Capítulo 5.

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Oscar despertó sobre la arena de una playa, tenia un sabor muy salado en la boca lo que provocó que vomitara a un costado de él.

 —Que asco...— Oscar comenzó a recordar lo que había sucedido el día de ayer. —Oh no... ¿Susie? ¡¡¡SUSIE!!!—

El joven con muchas dificultades se levantó de la arena, a pesar de sentir mucha sed y hambre tenia que buscar a la gata, tenía miedo de que algo peor le hubiera pasado a ella.



Oscar recorrió gran parte de la playa buscando, su cuerpo estaba por colapsar hasta que vio algo a la distancia. Rápidamente fue para ver de que se trataba, y sus sospechas eran correctas, se trataba de Susie que estaba al igual que él hace no mucho.

El elefante entró en pánico, se arrodillo a un lado de ella y empezó a moverla desesperadamente.

 —¡Susie! Despierta por favor.— Al ver que no estaba funcionando lo que hacía el joven pensó, y en su desespero recordó lo que siempre veía en las películas.

Oscar con mucha pena comenzó a bajar su rostro hacia la cara de Susie, a medida que se acercaba su corazón se aceleraba más y más hasta que junto sus labios con los de la gata.

A medida que Oscar soplaba aire en la boca de Susie, esta misma comenzó a despertar delicadamente. Y cuando vio la escena su cara se enrojeció, rápidamente empujó a Oscar lo más lejos posible.

La gata aún con un gran sonrojo en su cara procedió a toser —¡¿Q-QUÉ TE PASA?!— Susie gritó.

 —¡Yo pensé que... ¡Y luego yo... ¡AHHHH!— La cara de Oscar parecía un tomate, ni siquiera podía formular frases completas, así que hizo lo mejor que sabe hacer. Huir de Susie.

La bruja no sabía cómo reaccionar ante la situación, se quedó ahí sentada en la arena por un rato hasta que recordó el accidente.

 —Oh no.— Susie se levantó e intentó seguir las pisadas que había en la arena.

A pesar del deplorable estado en el que se encontraba Oscar, el sentimiento de pena lo motivaba a seguir corriendo.



Después de unos minutos Susie dio con el paradero del elefante, se encontraba detrás de unas rocas abrazando sus rodillas.

La pelirrosa se sentó a su lado. —Lo siento por haberte gritado, me tomó por sorpresa y reaccione de esa manera. Y agradezco que hayas intentado salvarme aunque solo estuviera dormida.—

Aun con pena el elefante levantó la mirada. —¿Lo dices en serio?— El joven preguntó.

 —Sí, bebé, alégrate. Te iba a hacer burla por besar de una manera algo extraña pero resulto que querías resucitarme.— Susie respondió.

El comentario no le hizo nada de gracia al elefante, pero se sentía mejor al saber que Susie no estaba enfadada con él.

 —Gracias, Susie.— Oscar se levantó del suelo, parecía que había vuelto a su yo habitual.

Por el lado de la gata no entendía el porque le agradeció, pero decidió no darle más vueltas al asunto. Oscar solo le ofrecía la mano para ayudarla a levantarse, la cual ella tomó.

 —De nada, bebé.— Comentó mientras se sacudía la arena del vestido. —Bueno, ya solucionado este asunto debemos ubicar dónde nos encontramos.— Susie intentó sacar su varita de uno de sus bolsillos, pero notó que no estaba. —¡Eh! Oh claro... Todas nuestras cosas están bajo el agua.— La gata soltó un gran suspiro. —Al estar lejos del cristal y sin mi varita, el poder mágico es muy limitado. Así que solo lo usaremos cuando sea necesario.—

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