Harry Potter: Hogwarts Pokémon Adventure

Capítulo 37 : En el Ministerio

El vuelo hasta Londres fue largo y sin incidentes. El trío de Pokémon voló por el aire sin obstáculos mientras el cielo se oscurecía constantemente, Hermione seguía los diversos pueblos y ciudades por los que pasaban para asegurarse de que estaban en el camino correcto.

Finalmente, con el cielo tan oscuro que sólo se podían ver las luces de los coches y las farolas de la calle, llegaron a Londres, donde Ron tomó la iniciativa.

Londres era enorme, y su tamaño era aún más desalentador a vista de pájaro, y aunque Ron insistió en que sabía lo que estaba buscando y dónde encontrarlo, todavía estuvieron en el aire por algún tiempo antes de que Ron, finalmente, encontrara. su objetivo.

Charizard y Flygon siguieron el ejemplo de Pig mientras descendía al nivel de la calle, elevándose silenciosamente para aterrizar en el centro de un estacionamiento grande y casi desierto, con solo un puñado de vehículos presentes, sentados al lado de un edificio de aspecto bastante formidable.

"Entonces, esto es todo", dijo Harry, observando cómo Ron y Ginny desmontaron rígidamente a Pig.

"Gracias a Dios lo logramos", suspiró Hermione aliviada, con el rostro un poco verde. Sin embargo, esa era muchísimo mejor que la de Neville, quien parecía casi a punto de vomitar. Al lado de Harry Malfoy se desplomó en el suelo, doblado y retorciéndose. Ron se rió.

"¿Está bien, Malfoy?" Él sonrió. Malfoy lo fulminó con la mirada. “¿No eres fanático de volar?” Malfoy se enderezó enojado.

"Si los humanos estuvieran destinados a volar, tendrían alas", dijo lacónicamente. A espaldas de Ron, Hermione parecía estar de acuerdo con él a regañadientes.

"Vamos", dijo Harry, permitiéndoles sólo un breve momento para recuperar el aliento. Devolvió a Charizard a su Pokébola y se alejó, acercándose al enorme edificio en cuyas sombras habían aterrizado. Se alzaba ante él en la oscuridad, con muchos pisos de altura y extendiéndose a izquierda y derecha. Algunas ventanas estaban iluminadas, claramente había trabajadores que llegaban tarde o en turno de noche, pero la mayoría estaban a oscuras. Frente a él se encontraba el atrio, visible a través de las puertas de cristal e iluminado, aunque no parecía haber nadie a la vista.

Harry empujó la puerta. No se movió.

"Estoy en ello", Ron dio un paso adelante, con las herramientas para abrir cerraduras en la mano, antes de detenerse en seco. "Maldición."

"¿Qué es?" Preguntó Hermione, avanzando para investigar. Neville, Luna, Ginny y Malfoy retrocedieron y esperaron.

"No hay cerradura", les dijo Ron, sus ojos revoloteando por la puerta. “Es todo electrónico. No hay ningún ojo de cerradura”.

“¿Entonces no puedes hacernos entrar?” preguntó Harry. Ron sacudió la cabeza preocupado.

"Entonces es bueno haber venido", habló Malfoy, dando un paso adelante con aire de suficiencia y lanzando una mirada sonriente a Ron. “Mira, a diferencia de Weasley, he prestado atención en mis visitas al Ministerio y, a diferencia de Weasley, puedo decirte que se requiere una tarjeta de identificación de personal para acceder fuera del horario laboral normal. Dado el importante papel del Ministerio en nuestro mundo, siempre hay trabajo por hacer, sin importar la hora. Un simple mecanismo de cerradura y llave no sería suficiente”.