Hijos de la Muerte [HidaNaruto]

CAPÍTULO 8

Advertencia: +18

Hidan, Naruto y Deidara se encontraban encerrados en una tienda de conveniencia la cual habían logrado despejar y asegurar para pasar la noche.

Deidara lo primero que hizo después de terminar su parte fue ir hacia el baño de empleados dónde se lavó la sangre que se le había pegado al rostro y brazos. Pero al ver que también tenía en el cabello decidió ir a buscar shampoo en las estanterías, una vez que lo encontró se regresó al baño.

En cuanto a Naruto, este iba recogiendo dulces agregando más a la colección de comida que llevaba en la mochila.

—Yo también quiero un dulce —le dijo Hidan quien se paró a su lado recostandose contra la estantería.

—Toma uno y listo —dijo Naruto dándole lugar pero sin mirarlo.

—No me entendiste —lo empujó contra la estantería provocando que su cara golpeé contra ésta y se apoyó contra su espalda—, quiero este dulce —le susurró al oído y le apretó el trasero.

Naruto rodó los ojos pero al escuchar a Deidara salir del baño una idea cruzó su mente por lo cual sonrió.

—Entonces pruébalo.

Hidan emocionado le bajó los pantalones ni bien Naruto se desabrochó el cinturón.

—¡Gracias por la comida! —dijo Hidan para luego bajar el boxer y comenzar a lamer el trasero del rubio quién se aferró a la estantería cuando sintió como Hidan no se conformó solo con eso sino que empezó a masajear su miembro.

Deidara se escurría el cabello con ambas manos al salir del baño ya que sentía que todavía estaba muy húmedo, pensaba buscar si había alguna toalla o mínimo un repasador para secar su cabello. Mientras sea una tela limpia la usaría sin importar para qué estaba hecha.

Sin embargo en su búsqueda al cruzar por uno de los pasillos se topó con una imagen que jamás habría deseado ver.

Las palabras no salieron de su boca y lo único que pudo hacer fue acercarse a Hidan para de una patada alejarlo de su hermano.
Porque según su percepción, ese sujeto tenía dominado al rubio en contra de su voluntad y nada le haría creer lo contrario ya que en el camino hasta ese lugar oyó varias veces como su hermano rechazaba las ofertas que le hacía tal desagradable sujeto.

Es más, por eso mismo él había intentado deshacerse de Hidan pero era insistente en querer seguirlos.

—¡Desgraciado! —gritó abatido hacía Hidan— ¡Malnacido! —lo pateó.

Naruto quién había sentido como el placer era apartado de él se dió vuelta y miró al culpable golpeando a Hidan.

—¡Oye! ¡¡Oye!! —gritó Hidan de vuelta logrando apartarse de un golpe que iba directo a su cara.

—¡¿Cómo pudiste?! —las lágrimas comenzaron a caer, era demasiado para él.

Hidan lo miró raro y sacudió con una mano el polvo de la ropa.

—Si no fueses el hermano de mi lindura ya te habría cortado en veinticinco pedacitos —le dijo mirándolo por primera vez con seriedad.

—¡¿Encima me amenazas?! —iba a molerlo a golpes definitivamente.

—¡Ya basta Deidara! —ordenó Naruto alzando la voz.

Deidara volteó a verlo con asombro viendo como Naruto parecía estar enojado con él a pesar de todo.

Naruto se cruzó de brazos y no le importó mucho que su parte baja esté expuesta.

—Pero… —Deidara no entendía qué sucedía. Sin querer hacerlo realmente, vió el miembro de su hermano menor levantado.
Naruto estaba excitado, incluso el sonrojo en sus mejillas y ojos brillosos lo delataban.