¿ʀᴇᴅ ᴏʀ ʙʟᴜᴇ? - ʜᴀᴏʙɪɴ [pausada]

-yeolhana

A veces los adultos suelen decir que mientras más lo prohibas a un niño hacer algo, más ganas tendrá de hacerlo.

Gyuvin había presentado una justificación de que no iria a la estación el día de hoy, muchos lo hacían cuando estaban de duelo, enfermos o con pendientes más personales y especificas, pero él, a diferencia de ello, usaría su día libre para investigar la última desaparición.

Para su suerte, pocas personas transitaban aquel día, debido a que era domingo, entonces aprovechó para caminar por la zona donde habían visto por última vez a un chico de facciones como las de Hanbin.

-¿Por qué iría al bosque?- Se preguntó para si mismo mientras iba caminando.

Preguntó a los amigos que su madre había mencionado, Yedam y Chaweon, pero estos parecían darle la misma respuesta que la mayor:

"Hanbin es un chico dulce, no hay manera de que escapara"

El chico parecía ser bastante querido por muchas personas en su escuela, sabía verle el lado positivo a la vida a pesar de estar en un mundo donde todos estan decaidos, era "brillante como un sol", lo describió Yedam. Cada cosa que descubría solo lo conducía hacia más y más dudas sin respuesta. El chico se había esfumado y al parecer no podía hacer mucho para encontrarlo.

La lluvia hacía las cosas mil veces peor, escondía las huellas, manchas o cualquier cosa que podría servirle como una pista, pero incluso así, Gyuvin no se rindió. Pasados los 2 minutos de haber salido de la ciudad y entrado a la gran carretera con altos árboles a sus costados, podía sentir como alguien o algo lo observaba, pero al voltear, nadie parecía estar ahí.

-¡Lo siento!- Escuchó de pronto una voz proviniente del bosque -¡Lo siento!-

-¿Qué carajos?- Murmuró en voz baja volteando en direccion al sonido. No conocía la voz del chico desaparecido, por lo tanto no podía determinar que sea él o no, pero si sabía que la policia no hizo nada al respecto y nisiquiera se molestó en hacer un rastreo de la zona. Hanbin podía estar frente a sus narices, y él planeaba encontrarlo -¿Hola? ¿Quién está ahí?- Dijo ahora en un tono alto, a pasos largos se iba haciendo paso por el lodo y el moho de la madera.

-¡No soy bueno, fallé!- Pronunciaba mucho más fuerte conforme se iba introduciendo más entre los árboles.

-¡¿Quién eres?!-

No sabía si era por el frio aire o por probablemente estar perdido en aquel lugar, pero pudo ver como una mariposa de un curioso y fuerte color emanaba de un árbol a la lejanía, danzaba con tranquilidad, moviendo sus alas mientras su aura tintada de la misma tonalidad la acompañaba. Gyuvin de inmediato quedó asombrado con la magestuosidad que esta poseía. Decidió entonces que la seguiría, aunque no sabía exactamente el porque, solo lo hizo.

Escondido tras uno de los azabaches troncos unos ojos miraban espectante cada movimiento que el pelimarron hacía y como, siguiendo a dicha mariposa, volvía hasta la carretera de donde había venido.

-Tonto insecto- Susurró achicando sus ojos con desconfianza -Debo detenerlo antes que arruine todo- Fue lo último que pronunció antes de salir corriendo, sin ser notado por el mayor gracias a que el sonido de sus pies descalzos era callado con la tierra humeda.