Ella es mí esposa.

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Un mes después.

Lena: No quería que las cosas terminaran así.

Kara: Te conozco desde hace tanto tiempo, Lena. - Le recordó antes de sentarse. - Si aceptaste esto, fue por alguna razón. Si quieres que al menos que te escuche y no ordené que te saquen a rastras, deja de actuar como siempre y habla con honestidad. Si no, puedes irte, te doy tiempo para que lo hagas, pero ten en cuenta que no permitiré que seas feliz. Si no fuiste capaz de permitirte ser honesta contigo y conmigo y pedirme el divorcio a tiempo, entonces no mereces que te escuche, tu felicidad o tu paz.

 
Lena: De acuerdo. Aunque esos coqueteos eran incómodos, me gustaba tener su compañía. Ella es buena y sabe cómo ayudarme en el trabajo.

Kara: Entonces debería tener a una mujer como ella a mi lado también, me ayudaría muy bien en el trabajo.

 
Lena: No...

 
Kara: ¿No? Sabes, nunca he perdonado a las personas porque siempre saben lo que hacen y conocen las consecuencias. Solo actúan como si no lo supieran. Tú ya dijiste que sabías que esto me lastimaría, pero aun así lo aceptaste y a ella tu lado, disfrutando de esos coqueteos para alimentar tu ego. No te importó cómo me sentiría, no te importó si esto me dolería o molestaría. Te importó tus sentimientos y como te sentías con ellos.

Lena: Kara, yo no me acosté con ella.

Kara: No me importa si te acostaste o no con ella, me importa que estuviste dispuesta a aceptarla sabiendo que había riesgo de que yo me enterara. Personas como tú no merecen perdón, merecen un castigo. Y te diré cuál es tu castigo, Lena. No te daré el divorcio, pero ya no te considero mi esposa, no te debo lealtad. No voy a perder lo que me costó por tu estupidez. No nos casamos con bienes separados. Así que ahora lo sabes, puedes tener lo que quieras, pero no tu libertad. Te aconsejo que le digas que se vaya lo más rápido posible de esta ciudad, porque si me entero de algo en lo que ella esté involucrada, nadie la salvará, ni siquiera tú. Haré su vida una porquería y serás tú la única responsable de mis actos y de su sufrimiento.

Lena: Estás llevando esta situación demasiado lejos.

Kara: Por supuesto que la he llevado demasiado lejos al aceptar las condiciones de este matrimonio. Pero todo eso ha terminado.

Lena: Y si te dijera la verdad, ¿cambiaría algo en ti?

Kara: Si quieres decir la verdad por una vez en tu vida, hazlo sin poner condiciones.

Lena: La razón por la cual nunca te pedí el divorcio o esperé que me lo pidieras es porque temía amarte y sabía que tu lo supondrias. No quería sentir algo por ti que fuera más fuerte de lo que ya conocía, porque eso me haría sentir vulnerable. Es verdad, he sido egoísta al poner eso por encima de nosotras durante estos 10 años. Sabía las consecuencias y el escenario si descubrías nuestra relación, pero preferí arriesgarme porque me gustaba su atención, sus coqueteos. Quería un poco de emoción, algo que no había tenido en ese aspecto. No pensé en ti, y no lo he hecho en mucho tiempo. Pero eso no significa que quiera perderte. Quisiera trabajar en ello, quisiera que esto funcione y dejar todo lo malo en el pasado. Pero no puedo hacerlo si tú eres capaz de amenazarme a mí y a ella. 

Kara: Humm.

Lena: Yo soy tu esposa, y no quiero que eso cambie. Quiero que las cosas mejoren, quiero tener la familia que imaginé cuando te vi con Maggie y su hija. Quiero que todo cambie. Sé que ahora estás herida y sé que estas palabras no son suficientes para curar y dolor pero….

Kara: ¿Pero?

Lena: Las palabras no son suficientes, pero te prometo que te daré todo y más de lo que te he negado estos años. Y si no aceptas o te preocupa rechazarlo te juro, te doy mí palabra de que no perderás nada. Lo que has conseguido en estos años, será solo tuyo. No te pediré nada, te lo daré todo si eso te hace feliz me desliga de ese dolor.

Kara: Vete Lena, ya no puedo verte.

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