chicos rebeldes que se odian desde que entraron en el instituto y su rivalidad nunca acaba. Aunque, todo cambiará este curso...