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Estaba en mi cuarto viendo la última publicación de mi novia en Instagram. Hace solo unos minutos que puplico una foto de nosotras en nuestra última cita antes de que mamá llegara de Suecia. Había sido hacer dos días su llegada.

— ¡Empaca tus cosas!. — Dijo mi madre interrumpiendo bruscamente en mi habitación aventando un sobre amarillo a mi cama.

— ¿Qué?. — Me senté en mi cama confundía del por que estaba tan molesta.

— Te lo advertí Lincy. Te dije que si te veía de nuevo con esa niña habrían consecuencias. Empaca tus cosas ahora.

Abrí el sobre viendo unas fotos de esta últimas semanas donde se podía ver perfectamente a Hazel y a mi. También habían fotos del club de autodefensa y finalmente al fondo de todo esto había una copia del último examen que había tenido, lo había reprobado y no le dije nada.

— ¿Quien te dio esto?.

— Tus calificaciones han bajado, me mientes, ocultas exámenes reprobados, llegas tarde, sales sin permiso, te unes al club que te prohibí unirte, ¿Qué sigue?, ¿Alcohol?, ¿Sexo?, ¿Drogas?, ¿Qué te gusten las mujeres?. Esto se termina ahora. Te iras a un internado en Suecia, ahí volverás a ser la misma de antes. La misma que eras antes de que te influenciara esa niña y esta vez me encargaré de eso.

— ¡No! ¡Yo no me voy a ningún lado, no pienso dejar a Hazel!. — Recibí una bofetada.

— ¡No me vuelvas a contestar!. No entiendo porque tanta importancia a esa estúpida niña.

— ¡Se llama Hazel! No es estúpida y es MI NOVIA. Entiéndelo Sara, ya no tienes ninguna autoridad sobre mi. La "Señorita Perfección" se terminó. Viviré mi vida a mi manera, saldré con Hazel y no me voy a ningún lado, te guste o no. — Abofeteo mi otra mejilla. — No lograrás nada golpeandome. Nada cambiará, saldré, tomaré y tendré sexo con Hazel, viviré MI vida.

— Eso ya lo veremos. Veremos si piensas lo mismo.

Mamá agarro un cinturón de mi armario y me pego con el. Era la primera vez que me golpeaba, aunque también era la primera vez que me revelava. Pero así me diera cien cinturonazos no cambiaría de opinión. Se lo prometí a mi niña interior.

— ¡DETENTE! ¡Duele!.

— ¡Esto lo hago por ti, pequeña! Lo hago por tu bien, por tu fururo.

No voy a negar que me dolía, estaba llorando después de todo... Aunque no sabía bien si lloraba por el dolor físico o emocional.

Mi mamá tuvo suerte, hizo todo esto sabiendo que Mincy no estaba, sabiendo que Ronald no haría nada, qué no había nadie quien me protegiera.

Después de media hora (Que se me hizo eterna) mamá se canso y finalmente me dejó sola en mi habitación, sentenciado qué me iría a Suecia si o si.

Me levante, tiritando de miedo, miedo que me trague. No era ni el lugar ni el momento para dejar que el miedo me dominará.

Agarre una mochila, metí algo de ropa, tenía que ser rápida porque si mi mamá se daba cuenta me encerraria hasta el día que me tuviera que ir. Tome mi teléfono dejándole un mensaje a Min.

"Voy con Hazel. No le digas nada a mamá. Cuidate."

Salí sin que se diera cuenta y empecé a correr, corrí lo más rápido que mis piernas me lo permitieron, ignorando el dolor físico. Haciendo que un viaje de 15 minutos se volviera uno de casi 10.

Toque la puerta, con el corazón al mil y la respiración agitada.

— Dios, ¿Qué te paso, dulzura?. — Pregunto la señora Callahan alarmada por mi aspecto, por mi piel enrojecido, ojos hinchados, rastro de lágrimas y muchos moretones qué recién iban saliendo y seguramente se pondrían peor. — Ven, pasa. ¡HAZEL!.

Señorita PerfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora