Capítulo 2

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Caminaba tranquilamente por los pasillos que conducían hasta mi despacho, a mi paso, algunos empleados me saludan con una inclinación de cabeza y yo les respondo del mismo modo. Desde pequeño había aprendido que lo cortés no quita lo valiente y debía tratar a los subordinados educadamente. Además, antes de que mi padre me dejara manejar algunas de las cuentas más importantes, había estado allí, aprendiendo desde abajo el funcionamiento del banco.

Al llegar a la oficina principal, la de mi padre, el director general. La oficina que pronto sería mía, llamo a la puerta con pequeños golpes, era más por educación que otra cosa, al recibir una respuesta positiva acceso al lugar. Mi padre se encuentra sentado detrás del inmenso escritorio. Y a su lado, como no, Carlos revisando unos documentos.

—Hola, joven Charles. ¿Le apetece un café? —Le sonrió a Stuart, el nuevo secretario de mi padre, quien se encontraba sirviendo un desayuno en la mesa de reuniones.

—Sí, gracias —respondo con una sonrisa. Y me acerco a la mesa para tomar el café de las manos del hombre— ¿Ha terminado su hijo la universidad? —le pregunto mientras inspecciono la bandeja de pastas.

—Le falta poco.

—Charles, ¿recibiste el informe acerca de la cuenta Morrison? —interrumpe mi padre, quien se acerca también para servirse un café.

—Sí, lo leí anoche.

—¿Anoche? —pregunta algo extrañado.

—Pues sí, cuando llegué a casa. Como no podía dormir me puse con él. Lo terminé a las... —mientras miro a mi padre lo veo fruncir el ceño.— ¿Qué ocurre?

—Cariño, algo debimos hacer mal para que después de una fiesta te acabarás leyendo un aburrido informe. —lo veo voltear hacia su abogado— ¿Te das cuenta, Carlos? Mi hijo prefiere leer documentos que divertirse con sus amigos.



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—Imperdonable —fue la respuesta que di. Obviamente a mí me importaba un carajo lo que hacía el remilgado de Charles, pero no iba a expresar mi opinión en voz alta. ¡Leer informes! Sí que era aburrido, sí.

—Vi a Logan en la fiesta, pensé que te marcharías con él y con George como en otras ocasiones.

—De haberme ido con ellos, probablemente les habría estropeado los planes que ambos tendrían. ¿Podemos dejar el tema?

—Como quieras, aunque siempre he pensado que Logan y tú...

— Ya estamos otra vez —se quejó el omega, y volteo a verme. Se quedó mirándome manteniendo sus ojos fijos en los míos, hasta que le sonreí de medio lado y volví a los documentos.

—Por mucho que ustedes se empeñen, Logan y yo somos amigos. ¡Nos conocemos desde niños!

—Sigo pensando que están hechos el uno para el otro. ¿Tú qué opinas, Carlos?

Desde luego que estaba acostumbrado a oír conversaciones privadas, sabía muy bien que uno de los pasatiempos favoritos de mi jefe era ponerme a prueba o intentar pillarme desprevenido. Sin embargo, habituado a ello, siempre sabía estar en mi sitio. Y mi jefe me lo agradecía. Ahora bien, cualquier alusión a la vida personal de Charles era algo que debía manejar con cautela. Pero estando él delante... toda cautela era poca.

En Contra de Todo  (Charlos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora