Narra Juan ;
— Te lo tendrías que haber pensado dos veces antes de dejarla ir, Juanillo — Borja me dio varias palmaditas en la espalda y se fue apretando los labios.
Manuel los había puesto a correr y yo era el más lento que iba de todos.
¿Qué como estoy? Fatal. Alba se ha ido esta mañana y se ha llevado a Mara e India.
Adelante un poco y me puse al lado de Borja.
— ¿Sabes? Mi culpa no ha sido que se fuera a Barcelona — me defendí diciéndole al gallego.
— Mi comentario no iba por esos tiros, pero te mando un okey.
Lo fulminé con la mirada y justo pasamos por delante de Iris.
Ella estaba sonriendo, qué pesada es. Le gusta joder y está haciendo llamar mi atención.
Entiendo que nos grabe, es su trabajo y al fin y al cabo. Pero es que es muy pegajosa.
Escuché un silbido agudo y me giré, Pellegrini me estaba llamando.
Me acerqué con miedo y me puse al frente él.
— Juan — me llamó. — Acompaña a Iris a la sala donde Alba editaba aveces las fotos, porfavor, que no sabe dónde está.
Suspiré y miré a Iris, que le gusta fastidiar a esta chavala.
— Vale — respondí seco.
Comencé a andar y noté que Iris me seguía.
— Podrías decirme un simple "hola" eh — dijo la cántabra poniéndose a mi lado.
— No me apetece hablar, Iris. Déjame — le pedí.
— Ouuuuu — soltó ella una risita. — ¿Se ha ido tu "rubita"? — se burló ella y me entraron ganas de pegarle un guantazo.
— Vete.
— Ustedes dos me hicisteis daño y ahora vengo yo a por mi venganza.
— Estas flipadita, ¿no? Tú tocas a Alba o a mis hijas y te falta el mundo entero por correr — le di una palmadita en la espalda y seguí andando.
— Si te acuestas conmigo, no le haré nada.
— ¿Tú no estás bien de la cabeza verdad? ¿No funcionan tus neuronas de 23 años verdad?
— ¿Si o que? — me vaciló.
— Que se te vaya quitando tu ilusión de acostarme contigo, porque ni de coña lo volvería a hacer.
— Sabes que sí.
— Me llevas 5 años, y pareces que me llevas 20 por la mentalidad que tienes. Supera que no soy para ti, joder Iris.
— Y yo soy pelirroja.
— Que pesada eres, que no eres guay por ser la fotógrafa del equipo.
— ¿Y Alba si lo era acaso? Si es una fracasada que está sola en Barcelona con dos niñas pequeñas, está SOLA — Iris gritó la palabra "sola".
La empuje y ella chocó contra una pared me acerqué a ella y le agarré las muñecas, y su cuerpo quedó pegado a la pared.
— Como vuelvas a nombrarlas te mato Iris, y sabes perfectamente que lo hago — la amenacé.
Abrí la puerta de el estudio y la dejé ahí.
Volví al entrenamiento y el mister me dio las gracias.
Estaban haciendo ejercicios de coordinación y me puse a ello.
Luego hicimos un juego de equilibro por parejas y me puse con Bartra, el único que me entiende.
— Enano, luego me cuentas que te pasa, ¿va? — me dijo Bartra al terminar el ejercicio y yo asentí.
Hicimos un par de ejercicios más y fuimos a los vestuarios.
Alguien me agarró del brazo y vi a Bartra.
Nos sentó en los banquillos del final del todo.
— Cuéntame — me dijo el catalán.
— Como sabes, Alba se ha ido — empecé a hablar y Marc asintió. — Lo dejamos antes de que ella se fuera porque siempre teníamos peleas y estábamos siempre enfadados — me limpié una lagrima y Marc paso un brazo por mi hombro. — Se ha llevado a mis hijas, Marc, ¡mis hijas!
— Gordito, tú la cagaste también. Siempre pasabas de ella y de las niñas. En parte te entiendo a ti, pero ponte en el lugar de ella. ¿Crees que ella se lo merece? Eras el mayor de la relación y créeme, 27 años no son lo mismo que 25. Ella aún es una niña, tío. Tendrías que haber cuidado de ella y de las niñas. Me pongo en su lugar, ser madre con 22 años... Es duro, ¿sabes? Tú la dejaste sola y te fuiste a Milán y hay si te entiendo yo y ella negó en irse contigo, pero también es entendible que ella aquí en Sevilla lo tenía todo. Mara es la mayor y la más madura, ¿Mara tiene que ver cómo sus padres siempre están discutiendo? Por supuesto que no, y me pongo como ejemplo con Melissa. Yo lo que te aconsejo es que hables con Alba. Borja a hablado con ella y puf.... Alba está fatal, Juan, y tú la conoces mejor que nadie.
A estas alturas, yo estaba llorando como loco.
— Lo sé, he sido un niñato. Pero yo la quiero Marc, más que a mi mismo — abracé a mi amigo.
— Y se nota enano, pero deberías de saber a pedir perdón. Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
— Y yo perdí a los amores de mi vida — sollocé.
— Espero haberte ayudado gordito, sabes que soy tu mano derecha, tú media naranja y tú ojito derecho. Te quiero y verás tú cómo volverás a estar con ella — el me dio un beso en la cabeza y se fue.
Apoye las manos en la cara y suspiré, ojalá todo esto fuera un sueño.
ESTÁS LEYENDO
𝐓𝐞 𝐛𝐮𝐬𝐜𝐨 𝐞𝐧 𝐬𝐮 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐝𝐚 || 𝐉𝐮𝐚𝐧 𝐌𝐢𝐫𝐚𝐧𝐝𝐚²
Hayran KurguTras la pedida de matrimonio, Alba y Juan se someten a una batalla que la vida les ha mandado ; conseguir mantener su relación en pie. Pero después de la pedida de matrimonio, lo único que hacían era discutir, discutir y discutir, era una pelea tras...