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— ¿El sábado?. — Asentí. — ¡¿Este sábado?!.

— Si, este sábado. — Solté una pequeña risa al ver su reacción.

— ¿Por qué no lo dijiste antes? Faltan dos días, te hubiera preparado algo genial. No se si me de tiempo de conseguir un regalo.

— No necesito un regalo. Para ser honesta, no queria festejarlo y Mincy tampoco es de festejar nuestro cumpleaños, por eso no te dije, pero cambie de idea, quiero que estés ese día conmigo.

— Si, claro, vayamos a donde tu quieras. Pero aún así debiste decirme, habría respetado tu decisión y me habría dado tiempo de buscar un buen regalo.

— Tu presencia es más que suficiente. No necesito regalos...

— Aun así tendrás uno.

Jajaja Okey, okey. Vayamos a un parque de diversiones.

— Claro, sería genial.

— Solo no le digas a Isa y Britt... Querrían armar una fiesta a lo grande y ya tuve suficiente con la última. — Ella asintió.

[…]

El sábado llego pronto. El día de mi cumpleaños número 17, mio y de mi gemela, por supuesto.

Una vez desperté fui a mi armario a buscar el regalo de Min.

Sabía lo mucho que le gustaba la película de Coraline a mi hermana así que decidí regalarle la caja con los ojos de boton qué le da la otra madre, en porcelana, hecho a mano por mi (Y muchos tutoriales de referencia).

La barnice para que quedara brillante y le agregue un compartimiento en la parte de abajo para que pudiera guardar cosas.

Y no solo eso, también le compre la muñeca de la película.

Toque la puerta de su habitación tres veces hasta escuchar el pasa del otro lado.

— ¡Feliz cumpleaños Mincy!.

— Feliz cumpleaños a ti también.

Nos abrazamos.

— Ten, abre tu regalo.

Era obvio que le encantó su regalo. La verdad es que me me sorprendió que me quedara tan bien el regalo.

— Gracias Lin, me encanta. Lo amé.

— Y si levantas los botones puedes guardar algo debajo.

— Es sorprendente. Ahora abre tu regalo.

Me entrego una caja algo grande, era blanca y tenía un listón azul que la adornaba.

Lo desate y levante la tapa dejando ver un bonito vestido color lila. Era pomposo en la parte inferior con encaje, la falda llegaba hasta las rodillas. En la parte superior tenía un escote en forma de corazón qué solo dejaba ver las clavículas y en la parte de las costillas tenía una línea algo gruesa de tela transparente que rodeba toda mi cintura del mismo color del vestido.

Señorita PerfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora