Capitulo nueve.

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El restaurante al que acudieron para cenar era uno de los predilectos de la rubia, pues evocaba los dulces recuerdos de su infancia. Kara era la única hija del matrimonio entre Zor-el y Alura, una unión que, a pesar de sus evidentes diferencias, había sido realmente armoniosa. Sin embargo, tras la muerte de su madre, su padre contrajo matrimonio nuevamente en un corto período de tiempo, un acto que Kara tomó de manera muy negativa. No fue sorpresa, por tanto, que se distanciara de Zor-el.

Más tarde, cuando su padre sufrió un accidente junto a su nueva familia, en el que perdió a su esposa e hijo y quedó en estado crítico, Kara se mantuvo inflexible, sin perdonarlo a pesar de las súplicas moribundas del hombre. De manera irónica, Zor-el falleció el mismo día que su madre, en el mismo mes y a la misma hora.

Como resultado, Kara se convirtió en la única heredera de todo. Bajo la sabia tutela de la madre de Alex, se transformó en una joven inteligente y culta, quien, con su esfuerzo, logró mejorar su vida y construir una fortuna propia, aún más sólida e impresionante que la herencia que recibió.

Por otro lado, Lena también había disfrutado de una infancia agradable, al menos hasta cierto punto. Tras la muerte de su madre, la cual presenció, fue llevada por su padre a su nuevo hogar. Para su sorpresa, descubrió que ya había una familia allí: Lillian y su hijo Alexander. Aunque Lillian nunca trató de manera inapropiada a Lena, era evidente para todos que nunca sintió un amor maternal hacia ella, lo que resultó en que sus hijos recibieran más afecto y atención.

Lex, por su parte, la quería lo suficiente como para que su vínculo fuera genuino y sólido. Sin embargo, su conexión más profunda era con Kieran, a quien Lillian consideraba rebelde, obstinada y caprichosa. Kieran era muy similar a Lena, lo que suponía un golpe al orgullo de Lillian. Lionel, su padre, amaba a sus hijos, pero valoraba más su vida independiente, evitando así tener que resolver problemas o discusiones. Por lo tanto, tan pronto como sus hijos alcanzaron la mayoría de edad, cedió todos sus bienes, evitando así cualquier discordia.

Kieran, siendo la menor y por imposición de su madre, no tenía un futuro empresarial. Era realmente mala en los negocios, lo que quedó patente cuando tomó el lugar de su hermana sin tener ninguna experiencia, lo que resultó en grandes pérdidas de dinero. En respuesta a esto, Kara y Lena, quienes tenían un gran afecto por ella, le ofrecieron su ayuda para encontrar su lugar, aliviando así su vida.

Después de esto, la acompañaron a la casa de Samantha, quien la había invitado a ver una serie de Netflix, antes de retomar su camino a casa.

Al llegar a casa, Kara y Lena se encontraron con un ambiente cálido y acogedor. La luz suave de las lámparas bañaba la sala con un resplandor dorado, y el aroma agradable de la cena recién cocinada llenaba el aire.

Lena se quitó los zapatos y se dejó caer en el sofá, suspirando de alivio después del largo día. Kara, por su parte, se dirigió a la cocina para servir la cena. Regresó con dos platos humeantes y se sentó junto a Lena en el sofá, ofreciéndole una sonrisa cansada pero genuina.

Comieron en silencio, disfrutando de la comodidad de la compañía del otro. Después de la cena, Kara se acurrucó contra Lena, apoyando la cabeza en su hombro. Lena, a su vez, envolvió un brazo alrededor de Kara, acariciando suavemente su cabello.

Se quedaron así durante un rato, disfrutando del silencio y de la presencia del otro. Fue un momento dulce y tierno, un recordatorio de la tranquilidad y el amor que compartían en su hogar. A pesar de las pruebas y tribulaciones del día, siempre encontraban consuelo en estos pequeños momentos juntas. Y así, con el suave murmullo de la ciudad como su banda sonora, se quedaron relajas, seguras en el conocimiento de que, pase lo que pase, siempre tendrían el uno al otro.

Ella es mi esposa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora