11 Enero

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El sol brillaba tanto que invitaba a mis parpados a abrirse, aun en contra de su voluntad, las flores que me dio ayer Morgana recibieron a mis pupilas. Extrañaba mas a Morgana, que había visto hace unas diez horas atrás, que a todo lo que había dejado en Londres hace unos días.

Era día de descanso para mi tío, así que saldrían juntos, no se a donde, pero eso me dejaba el día libre a mi también.

Solo estaban esperado que bajara, para despedirse y asegurase que supiera que el desayuno estaba listo y servido, y también de que iba a estar bien y que si no, les hablaría.

Un abrazo a cada uno, hizo que se fueran tranquilos y en paz, y sus brazos devolviéndolo me tranquilizaron un poco a mi.

Mis planes de hoy eran ver a Morgana, pero antes necesitaba recargar mi batería social, eso significaba tumbarme en la cama, con mis audífonos a todo volumen escuchando la misma playlist de siempre, era como una zona de confort; mis labios murmuraban y tarareaban, ya sabían cada palabra de cada canción, era como si se movieran solo por memoria muscular.

Cuando sonó la ultima nota ya estaba al cien por ciento, o un intento de eso.

No quería parecer desesperado al llegar tan temprano, pero si no lo hacia tal vez ella se cansaría de esperar y se iría. Demasiado sobrepensar, tome una hoja blanca y dibuje un ramo de boca de dragón, las flores favoritas de Morgana, no era temporada de que florecieran y aparte por acá no se dan, así que tendría que conformarse con un ramo dibujado, no siempre se puede cumplir todo, lo imposible no es posible para un simple humano.

Una vez satisfecho con mi trabajo salí, camine para llegar a la playa, pero el que ahora sabia que se llamaba Ethan, venia caminando de frente hacia mi, quise cruzarme del otro lado de la calle, pero los carros estaban pasando, me levanto el dedo medio, yo desvié mi mirada, y cuando paso junto a mi, me empujo contra la pared

-Ahora no esta tu noviecita para defenderte, ¿dejas que una mujer pelee por ti? que hombre

-Tu eres el poco hombre al sentirte tan intimidado por una mujer -moví mis manos imitando a un bebe llorando - que por cierto es mejor que tu en todos los aspectos, no me da vergüenza que ella me defienda, pena me das tu.

-Cobarde patético

-Solo déjame en paz -lo empuje y camine tan rápido como pude.

El maletín que llevaba, chocaba contra mi pierna con cada paso, el sonido de las olas estaba cada vez más cerca, y cuando estaba a punto de bajar a la playa mi imprudencia salió a relucir

—Morgana —grite antes de que ella también bajara

Su cabeza volteó rápidamente hacia mí, y no tardó en traer todo su cuerpo hacia dónde estaba yo.

—Pequeña foca —sonrió

Yo miraba tímidamente a los lados, para ver si algunos ojos curiosos nos veían, no es que me avergonzara que me vieran con ella, es más deseaba poder gritar a los cuatro vientos cuánto la amaba, pero en este momento podía mucho más todo lo que cargaba mi corazón.

—¿Podrías acompañarme a devolver un libro a la biblioteca? —seguia sonriendo, pero ni esa sonrisa me convencería, caminar hasta la biblioteca sería exponernos más y en la biblioteca también seríamos relacionados.

—Claro —pero siempre olvidaba que yo no estaba en control de mi mismo.

—Genial —exclamó Morgana.

Esperé a que ella empezará a caminar para seguirla, porque no es que tuviera muy presente donde se encontraban todos los lugares.

—¿Y que libro es? —pregunté

—Es sobre el lenguaje de las flores, siempre me ha gustado mucho saber eso.

—Oh, te he hecho algo —las flores me recordaron el dibujo que había hecho —espero que te guste —saque la hoja de mi maletín

—¡Es magnífico! —lo tomo de mi mano y lo observó —¡Me encanta! ¡Eres un hombre muy talentoso pequeña foca! Creo que tendré que pedirte tu autógrafo antes de que te vuelvas famoso y te olvides de mí

—Nunca te olvidaría —pase detrás de su oreja un mechón que caia sobre su cara

Ella me abrazo y yo le correspondí sin importar que tanta o cual gente estuviera a nuestro alrededor.

La biblioteca estaba ya a dos calles; cuando entramos Moragana se quedó devolviendo el libro, mientras tanto yo recorría los pasillos llenos de libros, consideré tomar alguno, pero no lo leería por el momento, tal vez en unos días más, estaba muy concentrado leyendo los títulos que cuando sentí la mano de Moragana tocando mi hombro casi grito tan fuerte como para que nos sacaran.

Pero mi grito no fue la causa de que nos echaran, fue la risa tan fuerte de Morgana, tan fuerte que al escucharse a ella misma no podía contenerse y seguía riendo más y más, al salir, su risa ya me había contagiado y ahora me unía a ella.

Tuvimos que parar porque nuestros cuerpos no resistían mas, ella se sentó en el suelo y yo doblé mi cuerpo para evitar el dolor de mi estómago.

Se levantó y me tomó de la mano, íbamos tan rápido que veía todo el entorno borroso, concentré mi mirada en ella, lo único que veía claro.

Paramos en un parque y ella se dejó caer sobre el pasto, soltando mi mano. Yo me quedé parado y jalo de mi maletín para hacerme caer.

Morgana miraba hacia el cielo, que estaba azul celeste, el sol se había ocultado para que ella pudiera mirar directamente y no lastimar sus ojos.

—Mira esa nube parece una oveja llena de lana —señalo hacia el cielo, pero yo no distingui ninguna nube con esa forma

—Creo que en realidad es un lobo —dije al acomodarme para mirar

—¿Crees que las nubes nos miran a nosotros? Todos tenemos prácticamente la misma forma de humanos, pero ¿harán suposiciones acerca de nosotros, cómo: el parece un chef o ella parece una bailarina?

—Realmente no lo sé —respondi instintivamente, porque mi mente no estaba funcionando para pensar en una respuesta, estaba pensando en que ella parecía "tener forma" de ser el amor de mi vida.

—Tal vez algún día pueda encontrar alguno de tus libros en la biblioteca, aunque no se porque alguien quisiera deshacerse de un best seller, los tuyos estarían siempre agotados en las librerías y los míos abandonados en la esquina más escondida de las bibliotecas

—Claro que no, tus libros también serán un éxito, que tú serás la que se olvidará de mi.

—¿Cómo voy a olvidarme de la mejor persona que ha habido en mi vida? El que cambió todo los latidos de mi corazón y les dió un nuevo ritmo, el que me ama a pesar de todo lo que soy, a pesar de todo lo que él es.

Sentí su cabeza acomodarse entre mi pecho y hombro, el silencio que se formó nos llevo a dormir.
El tono de mi celular nos despertó, eran mis tíos que habían vuelto y yo no estaba en la casa.

—Tengo que irme, pero nos vemos mañana —Morgana seguía recostada sobre mi

—Esta bien, pequeña foca —me dio un beso en la mejilla antes de levantarse —No te olvides de mí

Cuando yo me levanté ella ya había desaparecido y no encontré ni su silueta por el camino.

Me asome a la sala donde imagine que estarían mis tíos, y los dos me miraron

—Fui a la biblioteca —dije antes de que ellos hablaran —¿Cómo les fue?

—Muy bien —respondio mi tío

—Genial, me alegra mucho —sali corriendo de ahí.

De Vuelta Al MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora