-set

72 9 1
                                    


Un día normal comenzaba de nuevo, la alarma sono exactamente a las 7 y tras un largo bostezo Hanbin se levantó de la cama. Con un ojo entreabierto y sus ropas ligeramente desordenadas entro al baño, viendo su reflejo azulado en el espejo, su cabello negro se veía gracioso cuando se levantaba y no perdió oportunidad de soltar una pequeña risa. No recordaba la última vez que escuche a alguien reir.

Tomo una ducha tranquila dejando que los nervios y pensamientos intrusivos fluyeran como el agua lejos de él. Salió, se vistió con su uniforme, acomodó los libros en su mochila y bajó a la sala a desayunar una fruta para que en el camino no le fuese tan pesado.

La casa seguía vacía y apagada, el tapiz celeste con leves signos de humedad, la casa apenas iluminada por una lampara blanca y la luz tenue que se colaba por entre las cortinas. A veces deseaba que el mundo pudiese pintarse de otro color que no fuese azul, pero no conocian otros colores y el amarillo solo era usado por unas pocas personas, era mal visto en una sociedad no llevar colores azules. Soltó un último suspiro acomodando la mochila sobre sus hombros y cerrando con llave el apartamento.

Caminaba a paso lento sabiendo que aún tenia tiempo, pocas personas salían de sus hogares, los niños en los parques solo se amacaban pobremente como sin energias, Hanbin recordaba ser un niño ugueton a su edad, pero nunca tuvo amigos iguales, todos se quejaban de que era ruidoso y los adultos solo lo miraban extraño. Como si fuese el único niño en todo el mundo que disfrutaba de algo.

Tal como el día anterior, y el anterior a ese, y desde hace 6 años, saludó a Yedam con emocion, siendo resondidó con una leve sonrisa, era un progreso al menos. Entraron a la institucion pasando por la gran puerta de roble de color azul intenso y vió como la mayoria se encontraban sumamente nerviosos.

-¡Buena suerte hoy, Chaewon!- Alentó en saludo a la pelinegra de cabello corto, que le devolvió una sonrisa nerviosa, parecía con ganas de llorar y podía ver ligeramente el temblor de sus manos.

-Todos estan demasiado tensos- Susurró el menor.

-Ya lo veo- Apretó los labios con una mueca -Espero que todos tengan un buen ingreso a la universidad o que al menos no pierdan motivacion por seguir sus estudios- Pidió al cielo con sus manos unidas sobre su pecho, como un lindo angel azul, Yedam carcajeó -Nos vemos Yedamie, oh, rié más seguido, tu risa es hermosa-

-Lo haré, suerte Hanbina- Bromeó yendo a otro salón.

Hanbin se sentía más confiado ese día, había logrado hacer sonreir ligeramente a dos personas hoy y sabía que cuando su madre volviera a casa, le daría una sorpresa con sus pastelillos favoritos, de solo imaginar su cara de felicidad y los abrazos fuertes que le daría no pudo evitar que su sonrisa creciera, marcando el pequeño hoyuelo en su mejilla.

Debían pasar la primera clase, que en su caso era de literatura, y luego casa profesor de turno les entregaría los resultados de sus examenes. La profesoria Mina explicaba con su tono tan suave de voz como eran utilizadas las poesias por grandes figuras dentro de la historia, la mayoría solia disociarse con esa voz de fondo o dormir, pero todo profesor sabia que ante cualquier cosa que digeran un alma siempre estaría escuchando.

-Espero hayan prestado atención, dado que es la última clase que tendrán conmigo, solo deseo desde mi corazon que todos puedan seguir su camino soñado o al menos uno que les siente bien- Dijo, mostrando su blanca dentadura, Hanbin solía creer que era como un vampiro, su belleza sin igual y su piel palida le sentaban bien.

-Gracias...-Susurró, siendo la única persona que respondió ante la mujer, quien sonrió con ternura, recordandole a su madre.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿ʀᴇᴅ ᴏʀ ʙʟᴜᴇ? - ʜᴀᴏʙɪɴ [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora