Capítulo 18.

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La pijamada que los dos mejores amigos estaba siendo un éxito, Oscar no recordaba lo bien que la pasaba con Erizo.

 —Hmmm... Ya nos quedamos sin actividades Oscar, ¿tienes alguna sugerencia?— Erizo preguntó.

 —No, no se me ocurre ninguna.— El chico lamentó.

Se quedaron pensando un poco hasta que Erizo decidió hacerle otra pregunta al joven elefante.

 —Oye, Oscar. ¿Qué hacías en la cabaña de Susie?— La chica preguntó intrigada.

 —Pues ya te lo había dicho Susie, me necesitaba para aclarar sus dudas respecto a que té usará en la reunión.— Oscar respondió algo extrañado por la pregunta.

 —Sí, pero algo no cuadra... No le caemos lo suficientemente bien como para recibir sugerencias u opiniones nuestras.— Comentó la chica mientras se tocaba la barbilla con una cara algo confundida.

 —Claro, ¿pero no has notado cómo hemos conseguido llevarnos mejor con Susie al pasar de los días?— Oscar preguntó con algo de nerviosismo.

 —Soy consciente de ello, Oscar. Pero...— Erizo le dio una mirada incriminatoria al joven elefante. —Estas ocultando algo, ¿no es así?— Preguntó con una sonrisa.

Oscar sintió cómo la mirada de Erizo lo estaba comiendo vivo, los nervios aumentaban al igual que la torpeza del chico.

 —N-no, cómo crees... Ya te lo dije, me llamo para ayudarle con el té.— Oscar intentó convencer a Erizo.

 —Sé que mientes, nunca puedes mantener el contacto visual cuando lo haces.— Erizo comenzó a crecer de tamaño.

Oscar estaba confundido y aterrado por lo que presenciaba. 

Erizo solo le apuntaba con el dedo al chico. —¡Dímelo, mentiroso!—

El elefante no entendía lo que pasaba, no comprendía el porqué su amiga era tan agresiva contra él. Ella no se comportó así con él ni siquiera en su forma de licántropo.

Las acusaciones que la chica le lanzaba lo estaban torturando demasiado sin mencionar que Erizo seguía creciendo y creciendo a tal punto que atravesó el techo de la cabaña, tornándose más grotesca con el pasar de los segundos.

Oscar no pudo evitar tirarse al suelo y llorar suplicando que todo eso parara. Pero para su mala suerte estaba por pasar lo peor.

"Erizo" levantó a Oscar con lo que parecía ser una extremidad, el chico ya no pudo reconocer a su amiga, no tenía rostro o siquiera una forma humanoide, parecía ser una montaña de carne.

El montículo de carne con una voz grave y difícil de entender dijo. —Vamos, Oscar. ¡Solo dímelo!—

El joven no decía nada, no por no querer decirlo, sino porque estaba aterrado al ver en que se convirtió su mejor amiga. 

Al no haber una respuesta Erizo levantó a Oscar y abrió un agujero en su cuerpo, el elefante se aferraba a la extremidad con miedo a ser engullido por esa masa. Pero no era de mucha ayuda, el montículo agitó su extremidad causando que el chico se resbalara y comenzara a caer hacia el interior de la cosa.

El silencio del joven se rompió al soltar un gran grito. —¡AHHHH!—






"¡Te dije que era una idea muy tonta, Susie!" Oscar escuchó.

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⏰ Última actualización: May 29 ⏰

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