Con las manos en los bolsillos y la mirada fija en el suelo, Stan deambulaba sin rumbo por las calles del pueblo. Su mente estaba dominada por pensamientos sobre la rubia. ¿Qué había hecho para obsesionarse así? Se sintió como bajo un hechizo, incapaz de pensar en algo que no fuera ella.
Pensó que con el tiempo lograría superarla, pero en el fondo sabía que no lo conseguiría. De una forma u otra, acabaría volviendo a los brazos de Sophie.
Tan inmerso estaba en sus pensamientos que solo volvieron a la realidad al chocar con alguien. Reconoció ese aroma y esa dulce voz que le dijo:
— Perdón, debería prestar más atención por dónde camino. — Al escucharla, giró para mirarla y, para su sorpresa, allí estaba ella. Parecía igual de sorprendida, como si no lo hubiera visto en años.
Ella hizo un gesto para indicar que se retiraba, pero Stan la detuvo, tomando su mano.— Espera, Sophie... yo... — Estaba tan inseguro sobre qué decir. ¿Habría superado ella la situación? ¿O seguiría molesta por haberla ignorado durante tantos días? No lo sabría hasta que se lo preguntara. — Lamento haberte ignorado estos días, tu mensaje me ha dejado un poco confundido acerca de lo que realmente quiero.
Ella suspiró y sonó tan comprensiva y amable, como siempre solía hacerlo. — Entiendo... probablemente te he hecho dudar demasiado, eso debe haberte estresado. Es solo que hablé con Wendy y realmente no sé si lo que hacemos es correcto.
Stan centró toda su atención en ella al oír eso. ¿Había hablado con Wendy? ¿Sobre qué?
— ¿Hablaste con Wendy? — preguntó, sorprendido y un poco nervioso, sintiendo cómo la ansiedad comenzaba a apoderarse de él.
— Sí... yo... ella vino a mi trabajo el otro día. Dijo que sospechaba que tenías una relación con alguien más. No me dio muchos detalles, pero ya sospecha algo y, la verdad, Wendy es una chica encantadora... Me siento mal por ella. — Sophie tocó su brazo con tristeza, sintiéndose realmente apenada por ser la causa del dolor de otra mujer.
Hubo un silencio, un gran silencio largo e incómodo, con su mano aún sobre la de ella relajó un poco su agarre pues por la tensión había puesto fuerza demás. Suspiró intentando relajarse y la miró con lástima.
Sin pronunciar una palabra, la envolvió en un abrazo reconfortante. No pasó mucho tiempo antes de que ella comenzara a sollozar, apoyando su cabeza en el pecho de Stan.
Abrazarla en público le proporcionaba una sensación de bienestar, como si finalmente pudiera mostrar al mundo que ella era suya y él era de ella. En ese momento, nada más importaba, solo Sophie.A pesar de saber que quizás no debía hacerlo, tomó su rostro entre sus manos y secó sus lágrimas con delicadeza, como si ella fuera una muñeca de porcelana. A pesar de las lágrimas, Sophie seguía luciendo hermosa a los ojos de Stan, lo que solo intensificaba su deseo de protegerla.
Después de eso, se dirigieron a la casa de la rubia y, una vez en su habitación, se encontraron simplemente abrazados, compartiendo besos tiernos. Stan volvía a sentirse completo, tenerla de nuevo a su lado era todo lo que necesitaba para recuperar la felicidad.
O al menos eso era lo que él creía, y con cada palabra que pronunciaba, intentaba convencerla de ello.
Sophie sabía que, aunque probablemente él estuviera mintiendo, eso no le importaba; solo anhelaba un poco de amor por su parte.
— Te amo, Stan... — dijo la rubia, soltando las palabras como si fueran lo más sencillo del mundo. En realidad, lo amaba con todo su corazón.
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BEAM | stan marsh
Fiksi PenggemarSophie fue una experiencia para Stan. Stan fue todo para Sophie.