Peaches & Blueberries » [KAISOO]

ღ Especial XX ღ

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JongIn agrandó los ojos cuando KyungSoo terminó de pronunciar, por fin su novio estaba tomando en cuenta una de sus más grandes suposiciones, la cual él sabía bien que era verdad, pero el hecho de que KyungSoo la estuviese tomando en cuenta reforzaba aún más sus ideas y las razones de por qué Yoo IlHwang actuaba así sólo con él.

—Creo que él sabe que me gustas y por eso hizo esto hoy, usar tu perfume, vestir similar a ti... pero nada de eso era igual a ti, o sea, nada de eso me daba las mismas vibras que tú... me das.

—Mi amor — JongIn acunó el rostro de KyungSoo en sus palmas — No es el momento, pero me hace sentir muy bien que sólo conmigo... tú puedas sentir esa comodidad.

—Es así.

—Supongo que tarde o temprano llegaría el momento en el que te dieses cuenta por ti mismo eso de lo que te hablaba.

—Sí, pero...

—¿Cómo te sientes con eso?

—Uh — KyungSoo hizo una mueca — Incómodo, totalmente.

—Mmhn.

JongIn rió un poco, elevando una mano para poder acariciar la cabellera de su pequeño arandanito dulce hasta conseguir de él un adorable gesto, como un tierno minino de pelaje negro ansioso por sus caricias.

—Pero de todos modos, aún no me convenzo al cien por ciento.

—¿De verdad se te complica mucho aceptar que él pueda estar enamorado de ti? — JongIn arrugó un poco la nariz.

—Sí.

—KyungSoo...

—Es que... de mí, JongIn.

—¿Qué tiene eso?

—Estamos hablando de mí — sin pensar en lo evidente que fue, KyungSoo bajó la mirada — Yo que siempre fui...

Pero la rapidez de JongIn interrumpió a KyungSoo al posar gentilmente su dedo índice sobre aquellos labios carmesíes tan sabrosos y dulces que estuvieron por soltar una de las más grandes boberías en el mundo.

—Bonito, siempre fuiste un chico muy bonito y especial.

—Bonito...

—Dios, eres precioso — JongIn ladeó la cabeza, observando sosegado a ese bonito Hyung suyo — Por fuera y por dentro, incluso si dudas de ello, yo sé que es así. ¿Por qué sería extraño que llegases a gustarle a Yoo IlHwang o a otras personas cuando eres, Dios, tan bonito? Mi bonito.

—JongInnie...

—Así que lo que sea que planeabas decir, ahórratelo — el menor elevó ambas manos y cerró los ojos — No pienso escuchar jamás algo como eso, me enfadaría mucho.

—Bobo — el pelinegro rió — Gracias.

—¿De qué, bonito?

—Es que contigo... en serio contigo sé que estoy haciendo lo correcto.