2 - La victíma desconocida

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Al llegar al Club Musical del Gato, el ambiente estaba más animado de lo habitual. Había una gran terraza con mesas y sillas donde la gente disfrutaba de la noche con risas y conversaciones. El padre de Barbara estacionó el auto frente al club donde ambas bajaron, impacientes por comenzar la celebración.

—¡Cuídate mucho, cariño! ¡Te amo! —dijo el padre de Annelise, dándole un beso en la mejilla antes de que ella saliera del auto.

—No te preocupes, papá. Estaré bien. ¡Te quiero mucho! —respondió Barbara, devolviéndole el gesto antes de subirse a la acera.

Su amiga Bárbara, ansiosa por entrar al club, se adelantó y Ludmila la siguió entre la multitud. A pesar de la emoción, Ludmila no lograba encontrar a Bárbara entre la gente, así que siguió adelante mientras observaba las risas y sonrisas de los comensales.

En un breve descuido, Ludmila chocó accidentalmente con una mesera, pero se disculpó rápidamente, sintiéndose avergonzada. La mesera sonrió comprensiva y continuó con su trabajo, mientras Ludmila seguía su camino.

En la distancia, Ludmila divisó a Jonás Sparks, un antiguo compañero de la preparatoria que había desertado. Estaba acompañado por Elaine, el primo y mejor amigo de Bárbara desde hacía años. Ludmila se acercó con nerviosismo, sintiéndose un poco fuera de lugar.

—¡Hey, Ludmila! ¿Cómo estás? —saludó Jonás con entusiasmo, abrazándola con fuerza.

—Hola, Jonás. Estoy bien, gracias. ¿Ya pidieron algo de la barra? —respondió Ludmila, tratando de mantener la calma.

Juntos se dirigieron hacia la barra, donde Tommy, el barman, los recibió con una sonrisa. Ludmila se sintió más relajada al verlo y le pidió su cóctel favorito. Tommy era experto en recordar las preferencias de sus clientes y en poco tiempo les entregó sus bebidas.

Después de un par de tragos y algunas botanas, Ludmila y sus amigos disfrutaron de la música en vivo que ofrecía el club. Se dejaron llevar por el ritmo y las melodías, riendo y charlando animadamente.

Mientras escuchaban una canción de James Francies, Ludmila se sintió abrazada por la atmósfera cálida y acogedora del lugar. Estar rodeada de amigos y buena música le hacía olvidar las preocupaciones y disfrutar el momento al máximo.

En la mesa de Bárbara, Ludmila se encontró con Tania Hiley, la prima de Bárbara, que tenía la misma edad que ella. También estaban presentes Sarah Balatin, la hermana de Elaine, y Timothy Richardson, el nuevo pretendiente de Bárbara. Ludmila observó a Timothy con cautela, recordando los roces que habían tenido el año pasado debido a su comportamiento durante las crisis de ansiedad de Bárbara al inicio del curso.

Timothy era un cliché del hombre motociclista, con su chaqueta de cuero negra y sus pantalones de mezclilla rotos. Siempre presumía de su Harley-Davidson y sus botas Doctor Martens, lo que no hacía más que acentuar su imagen de chico rudo. Ludmila no podía evitar notar el olor a cigarro que siempre emanaba de su boca y su descuido en cuanto a su higiene dental.

Tania saludó a Ludmila con confianza y la abrazó con fuerza, mientras Bárbara y Sarah se acercaban. Ludmila devolvió el saludo amablemente y luego preguntó si habían pedido algo en la barra. Sarah negó con la cabeza, pero Bárbara indicó que irían a pedir.

Se dirigieron a la barra, donde Tommy estaba ocupado mezclando bebidas para los clientes. Ludmila notó la eficiencia con la que trabajaba, atendiendo a todos con rapidez a pesar de la gran demanda. Tommy era conocido por su excelente servicio y por recordar los pedidos de sus clientes habituales.

Jonás se acercó para pedirle a Tommy un par de botellas para la mesa, y este salió con los productos entre los brazos, ayudado por Elaine y Sarah. Una vez que todos tuvieron sus cócteles, Ludmila los llevó de regreso a la mesa y se los entregó a Tania para que los cuidara.

La Habitación del EcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora