Descubre mi secreto, te reto.

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El pueblo estaba devastado en su totalidad, tanto que la escuela estaba suspendida, había toque de queda y se declaró día no laborable. Era un miércoles en la mañana, la tierra aún estaba húmeda por la lluvia nocturna y el clima no hacía más que aportarle el toque dramático que rodeaba la situación.

Porque esto no era para nada común en la pequeña comunidad, que un profesor "ejemplar" como el señor Park apareciera asesinado, el mismo que había sido el responsable de educar y al mismo tiempo aterrorizar a unas cuantas generaciones de alumnos.

Claramente no estaban libres de pecado; algunos años atrás, mientras Jisung era solo un niño y visitaba a su abuela los fines de semanas, también se habían reportado algunas muertes, específicamente personas con las muñecas abiertas en las comodidades de su casa, claramente suicidios que también le habían puesto los pelos de punta a los habitantes, pero que habían cesado de un día para otro, volviendo a la paz y la tranquilidad.

Jisung había estado perturbado durante los días en los que se estaba preparando el sepelio, días en los que afortunadamente no tenía clases. No le tenía cariño, le parecía un bastardo por lo que intentó hacerle, pero tampoco deseaba que fuera asesinado... de esa manera.

Porque claro que había escuchado hablar a los vecinos, y una muerte con un cuchillo carnicero no parecía ser obra de cualquier adolescente tonto que estudiara con el.

¿Quién lo había hecho? ¿Y por qué?

Claro que Jisung no olvidaba a quien había visto esa madrugada caminando por el bosque, algo muy sospechoso por la hora y el clima frío que hacía. El lunes por la mañana, cuando les comunicaron la triste noticia, los Lee no estuvieron presentes y eso solo lo hacía sentir más inseguro.

—Cariño, es hora de irnos. —Anunció su madre con un semblante triste, luciendo un vestido largo color negro, en muestra de luto.

—Voy en un momento. —Sacudió su cabeza y tomó su abrigo para poder por fin irse.

El cementerio estaba lleno de aquellos que alguna vez odiaron al profesor, aquellos hipócritas que secaban sus falsas lágrimas con sus antebrazos, para después abrazarse a sí mismo a causa de los escalofríos que rodeaban el lugar. Las profesoras a las que el señor Park alguna vez acosó mirandoles las piernas y tocándoles el busto también lloraban desconsoladamente acompañadas de los directores y colegas que conocían sus andanzas pero nunca dijeron nada.

Porque mientras no seas tú el involucrado no pasa nada, nadie puede señalarte, nadie puede acusarte... no eres culpable si no eres el tu el que lo hace, incluso si lo sabes.

Jisung y su madre iban de bajo perfil, en una esquina no muy cerca de aquellos que gemian de dolor entre lágrimas ni de aquellos que soltaban maldiciones al cielo en busca de respuestas.

El sepelio comenzó después de las palabras de bienvenida del padre... pero cuando todos iban a tomar asiento para escuchar las tristes palabras, la familia Lee llegó causando un alboroto; Lee Sooyoung usaba un vestido con escote, totalmente negro, con un collar de perlas acompañado de unos pendientes iguales, Lee Dongsun usaba un traje con una corbata color carmesí, idéntico al que usaban sus hijos, a diferencia de que Minho portaba indiferencia en el rostro, al igual que unas ojeras debajo de los ojos.

Un frío recorrió la espina dorsal de Jisung, causando que su corazón comenzara a latir desesperadamente y sus piernas no se pudieran quedar quietas; Jisung no fue el único que sintió de manera sospechosa la presencia de los Lee, todo el pueblo comenzó a murmurar y criticar su presencia.

Incluso cuando los ojos de Dios estaban puestos en el lugar, aún cuando el cuerpo frio del señor Park reposaba desfigurado en el ataúd, aún cuando se respiraba la tristeza, aún ahí era más importante el chisme de qué hacía tal familia misteriosa en el funeral de alguien que apenas llegaron a conocer.

Fuera por el motivo que fuera, la familia tomó asiento en primera fila, aún sabiendo el show gratis que estaban dando.

La mañana siguió con normalidad, todos tuvieron oportunidad de despedirse del profesor, incluso cuando en vez de eso querían escupirlo y pedirle no volver a regresar.

Jisung también pasó al frente, con un mohín en los labios y la mirada borrosa por las lágrimas que amenazaban con salir, aunque eran más de rabia que tristeza.

—Espero se pudra en el infierno... —Murmuró tan bajo que solo él y el espíritu difunto pudieron escuchar... o eso pensó.

—Te veo bastante afectado. —La presencia repentina de Lee Minho a su lado logró asustarlo, haciéndolo dar un gran paso atrás.

—Te veo bastante indiferente, incluso cuando tú y tu familia se tomaron la molestia de venir.

—La empatia es una virtud que poseemos.

—La rareza también. —Lo miró a los ojos denotando inseguridad, rabia... curiosidad.

—¿Te pasa algo conmigo, Han Jisung? Te noto algo tenso. —Estaba tentando a su suerte sabiendo que Jisung sospechaba algo, pero el actuaba de esa manera, directa y retadora.

—Yo te vi. —Jisung clavó las uñas en sus palmas.

Minho volteó con su expresión de siempre, sin mostrar nada de temor, aunque el si pudo notar que esta vez Jisung no iba con nada de nervios, estaba realmente serio.

—Yo también te veo a ti, casi a diario. —Le respondió con total tranquilidad.

—Sabes que no me refiero a eso. —Dijo alzando un poco la voz. —Yo te vi en el bosque, cerca de las tres, ese día. —Le miró de arriba a abajo y aún así Minho seguía como si nada.

—Si, estaba buscando a uno de mis gatos que había escapado.

—¿Gatos? Jamás he sabido de gatos en tu casa.

—No es como si hubieras ido alguna vez. —Respondió sarcástico.

—¿No escuchaste ningún grito mientras buscabas a tu gato?

—¿Grito? No, nada. —Alzó los hombros Lee como si nada. —¿Acaso insinúas algo en mi contra?

—Nada en específico, pero si se que escondes algo, y tal vez lo pueda averiguar.

—Anda Han, te reto. —Le respondió acercándose cada vez más. Jisung retrocedió otro paso, mientras que Minho permaneció intacto, poniendo sus manos en los bolsillos. —Descubre mi secreto, lo que hay detrás de mí, lo que le escondo a los demás; si lo haces... te dejo vivir. —Cuando Jisung palideció y sus nervios se salieron de control, Minho se echó a reír a carcajadas, dando media vuelta y abandonando el lugar.

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⏰ Última actualización: Apr 27 ⏰

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